Jota: Muy buenos días a todos. Un día más aquí para hablar de salud mental y de nuevo estamos con nuestra querida amiga Patricia, que como todos sabéis, es Psicóloga Sanitaria enfocada en población adulta, que trabaja desde las Terapias Contextuales y es una pieza fundamental del equipo de Psicología Online Avanzada. Muy buenos días, Patricia. ¿Qué tal? ¿Cómo estás?
Patricia: Buenos días, Jota. Muy bien, muy bien. ¿Y tú cómo estás?
Jota: Pues mira, aquí a tope deseando notar nuevas emociones como cada día. Y deseando hablar un ratito contigo.
Patricia: Estupendo.
¿Qué son las Emociones y por qué las experimentamos?
Jota: Cuéntanos, porque estoy haciendo este comentario sobre las emociones y es básicamente porque vamos a hablar de para qué, no? Para qué sirven o qué función tienen estas emociones que sentimos todos. Y cuéntanos exactamente qué son estas emociones.
Patricia: Bueno, las emociones es algo que efectivamente decías que todos sentimos emociones, no hay personas que no las sientan. Lo que pasa es que es cierto que hay personas que pueden conectar más con ellas y otras que pueden conectar menos, pero todos sentimos emociones. ¿Por qué sentimos todos emociones? Porque las emociones al final son una respuesta de nuestro organismo, de nuestro cuerpo, a un estímulo, a algo que sucede en nuestro entorno. Cualquier cambio que se produce en nuestro entorno va a generar que nosotros nos tengamos que adaptar a ese cambio y que tengamos que emitir una respuesta. Entonces, aquí es cuando entran en juego nuestras emociones. Y además es que las emociones, decíamos, son respuestas, son respuestas que se manifiestan en tres sentidos, de manera que se manifiestan en nuestro cuerpo, por decirlo así, a un nivel más fisiológico. Por ejemplo, cuando estamos tristes, sentimos como una sensación de pérdida de energía, como que todo nos cuesta más, como si no tuviésemos mucha energía. O cuando estamos enfadados, que sentimos que empezamos a sudar, que sentimos como mucha tensión muscular. Es decir, se producen cambios en nuestro cuerpo y eso es porque estamos experimentando una emoción. Pero no solo en nuestro cuerpo, sino que también en nuestra manera de pensar, en nuestro contenido mental y en nuestro estilo de pensamiento. Es decir, las emociones también afectan a la manera que tenemos de pensar en ese momento. No pensamos de la misma manera cuando estamos enfadados, cuando estamos ante una situación de amenaza o cuando estamos tristes. Vamos cambiando nuestra manera de enfocarnos a eso que ha ocurrido. Y también nos afectan o también experimentamos emociones en un tercer sentido, y es a nivel de conducta. Las emociones nos impulsan a hacer algo. No vamos a actuar de la misma manera cuando estamos tristes que cuando estamos enfadados. Por ejemplo, no caminamos ni siquiera de la misma manera. Cuando estamos tristes, vamos más cabizbajos, más encorvados. Nuestro tono de voz cambia, nuestra manera de gesticular cambia por completo cuando estamos enfadados, que a lo mejor caminamos más deprisa, somos como más agresivos a nivel de cómo gesticulamos. Es decir, que también afectan enormemente a nuestro comportamiento. Por ello, quizás, la utilidad de este podcast, de este capítulo, y de que podamos profundizar un poquito más en ellas.
¿Qué función cumplen las emociones?
Jota: Me parece fascinante todo este repaso que has hecho de estas tres cositas que nos afectan a estos tres niveles distintos. Y nos explicas muy bien qué son estas emociones, pero ¿cuál es su función, por qué ocurren estas emociones?
