Advertencia de cuidado y desencadenante. Este artículo contiene contenido sobre el suicidio. Si la lectura de este artículo te provoca sentimientos incómodos, busca tu sistema de apoyo profesional y seres queridos.
Esta es la historia y punto de vista de Adam England periodista independiente y defensor de la salud mental, cursó estudios en la Universidad de Solent.
Índice
Creo que nunca he querido morir activamente
La depresión y la ansiedad forman parte de mi vida desde hace una década. Fluyen y refluyen. A veces una es más prominente que la otra, mientras que otras veces son bastante elevadas. En ocasiones, las dos son manejables.
Comencé a tomar un antidepresivo en 2018, cuando tenía 19 años, y lo estuve tomando durante tres años. Actualmente no estoy tomando medicamentos para mi salud mental, pero voy a terapia dos veces al mes, cosa que ha sido de gran ayuda. Encuentro que descargarme en otra persona durante una hora una vez cada dos semanas hace que mi mente descanse mucho más.
“cuando hablo de las cosas, a veces llego a soluciones, o de repente una preocupación no parece tan grave cuando la digo en voz alta”.
Fue un periodo de salud mental particularmente baja que culminó con la toma de medicación, pero no tuve intentos serios de suicidio. Era más un problema que no me preocupaba por si vivía o moría. Me arriesgué más. Comencé a fumar con regularidad; antes, sólo fumaba ocasionalmente porque me preocupaban los posibles efectos en la salud, pero los riesgos ya no me preocupaban demasiado.
Hasta en algo tan sencillo como cruzar la calle, podría haberme movido de forma algo más lenta, o tener el menor cuidado en términos de alimentación saludable y de hacer suficiente ejercicio, cosa que sé que definitivamente ayuda a mi salud mental.
Simplemente me sentía apático, con una mentalidad de “lo que pasa, pasa”
No podía ver un punto final en el que me volviera a sentir mejor. Fue entre mi primer y segundo año de universidad, y todos los días eran iguales. Me levantaba, me preparaba un café y, la mayoría de las veces me quedaba en la cama viendo una comedia que ya había visto muchas veces.
“Era una especie de limbo. No estaba haciendo planes para acabar con mi vida, pero tampoco sentía que estaba viviendo realmente mi vida”.
También me resultó difícil conseguir que mi médico me recetara antidepresivos. Conseguir ayuda siendo joven era difícil, con listas de espera para terapia y lo que parecía ser una reticencia a medicar a las personas. Había un montón de “aquí tienes una página web para mirar” o “¿ya has probado a salir a correr?”.
Cuando hablaba con mi doctor, era difícil encontrar el equilibrio entre dejar claro que realmente necesitaba ayuda y que no me encontraba bien en absoluto, y no dar la impresión de que era un suicida activo.
Afortunadamente, los antidepresivos me ayudaron. Claro, había efectos secundarios y no siempre era fácil lidiar con la falta de emociones en general, pero me ayudaron a superar una época difícil que coincidió con la obtención de mi título y la finalización de la universidad.
A veces, hasta ahora, la vida es complicada. Se me pasa por la cabeza la idea de que el suicidio sería una salida. Pero no es un pensamiento que permanezca demasiado tiempo. Durante mucho tiempo, ha sido una especie de mecanismo de supervivencia, pero es algo que estoy trabajando duro para desaprender.
Ideación suicida pasiva
No estoy solo en mis sentimientos, e incluso hay un nombre para ello: ideación suicida pasiva. En pocas palabras, es cuando una persona piensa en la muerte, o incluso la desea, sin hacer activamente planes para terminar con su vida.
El tener una ideación suicida pasiva significa tener pensamientos de desear no haber nacido, que tu familia o amigos están mejor sin ti, o hasta que el vehículo en el que viajas choque, a pesar de que no causarías activamente un accidente.
Se diferencia de la ideación suicida activa en que las personas que la padecen no están planeando activamente acabar con su vida. No obstante, la ideación suicida pasiva si no es tratada se convertirse en activa con el tiempo.
Es útil pensar en los pensamientos suicidas como si existieran a lo largo de un espectro. Para ciertas personas, serán pasivos. Para otras, serán activos, también llegar es una combinación de las dos, o pasar de pasivos a activos.
Según la Organización Mundial de la Salud, el suicidio es la cuarta causa de muerte entre las personas de 15 a 19 años. En el 2020 nada más en Estados Unidos fue la duodécima causa de muerte, con 1,2 millones de intentos suicidios. En ese año, los hombres murieron por suicidio 3,88 veces más que las mujeres. Esto no significa necesariamente que los hombres sean más suicidas, quizás signifique que los hombres eligen con más frecuencia métodos de suicidio más letales.
Es una especie de cláusula de escape
El saber que hay una especie de cláusula de escape, durante mucho tiempo, ha sido una especie de mecanismo de supervivencia, pero eso es precisamente algo que me estoy esforzando por desaprender.
Hay que admitir que no son los momentos más fáciles para los jóvenes. El Informe de Salud Mental del Proyecto del Millón sugiere que la salud mental de los jóvenes, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo, está disminuyendo.
Mencionan las redes sociales como un factor, pero no es el único. Una persona nacida en la década de 1990 ha vivido la crisis financiera mundial de 2007-08, una de las mayores pandemias mundiales de la historia y una gran agitación política. Es comprensible que la salud mental de los jóvenes como colectivo no sea fantástica.
“Los hombres a veces son socializados en una mentalidad de autosuficiencia o sienten que tienen que ser fuertes para otras personas que lo rodean, una pareja, hijos, familiares u otros seres queridos”
Es posible que se sientan avergonzados o que intenten ignorar las emociones negativas; estas cosas suelen ser más perjudiciales que buscar ayuda.
Cuando como hombre recurres a la ayuda, ¿hay garantía de que la obtengas?
Así vayas con los profesionales más bien intencionados, existen largas listas de espera o costes asociados al tratamiento. En el Reino Unido, los distintos tratamientos no siempre están disponibles por igual en todo el país, por lo que la ayuda que recibes quizás dependa de tu lugar de residencia. Tal vez, por esta razón, la ideación suicida pasiva es casi una liberación, o una distracción, en lugar de obtener ayuda seria. Pero esto es muy peligroso.
Estoy en una posición de relativo privilegio. A pesar de que lucho con mi salud mental, y es posible que siempre lo haga, tengo una familia que me apoya y grandes amigos, y estoy en una posición económica en la que puedo pagar la terapia; ya no estoy a las órdenes de las listas de espera. No obstante, no me resulta fácil.
Es un momento difícil para muchas personas, independientemente de la edad y el sexo. Pero para los hombres jóvenes como yo, es difícil buscar ayuda para los sentimientos y pensamientos suicidas, a pesar de no estar planeando necesariamente actuar sobre ellos. Me alegro de haberlo hecho; podría haberme salvado la vida.
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