61 – La Empatía

Jota: Muy buenos días a todos. Un día más aquí para hablar de salud mental. Y hoy de nuevo estamos con nuestra queridísima amiga Paula, que como vosotros sabéis ya, es experta en terapia online con más de 20 años de experiencia haciendo terapia, más de siete haciéndola de forma online. Además, es supervisora de casos y apoyo del equipo de Psicología Online Avanzada. Muy buenos días, Paula. ¿Cómo estás? 

Paula: Buenos días, Jota. Encantada de estar contigo. 

Jota: Pues yo también estoy super ilusionado con este capítulo. Me encanta el tema del que vamos a hablar hoy, que creo que muchas veces damos por supuesto que todo el mundo sabe lo que es y tal, o por lo menos yo lo hago, y me parece súper interesante que vayamos a hablar sobre la empatía. 

Paula: Sí, la empatía es una de esas palabras que tanto se utilizan a día de hoy y que es verdad que es probable que no supiéramos muy bien de qué se está tratando cuando hablamos de ella. 

Jota: Pues vamos a empezar por ahí. Cuéntanos qué es la empatía. 

¿Qué es la empatía?

Paula: Bueno, yo definiría la empatía como una de esas habilidades, herramientas, elementos esenciales de nuestra inteligencia emocional que tiene que ver con nuestra relación con los otros. Es la capacidad que tenemos de poder detectar e identificar las emociones en los demás. Es algo que nos facilita, por tanto, el podernos relacionar con los demás, evidentemente. 

Jota: ¿De qué forma funciona esto? ¿Cómo es ese proceso de saber detectar qué piensa o siente la persona que tenemos delante? 

¿Cómo podemos detectar cómo se siente o piensa la persona que tenemos delante?

Paula: Bueno, hay un elemento esencial del que siempre hemos hablado, que es la comunicación. Es muy difícil saber cómo se está sintiendo el otro si no nos comunicamos. Para ello también, entonces recurrimos a la otra herramienta interpersonal de nuestra inteligencia emocional, que son las habilidades sociales. A partir de ellas está una buena comunicación y podemos preguntar al otro qué es lo que está sintiendo, permitiéndonos acercar a sus emociones y por tanto el poderlas compartir con esa persona, que es lo que es lo que entendemos por empatía. 

Jota: Bueno, entiendo que tampoco hace falta estar en contacto directo con esa persona para ser empático. Puedes estar viendo una escena externa a ti en la calle, o en la televisión, en cualquier sitio, y sentir empatía en esa situación. 

Paula: Claro, pero ya nos llega una información, ¿no? Y fruto de nuestras experiencias, de nuestra historia, de lo que vamos aprendiendo a lo largo del tiempo, podemos inferir, podemos deducir. La inferencia es algo muy parecido a la escucha activa. Entonces, como si dijéramos, como tú dices, en la distancia inferimos qué es lo que pueden estar sintiendo las personas que estamos viendo, que estamos observando en esa escena. 

¿Qué beneficio tiene ser empático?

Jota: Bueno, ¿qué beneficio tiene ser empático? ¿Qué beneficio tiene para mí sentir la empatía? 

Paula: Ya entenderla como un elemento de nuestra inteligencia emocional, yo creo que habla directamente de sus beneficios, los que principalmente tienen como elemento interpersonal es el facilitarnos la relación con los demás. Gracias a la detección de las emociones que tienen otros, podemos desenvolvernos mejor en este ambiente en el que vivimos como especie, que somos animales sociales, y por eso es importante el sabernos relacionar con los demás. Si no fuera por la empatía, sería difícil poder desarrollar estas relaciones. 

¿Se puede sentir empatía por algo que uno no ha vivido en carne propia?

Jota: Ahí, ahí se me está viniendo ahora, no sé por qué, a la cabeza la situación típica de alguien que te está contando una situación que ha vivido y que tú puedas estar sintiendo esa empatía diciéndole: ‘Claro, te entiendo.’ Y la frase que se oye muchas veces es: ‘Tú no lo puedes entender, tú no has pasado por esto.’ ¿Puede uno sentir a través de la empatía algo que no ha vivido? 

Paula: Sí, puede sentirlo. Y puede sentirlo quizás de una forma más objetiva, puede sentirlo con una cierta distancia y por tanto con una mayor claridad, si en cuanto a resolución de problemas se refiere. Claro, si tenemos un poco la definición de inteligencia, como la capacidad que nos permite resolver problemas, esto cuando hablamos de la inteligencia en general, de esa inteligencia analítica a la que siempre hemos medido por los test, pues la inteligencia emocional, podríamos extrapolar la definición y decir que es la capacidad que tenemos para resolver problemas a nivel emocional, problemas personales que tienen que ver con nuestra propia vida y con nuestra propia subsistencia y en relación con los demás. Entonces, evidentemente, en cuanto a resolución de problemas, podemos detectar, podemos inferir, volvemos otra vez a la misma palabra que tiene mucho que ver con la escucha activa, insisto. O sea, en cualquier caso, si yo no he pasado por ello, yo te puedo preguntar a ti qué es lo que has pasado, cómo lo has pasado y a partir de ahí concluir cómo te puedes estar sintiendo. 