Patricia: Digamos que podríamos agrupar la función de las emociones en tres grandes categorías o tres grandes grupos. Las emociones tienen siempre una función de supervivencia. Claro, como son en respuesta al entorno, nos permiten adaptarnos a la situación que se da en ese sentido. Y como yo siempre digo, Jota, todo lo que está en el cuerpo humano está ahí por algo. Por ejemplo, si tenemos cinco dedos en la mano en lugar de es porque en su momento nos facilitaba el trepar por los árboles para coger alimentos o nos permitía agarrar objetos. Si tenemos cejas encima de los ojos, es para protegernos del sudor, para si estamos corriendo, huyendo de un depredador, que no nos perjudique a la vista. Pues a nivel psicológico ocurre lo mismo. Si tenemos emociones, es porque han facilitado la supervivencia del ser humano. Cada una de ellas, cada una de nuestras emociones tiene funciones concretas, pero en general todas guardan esa función de supervivencia, de adaptación al entorno y a las circunstancias. También tienen una función social, porque como son respuestas al entorno, a las situaciones, hay muchas veces que en las situaciones están involucradas otras personas, hay un componente relacional. Entonces, las emociones nos permiten comunicarnos con los demás, expresar lo que necesitamos, permanecer en vínculos, transmitir afecto, marcar límites a los otros, mostrar que necesitamos ayuda. Todo esto está relacionado con la función social de las emociones. De hecho, si nos paramos a pensar, todas las emociones se comunican de una manera bastante explícita a nivel de lenguaje noverbal. Por ejemplo, cuando estamos enfadados, fruncimos el ceño, enseñamos más los dientes, es una manera de comunicar al otro que estamos enfadados y que si siguen esa línea, vamos a marcar un límite, sea de la manera que sea. O cuando estamos tristes, la máxima expresión de la tristeza es el llanto. A través del llanto estamos comunicando externamente a los demás que quizás necesitamos apoyo. Es decir, siempre hay una función comunicativa que va de la mano del plano social. Y en último lugar, las funciones también tienen una función motivacional. ¿Qué quiere decir esto? Decíamos antes que las emociones también nos permiten o nos facilitan el actuar. Es decir, son como un impulso a la acción. Cuando estamos enfadados, nos sale levantar el tono de voz, por ejemplo, y el marcar un límite a la otra persona de: ‘Oye, por aquí no sigas, que no estoy dispuesta a pasar por esto.’ Es decir, son impulsos que nos permiten responder a lo que está ocurriendo, tener una respuesta rápida y resolutiva. O sea que fíjate que las emociones son completamente necesarias, no tiene sentido que no queramos experimentarlas o que nos neguemos a sentirlas, es que son necesarias porque nos permiten sobrevivir. También de la mano de esto, no podemos hablar, hay veces que se nos escapa en el vocabulario popular, el decir emociones positivas y emociones No, no existen las emociones negativas ni las positivas. Todas son positivas porque todas son útiles. Ahora bien, hay algunas que son agradables y hay otras muchas, la verdad, que son desagradables, pero son útiles. Por eso no podemos decir que sean emociones negativas.
Diferencias entre Emociones y Sentimientos
Jota: Sí, justo quería sacar este tema, que nos hablaras de emociones positivas y negativas, y justo me lo rebates antes de preguntártelo. Muy bien. Es verdad que con el planteamiento de que todas al final es para que nosotros sobrevivamos y que mejoremos, yo aquí hay otra cosa que a veces le puede pasar también un poquito a la gente que nos está escuchando, que podemos estar confundiendo y probablemente no sea lo mismo, y que quiero que nos lo cuentes. La diferencia entre las emociones y los sentimientos.
Patricia: Vale. Las emociones son mucho más inmediatas, es una respuesta, una reacción inconsciente que yo no elijo. Es decir, por ejemplo, a mí que me dan pánico las arañas, Jota, si de repente me cayese una araña aquí delante del escritorio que tengo, me saldría una respuesta de miedo, de asco, de echarme para atrás. Yo no elijo tener asco ni miedo, sino que es una reacción de mi organismo, porque digamos que mi cuerpo ha aprendido a relacionar las arañas como algo peligroso por alguna mala experiencia que he tenido en mi vida. Entonces, no hay un procesamiento complejo del estímulo, es decir, es una respuesta inmediata. O, por ejemplo, me das un abrazo y la respuesta que me sale es de felicidad, de sentirme acogida. No necesito interpretar la situación, sino que directamente un abrazo es algo gratificante para la mayor parte de las personas cuando es un acto voluntario que deseamos y de una persona que queremos, no? No las elegimos, no las procesamos, simplemente aparecen. Y además, son bastante efímeras las emociones, tienen una duración determinada y se suelen mezclar unas con las otras, es decir, no permanecen mucho a lo largo del tiempo. En cambio, los sentimientos sí que requieren un procesamiento más complejo en el que yo necesito interpretar la situación, interpretar qué es lo que está ocurriendo. Por ejemplo, yo me puedo sentir triste por una situación, imagínate que me despiden del trabajo. En un primer momento puedo sentir tristeza por la pérdida que supone, puedo sentir miedo por qué va a pasar a corto plazo conmigo, puedo sentir ansiedad por cómo voy a gestionar esto en un futuro. Pero todo eso va a tener una duración más bien corta a lo largo del tiempo. Cuando yo me mantengo en esa situación más tiempo en la que no encuentro trabajo, etcétera, ya empiezo a analizar más la situación de ‘Jolín, porque ahora qué voy a hacer, porque quizás voy a tener que volver a estudiar y re-enfocar mi carrera.’ Y a lo mejor, lo que se me genera, en base a este proceso más elaborado, es un sentimiento de desesperanza de cara al futuro, porque fíjate, el paro juvenil es muy alto, porque las condiciones de vida son cada vez peores. Y eso es un sentimiento de desesperanza que requiere el que yo analice mucho más racionalmente, por decirlo así, la situación. Es decir, resumiendo, las emociones son mucho más inmediatas, mucho más rápidas y los sentimientos requieren un procesamiento más elaborado, más complejo y permanecen más a lo largo del tiempo.
