La ansiedad no es solo lo que pasa por tu mente

La ansiedad es común y en ocasiones es incapacitante. Este artículo te ofrece una visión de los síntomas físicos más comunes de la ansiedad, te ayuda a entender por qué aparecen estos síntomas y, lo que es más importante, qué puedes hacer para gestionar tus síntomas con mayor facilidad y ser capaz de llevar una vida mejor.

Síntomas físicos y ansiedad

Todos experimentamos síntomas físicos de ansiedad, por ejemplo, cuando vamos a una entrevista de trabajo o antes de hacer un salto en bungee, notamos síntomas como un nudo en el estómago, las palmas de las manos sudorosas o un ritmo cardíaco y una respiración acelerados. Ocurren cuando estamos asustados o excitados y suelen disminuir después de la entrevista o una vez que has vuelto a poner los pies en tierra firme.

En esta publicación nos centraremos en los síntomas que pueden durar horas, días, semanas, meses o incluso más y que tienen un impacto significativo en la vida diaria y a menudo se presentan como patrones repetidos.

Es diferente para cada persona… ¿cómo es para ti?

Muchos de los síntomas de la ansiedad nos resultan familiares, y a menudo notamos los mismos patrones de ansiedad cada vez que nos sentimos tensos.

¿Quizás experimentamos dolores de cabeza por tensión, tensión ocular, dolor de barriga o de pecho, o una sensación de mariposas en el estómago o de malestar? La tensión mental que conduce a la tensión física es agotadora. También es capaz de impedir el descanso, dando vueltas en la cama por la noche, incapaz de conciliar el sueño. A veces, la ansiedad afecta a nuestro apetito: reducción del apetito o sensación de hambre, y comer por recomfortarnos.

La ansiedad en los niveles más altos puede desencadenar la llamada respuesta de lucha o huida de la adrenalina, en la que aumentan nuestro ritmo cardíaco y respiratorio. Esto prepara a nuestro cuerpo para responder a las amenazas y sobrevivir mediante la lucha o la huida.

Los síntomas físicos relacionados con los niveles más altos de miedo pueden aparecer cuando enfrentamos un elemento específico que atemoriza, como una avispa, una altura o estar bajo escrutinio social (lo que se denomina una fobia). Sin embargo, a veces el pánico aparece de repente, con cambios físicos tan graves que parece que vamos a sufrir un ataque al corazón o que podemos sufrir una asfixia o un colapso. Los temores se ven reforzados y subrayados por el aumento de:

  • La frecuencia cardíaca
  • Sudoración
  • La sensación de calor o de humedad
  • Malestar
  • Temblores.
  • Dificultad para respirar.
  • Mareos.

A veces, en caso de pánico, los síntomas pueden hacer que necesites ir al baño urgentemente, o provocar diarrea. Esto a su vez refuerza el miedo a la incontinencia. Otros cambios físicos comunes son la sensación de malestar o náuseas, la sequedad de boca o la sensación de ahogo.

Todos somos individuales, por lo que el hecho de que los síntomas físicos sean más leves o graves depende de nuestras reacciones y experiencias con la ansiedad. Sin embargo, un elemento clave que se mantiene es que con frecuencia nos sentimos más graves, dejamos de hacer nuestras actividades y abandonamos el lugar a toda prisa.

Pequeños cambios para combatir la ansiedad y sentirte mejor

La buena noticia es que puedes hacer pequeños cambios que te ayudarán a sentirte mejor

El primero es comprobar con un médico u otro profesional de la salud que el problema es realmente la preocupación o el pánico. Esto se debe a que a veces los problemas de salud física, como la diabetes o los problemas de tiroides, provocan ansiedad al igual que los cambios corporales.

Prueba uno de estos primeros pasos para autogestionar tu ansiedad:

  • Reduce tu consumo de cafeína.
  • Haz ejercicio físico con regularidad.
  • Duerme lo suficiente.
  • Práctica ejercicios de respiración, yoga o mindfulness.
  • Consume comidas saludables con regularidad.
  • Reduce el consumo de alcohol o de sustancias ilegales.
  • Asiste a un grupo de apoyo.
  • Practica el autocuidado.

Si tienes problemas, ¿por qué no intentas hacer sólo una actividad y “probar”? Si quieres practicar yoga… no hace falta que te apuntes a un curso de clases caras. Dedica tan sólo cinco o diez minutos al día, tal vez guiado por una aplicación o un recurso en línea, a una postura de yoga o a la práctica de la respiración.

Por último, si la ansiedad persiste, es grave o empeora, existen tratamientos muy eficaces, basados en la evidencia y ampliamente recomendados. Entre las opciones puedes encontrar las terapias de conversación, la medicación y el mindfulness.

Terapia Online – Camino a la recuperación

En Psicología Online Avanzada, trabajamos mediante métodos con una validez científica, acompañándolos de una gran cercanía, comprensión de tu problema y con profesionales certificados.

Mediante la terapia online, buscamos derribar todo tipo de barreras, aplicando la tecnología para la realización de las sesiones por vídeo-llamada

Para tratarte los problemas de ansiedad, recurriremos principalmente a dos tipos de técnicas que nos permitirán abordar todo tipo de síntomas:

  • Técnicas de control del pensamiento: para trabajar la correcta interpretación de amenazas que no existen realmente. También para el control de los pensamientos que pueden incluso, potenciar los síntomas de ansiedad.
  • Técnicas de relajación: para el control de los síntomas de tu ansiedad.

Nuestra capacidad de adaptación a los pacientes como tú, es lo que nos está permitiendo ser los números uno en tratamientos de este tipo. Permite que te ayudemos para que así logres dar un paso más en el cumplimiento de tus objetivos.

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