¿La empatía se puede desarrollar o es algo innato?

Jota: Y en cuanto… ¿Puede una persona desarrollar la empatía o es algo innato? 

Paula: Sí, como elemento clave de la inteligencia emocional, la empatía es una habilidad que puede ser perfectamente entrenada, que ha de practicarse y que podemos crecer en ella. Sin duda, no es inamovible. 

¿Cómo se puede entrenar la empatía?

Jota: ¿Cómo se puede entrenar la empatía? 

Paula: Pues mira, por ejemplo, se me ocurre, hay un estudio de la Universidad de Stanford, Jota, que nos viene a plantear como cinco ejercicios a partir de los cuales podemos desarrollar nuestra empatía. Voy a enumerar cada uno de ellos y de hecho propongo a nuestros oyentes que pongan en práctica. A lo mejor no tienen que ponerlos en práctica todos, aunque sí, no sería tan difícil, no sería tan complicado, pero no estaría mal que cada semana eligieran uno de ellos, el cual poder ir llevando a cabo, o pudiendo entrenarlo, y se daría cuenta cómo va creciendo bastante en esa habilidad social que es la empatía.

Ejercicios para entrenar la empatía

Paula: Mira, el primero de ellos consiste en pensar en una situación tuya propia, en la cual estás luchando, por la que estás luchando, e imaginarte a otra persona de tu entorno que estuviera pasando por ello. Y a partir de ahí, haz el ejercicio de salirte afuera y preguntarte qué le dirías, qué consejos le darías, qué le recomendarías y cómo crees que esa persona se estaría sintiendo. Es decir, es un poco hacer el ejercicio de observador desde algo que te está pasando personalmente a ti. Este es el primero de los ejercicios que nos plantean. Luego hay un segundo ejercicio que te dice un poco que valores el porcentaje de energías que vas sintiendo a lo largo de tu día. Tú, por ejemplo, hoy, ¿a cuánta proporción de energía te encuentras para poder llevar a cabo tus tareas, un poco valorando la hora del día en la que estamos, cuánto crees que te queda de energía para terminar el día? 

Jota: No puede pasar que haya personas que van incrementando su energía a lo largo del día. Yo hay veces que tengo más energía, a lo mejor por la tarde que por la mañana. 

Paula: Pues estaría genial, eso está fenomenal. Pero vamos, supongamos que tenemos un cupo de energía todos, que es el 100 por cien, y entonces a lo largo del día con lo que vamos haciendo, con lo que va sucediendo, hombre, un cansancio físico ha de haber, ¿no? No sé si tus actividades, tus tareas son muy físicas, pero un cansancio físico habrá. Y el descanso y la reparación sabemos que es necesario. Eso si queréis lo dedicamos otro día a otro podcast. Pero vamos a intentar imaginar eso, algo muy, muy cuantitativo que efectivamente realmente no es así. Pero tenemos un 100 percent de energía. Si yo ahora mismo te preguntara ¿a cuánto te encuentras de energía para terminar tu día, más o menos, cuánto queda? 

Jota: Yo estoy al 95. 