Rompiendo Asociaciones: El Poder de la Exposición Controlada
Jota: Interesante el tema, y me ha venido una cosa a la cabeza que igual sale un poquito así de esto, pero cuando ponías el ejemplo este de la araña que te da miedo, ¿qué ocurre en estos programas que a veces ponen en televisión en la que enfrentan a alguien a ese miedo de tener que meter la mano o tener que meter ahí con que hay arañas o bichos y tal, que a la gente le da miedo. Sin embargo, lo hacen, se enfrentan a ese miedo y de una manera u otra, al final, se meten ahí dentro. Imagínate que dices: Me cae aquí una araña. Imagínate que te dicen: Tienes que entrar ahí a una habitación llena de arañas. ¿Cómo hay una persona que se enfrenta a ese miedo que tiene o a esa emoción y lucha contra ella por lo que sea, por un motivo que sea?
Patricia: Claro, más bien, en lugar de decir luchar contra ella, sería como ver esa emoción, en lugar de como un obstáculo, como un accesorio, como un complemento. Es decir, yo a veces utilizo en terapia, Jota, la idea de que a veces pensamos que nuestras emociones son un obstáculo, es como sujetar una pelota enorme aquí delante. Si yo cargo con una pelota delante de mí, que además es muy grande, es muy incómodo andar con esa pelota, porque la tengo puesta aquí, ni siquiera veo, porque es una pelota enorme. Si yo veo a mis emociones como un obstáculo, sería como colocarme la bola enorme delante. No podemos hacer que desaparezca la emoción. Como decíamos, yo no puedo elegir tener miedo a las arañas, pero en lugar de verlo como un obstáculo, puedo verlo como un complemento. Sería como coger esa bola enorme y echármela a un lado. Sigue siendo incómodo, sí, porque es una bola muy grande, pesada, pero ahora ya puedo ver, porque me la he echado a un lado. Entonces, puedo ver hacia dónde caminar y puedo moverme. Esto sería como el proceso que siguen estas personas de cara a afrontar los miedos que comentabas. Me da terror absoluto tocar una araña y meter la mano en una caja llena de arañas, pero quiero afrontar esta situación. Cojo el miedo, me lo echo a un lado y meto la mano en esa urna aún con miedo. Es decir, que el miedo no me obstaculice, sino que me acompañe. Y al final, el afrontar de esta manera activa algunas de las situaciones de nuestra vida nos ayuda a romper estas asociaciones. Si yo tomo contacto directo con la araña, puedo de alguna manera, digamos, comprobar que la araña no tiene por qué causarme ningún daño y entonces rompo esta asociación entre araña y miedo y de manera que la araña se convierta en algo más neutro, un animal que no me va a hacer nada.
Actuar con la Emoción: Transformando el Obstáculo en un Complemento
Jota: Esto viene a, probablemente, ya has contestado porque te iba a querer preguntar ahora cómo lidiar con algunas de estas emociones negativas en el día a día para enfrentarte a estos problemas que pueden surgir. Imagino que el ejemplo que nos has puesto de la pelota, de apartarla un poco, de llevarla ahí, sería un poco lo que nos quieres contar. No sé si hay alguna cosa más de algún otro matiz, porque claro, yo te he puesto el ejemplo de la araña, que no sé si este es el ejemplo que nos vale para cualquier otro problema o hay alguna cosilla más que puedas compartir.
