Recuperando una obra maestra: A mi

**Advertencia sobre el contenido: Esta es la historia de una persona; todos tendréis experiencias únicas en vuestra recuperación. Ciertas historias mencionan pensamientos, comportamientos y síntomas de trastornos alimenticios. Por favor, lee con discreción y habla con tu sistema de apoyo si es necesario.

Esta es la historia de Lisa Whalen, ella es autora del libro Stable Weight: A Memoir of Hunger, Horses, and Hope, (Peso estable: una memoria de hambre, caballos y esperanza). Tiene un doctorado en educación postsecundaria y de adultos y un máster en escritura creativa y crítica.  Enseña composición, escritura creativa, literatura y periodismo en el North Hennepin Community College. Y en su tiempo libre, es amazona y voluntaria de la Animal Humane Society.

Una obra maestra

Hace años, un profesor de la escuela de posgrado mostró en mi clase un documental sobre la restauración de pinturas y frescos famosos, como la Mona Lisa de Da Vinci o la Capilla Sixtina de Miguel Ángel.

Los guardianes habían conseguido proteger las frágiles obras maestras de los vándalos, los incendios y la lluvia, pero no podían evitar que siglos de polvo, polen, hollín, cera de las velas, humo de los cigarrillos y otros contaminantes de la vida cotidiana se acumularan en la superficie.

La suciedad opacó colores de pintura tan ricos, vibrantes y complejos que la tecnología moderna no ha podido reproducir.

La restauración

Los expertos utilizaron bastoncillos para limpiar una sola sección de un centímetro cuadrado cada vez. El trabajo fue agotador, tedioso y parecía que nunca avanzaba, hasta que un día, los restauradores dieron un paso atrás y vieron lo que parecía un milagro. Las secciones limpias de la pintura saltaban de la superficie. Los colores cantaban. El fondo se hacía más profundo. Los primeros planos brillaban con luz propia.

De vez en cuando, los restauradores encontraron un tesoro: la firma de un artista escondida en una esquina, un mensaje codificado garabateado en el fondo, un autorretrato en una escena de batalla, un boceto visible bajo la pintura. Un grupo de expertos encontró lo que creen que es un fresco de Da Vinci, Batalla de Anghiari, que parecía perdido para la historia. Casi no se detecta detrás de una pared falsa en la que aparece la obra de otro artista.

No soy artista ni historiador del arte, pero la restauración me vino a la mente mientras completaba el tratamiento de mi trastorno alimenticio. Años de imágenes retocadas, dietas de moda, una imagen propia muy dañada y creencias negativas se acumularon en mi psique y opacaron a una persona vibrante que fui en cierto momento.

Mi terapeuta, mi nutricionista y yo trabajamos como restauradores que limpiaban mi mente. Iluminaron mis pensamientos, me enseñaron técnicas para crear un cambio gradual y me dieron herramientas que podía utilizar para eliminar los síntomas.

A veces parecía que pasaba meses de trabajo tedioso y agotador en un solo hábito autodestructivo sin ninguna señal de progreso. Luego, daba un paso atrás y veía que, en comparación con los seis meses anteriores, había partes de mí que empezaban a brillar.

Mi verdadero yo

El perfeccionismo era mi contaminante más obstinado. Me esforcé por desmantelar el falso muro que había construido frente a una obra original que consideraba ridículamente inferior. Aprender a cultivar la gratitud fue la única herramienta que me convenció de que un original defectuoso es siempre preferible a la falsa perfección.

Mucho más tarde y con la claridad de la retrospectiva, estoy agradecida por lo que el trastorno de la alimentación me enseñó. Si no hiciera falta un tratamiento, no tendría que conocer placeres como el yoga y la equitación, actividades que me ayudan a apreciar mi cuerpo imperfecto. No habría escrito un libro ni me arriesgaría a ser lo suficientemente vulnerable como para dejar que mi verdadero yo salga a la luz.

Hace años que dejé el tratamiento, pero me aferro a la idea de la restauración, sabiendo que si sigo trabajando para eliminar los hábitos destructivos un poco cada día, finalmente descubriré una obra maestra.

Terapia Online ¿La recuperación es posible? 

Los trastornos alimentarios no tienen porqué ser permanentes. Con el tratamiento adecuado, la recuperación es posible. En Psicología Online Avanzada sabemos que a la mayoría de estos trastornos alimentarios les subyace una obsesión, para ello será necesario hacer ejercicios de parada, cambio y confrontación del pensamiento.

Además, nosotros aplicamos la tecnología para la realización de las sesiones por vídeo-llamada. Mediante la terapia online, buscamos derribar todo tipo de barreras, para que tú, nos dejes ayudarte. De este modo estarás un paso más cerca de cumplir tus objetivos.

Si tú o un ser querido están luchando contra este trastorno alimentario, ponte en contacto con nuestro programa.

Te esperamos.

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