Patricia: Sí, lo podemos matizar un poquito más. Cuando yo digo: Echarnos la emoción al lado, que en lugar de ser un obstáculo, sea un complemento, no me refiero a ignorarlo, o a hacer como que no está, sino a actuar aún con esa emoción. Por ejemplo, si a mí me genera muchísima ansiedad la idea de exponer en público, de dar un congreso, una clase delante de gente, etcétera, no significa que tengo que dejar de sentir ansiedad para poder dar esa charla, porque eso no va a llegar nunca. Porque cuando algo nos genera ansiedad, nos genera ansiedad sí o sí. Otra cosa es que si yo veo a la ansiedad como un obstáculo, no voy a poder avanzar. Si yo espero a que esa pelota desaparezca, se me va la vida, porque eso no va a ocurrir. La idea es: Voy a dar esa charla, aunque me acompañe la ansiedad, me la coloco a un lado, actúo con la ansiedad de la mano, actúo con el miedo, actúo con la tristeza, con la vergüenza, con lo que sea. Es actuar con la emoción, que la emoción no me gobierne, sino que yo sea la dueña de mis decisiones y de las situaciones a las que me quiero enfrentar. A eso me refiero, con echarla a un lado, no a esperar a que desaparezca, no a ignorar que la emoción está ahí, sino afrontar desde esa emoción. Entonces, es muy importante, Jota, esta parte de ser consciente de lo que estamos sintiendo, de darle importancia a las emociones, de identificarlas, aceptar que están ahí, hacer una lectura correcta de por qué están ahí y a actuar con esa emoción. Habrá veces que tengamos primero, por ejemplo, así cogemos como varias viñetas, varias escenas. Hay veces que primero tengo que regular mi emoción antes de actuar. Por ejemplo, si yo estoy en una discusión con mi pareja y tengo un nivel de enfado muy alto, nivel 9 o 10 sobre 10, lo mejor que puedo hacer es retirarme de esa situación, porque si yo actúo desde ese nivel tan alto de ira, lo que voy a hacer probablemente es atacar a mi pareja, decir cosas de las que luego me voy a arrepentir y eso no va a contribuir a solucionar el problema. Quizás la manera que tengo en ese momento de adaptarme a esa situación sea ser consciente de que mi enfado es muy elevado, avisar a otra persona de que mejor posponemos la conversación a unos minutos después e irme de la situación. Me voy a dar una ducha, me voy a dar un paseo, me doy un baño, lo que sea. Y luego ya cuando ya siento que mi enfado está ahí, pero en un nivel mucho inferior, ya puedo abordar la conversación. Si yo no me di cuenta de que estoy enfadada en un nivel 9, esa discusión va a ser una bomba por completo. O sea, que es importante que le prestemos atención a las emociones, que las identifiquemos, que hagamos la lectura correcta y que en función de eso, elijamos cómo afrontar la situación, aún con esa emoción al hombro.
Aceptando la Ansiedad: Preparándonos para la Exposición
Jota: Esto me lleva a una cosa que has comentado al principio sobre las emociones, y es estas reacciones que también había una parte física que te puede ocurrir cuando tienes este tipo de reacciones. Y con el ejemplo que ponías, por ejemplo, de hacer una exposición en público, igual estar exponiendo un tema en público hace que a mí me empiece a sudar todo, a temblar la voz, a esas cosas que comentabas que físicamente pueden ocurrirte. ¿Cómo podemos luchar contra esas situaciones? Me imagino que esto se podrá trabajar para minimizarlo, pero sin eliminar esa ansiedad que comentas que no la vamos a eliminar, que nos va a acompañar. ¿Cómo puedo exponerme a eso que puede que hasta me paralice y que me sienta incapaz de hacer esa exposición?
Patricia: Lo que está claro, Jota, es que si yo me marco como objetivo, llegar a esa exposición y no sentir ansiedad, va a ser totalmente contraproducente, porque lo esperable es que ya que es algo que me preocupa, que me inquieta, pues que en el momento en el que llegue a la exposición voy a sentir algo de ansiedad. Entonces, si mi objetivo era no tener ansiedad en la exposición y llego y siento ansiedad, es totalmente contraproducente, porque me voy a generar más ansiedad a mí misma. Me va a poner más nerviosa aún el sentir que tengo una ansiedad que no es deseada para mí tener. Entonces, entramos en un bucle de lucha, que es ahí justamente donde lo que nos va a ocurrir es que nos bloqueemos y que no podamos afrontar la situación. Creo que un primer paso es aceptar que voy a sentir ansiedad. ¿Y qué implica para mí sentir ansiedad? Pues implica que a lo mejor me tiembla la voz, a lo mejor sudo, a lo mejor en los primeros minutos estoy más tensa, a lo mejor incluso estoy un poquito mareada. Es decir, vamos a identificar qué es lo que ocurre en mí cuando yo siento ansiedad para saber que eso me va a pasar y aceptarlo. Si yo lucho, lo voy a sentir multiplicado por 10, entonces voy a aceptar que eso va a ocurrir en mí. Ahora me voy a preparar antes un poquito, voy a ir exponiéndome a situaciones similares, pero que tengan una dificultad inferior. Por ejemplo, voy a practicar la exposición primero con mi pareja, luego con mi familia, luego con un grupete de amigas. Voy a ir exponiéndome poco a poco a lo que implica hablar en público, aceptando que voy a sentir ansiedad el día que lo haga delante de la audiencia. Y cuando sienta, cuando llegue ese momento y sienta ansiedad, voy a aceptarlo y voy a darle naturalidad. Incluso puedo decir al público: ‘Bueno, veréis que igual estoy un poco nerviosa al principio porque es mi primer congreso, mi primera charla, pero bueno, seguramente se me pase en unos minutos y espero que esto sea lo más ameno para vosotros posible.’ Es decir, voy a normalizar también delante de las otras personas que estoy nerviosa, porque todos somos seres humanos y todos nos ponemos nerviosos. Y en el momento en el que yo comunico a los demás que estoy nerviosa, ya inmediatamente me voy a relajar ¿Por qué? Porque es como sacarlo fuera. Si no lo digo y lo intento tapar, estoy luchando contra ello y decimos que eso me mete en un bucle. Pero si yo lo comunico, le doy normalidad, veo una mirada amable en los demás que me están entendiendo, que probablemente estén recordando cuando a ellos les dio vergüenza a algo, me voy a sentir mucho más tranquila. O sea que el objetivo nunca puede ser no sentir la emoción, sino el hacer, aún con esa emoción, de una manera que me permita exponerme a eso que es valioso para mí.
Trazando el Viaje Emocional: De la Supervivencia Ancestral a los Desafíos Contemporáneos
Jota: Claro. Pues creo que lo has explicado genial. Si te has dado cuenta, te iba a preguntar todo el rato cosas que ya has ido contestando. Me parece super importante que sepamos lo que comentas al principio, que las emociones están ahí porque nos ayudaban a sobrevivir. A lo mejor ahora el que yo sienta ansiedad porque voy a hacer una exposición en público no me está ayudando a sobrevivir, pero está ahí por algo, está ahí porque esto sí que ha ayudado a mis antepasados, a que lleguemos aquí. Y lo importante que es el saber, acompañarnos, saber que están estas emociones que aunque sean desagradables, son importantes.
Patricia: Claro, te hago un pequeño matiz, Jota, disculpa. Claro, quizás antes en la prehistoria hablábamos de supervivencia física, vamos a traducirlo así en lo 21, cuando hablamos de supervivencia, no solo hablamos de supervivencia vital, sino de supervivencia relacional, de supervivencia de prestigio, por ejemplo, supervivencia laboral. Es decir, ahora quizás tenemos que adaptarnos a la sociedad en la que vivimos y eso implica tener relaciones seguras, sentirnos queridos por los demás, sentir que en cierto modo somos exitosos en el trabajo. Y cuando hablo de supervivencia, me refiero también a estos otros sentidos de la supervivencia.
Jota: Genial. Oye, Patricia, muchísimas gracias por cómo nos has contado todo esto de las emociones, yo he aprendido un montón. Y nada, espero verte pronto en otro capítulo.
Patricia: Seguro que sí. Un abrazo, Jota. Gracias a vosotros.
Jota: Chao, chao.