Paula: Al 95, genial. Bueno, pues suponte cuando llegaras al 10 por ciento de energía para terminar tu día. Normalmente lo que hacemos cuando nos quedas ese 10%, pues ya es cuando nos tumbamos en nuestro sofá, nos ponemos con la serie de Netflix, nos ponemos a tontear con el móvil y no sabemos ni siquiera lo que estamos haciendo y lo que estamos leyendo. Lo que propone este autor es que cuando nos quede este 10%, vamos a hacer un esfuerzo especial para conectar con alguien que creemos que lo necesita. Por ejemplo, esa llamada de ese amigo tuyo que está teniendo un problema para preguntarle que qué tal se siente hoy. Es ayudar a subir la compra a tu vecino mayor que ves que está llegando cargado a casa con ella. Ese, pues lo típico, ayudar a una persona invidente a cruzar la calle, por ejemplo. O sea, vamos a a pensar, cuando nos queda ese 10% de energía, en hacer algo que sirva de ayuda a otros, que para nosotros pueda implicar un esfuerzo, porque ya estamos en ese modo casi, casi de reserva de nuestra energía. Y que si te das cuenta, Jota, muchas veces es el momento del día en el que estamos más irritables, en el que casi no se nos puede ni hablar, en el que ya estamos casi, casi en un modo automático y que si se nos dice cualquier cosa, saltamos. Pues vamos a hacer un pequeño esfuerzo. Si va muy indicado, va muy relacionado con lo que tú estabas planteando. Es que de repente, cuando hacemos esas cosas, parece que nos sube la energía y es como si nos dieran un cupo más de ese porcentaje, como si nos estuvieran dando un extra. Entonces, este es otro de los ejercicios que se nos plantea. Tenemos un tercer ejercicio que es el de discrepar sin discutir. Y entonces, lo que te propone es que elijas a alguien de tu entorno con quien sabes que tienes una opinión diferente sobre algo, que sepas que es alguien que no te va a agredir, que es alguien con quien se puede hablar, que es alguien que te quiere, que su objetivo no es ganarte la batalla ni hacerte daño, y saquemos ese tema. Y lo que vamos a hacer va a ser escuchar a esa persona. Vamos a ver qué es lo que piensa y qué proceso lleva a cabo para llegar a esa opinión, para llegar a esas conclusiones. Es un ejercicio de escucha activa y es un ejercicio en el que tú también vas a tener la oportunidad de decirle a esa persona cómo tú has pensado como para llegar a la opinión que tú tienes, vale? Entonces ahí tenemos un ejercicio de comunicación, que como estábamos diciendo antes, la comunicación es esencial para poder desarrollar una buena empatía. Probablemente, si esa persona nos cuenta todo el proceso a partir del cual, porque normalmente estamos acostumbrados a discutir de: ‘yo opino esto, pues yo opino esto otro. Y yo creo que esto tiene que ser así, y yo creo que esto tiene que ser de este modo.’ Si todos nos contáramos cómo hemos llegado hasta esa opinión, no significa que cambiásemos de opinión, pero entenderíamos bastante qué es lo que le ha llevado a esa persona llegar a eso, vale? Pues este es el tercer ejercicio que nos proponen. Luego hay un cuarto que tiene que ver con utilizar las redes sociales para conectar. Y esto significa pues ese momento en el que estamos con el móvil, que si viendo Instagram, que si viendo Facebook, que de vez en cuando pongo un like, pero en realidad no estoy interactuando. Cuando veo algo de alguien que es alguien mío, alguien con quien tengo una relación personal y que probablemente a lo mejor llevo tiempo sin saber nada de esa persona, lo que proponen este ejercicio es animarnos a dar un paso más y conectar. Es decir, ya que he visto esa foto de esa amiga mía de hace tiempo, ¿por qué no la escribo y le pregunto qué tal está? Voy a darle la opción a que efectivamente, verdaderamente haya una interacción, que me pueda contestar, que me pueda contar. Que por lo menos las redes sociales las utilicemos de una forma positiva, que me sirvan de estímulo. ¿Pero para qué? Para poder desarrollar una correcta relación. No esa interacción superficial que hacemos por medio de las redes sociales, de nada sirve que te ponga un like. 

Jota: Claro. 

Paula: Sino que vamos a utilizarlo para dar un paso más. Vamos a conectar con esa persona. Y este sería el cuarto de los ejercicios. Y luego ya llega un quinto. Esto es muy sencillo. Simplemente consiste en reforzar y valorar momentos de empatía que hayan tenido otras personas. Identificar esos momentos en los que vemos a personas a nuestro alrededor que han tenido un momento de empatía, una conducta empática, que están mostrando una actitud empática y reforzárselo y decirle qué bien, qué bien lo has hecho y reconocérselo. Observándolo desde fuera una vez más, con la idea de que lo que el otro está haciendo y te está mostrando también te sirva un poquito como modelo, pero sobre todo es como un ejercicio de reconocimiento de la empatía para efectivamente tú poderlo aplicar. 

Jota: Al final, lo que veo en todos estos ejercicios es intentar conectar con otras personas e intentar entenderles, escucharles. 

Paula: Sí, y hacer el esfuerzo para. Ese que hemos hablado de la batería, de energía, a mí me parece muy importante, porque efectivamente es un momento del día, el del 10%, en el que creemos que no seríamos capaces de hacer nada más y mucho menos de hacer nada más por nadie. Si nos lo marcamos de manera voluntaria, de manera intencionada y buscamos el hacerlo, nos vamos a dar cuenta qué revulsivo supone, qué cambio nos hace sentir. 

¿Cuál es la diferencia entre la simpatía y la empatía?

Jota: Bueno, pues con estos deberes que nos has puesto para mejorar nuestra empatía, para que sepamos que se puede mejorar, voy a cambiar un poco de tercio, porque hay una cosa aquí que alguna vez he escuchado y que tengo curiosidad en que nos expliques, y es saber la diferencia que hay entre la empatía y la simpatía. 

Paula: Vale. Pues muy buena pregunta, Jota, porque sí, existe diferencia, evidentemente no es lo mismo. Pero fíjate, yo creo que la simpatía es como si fuera un grado inferior a la empatía. Digamos, imaginemos una escala y esta escala se compone de simpatía, empatía y compasión. Son tres niveles diferentes, pero los tres están muy interrelacionados. Necesitamos simpatía para ser empáticos. Necesitamos ser empáticos para sentir compasión. La simpatía es el acercamiento, es la apertura a la emoción del otro. Pero en la empatía ya comparto la emoción. Ya sé lo que sientes. Ya me he acercado a ti y ya digamos que puedo estar sintiéndolo contigo. Sintiéndolo contigo sabiendo lo que tú estás sintiendo, porque llega la compasión que es en la que ya aquello que tú estás sintiendo a mí me mueve. O sea, que la empatía, digamos, podría ser un poco el punto intermedio entre la simpatía y la compasión. Pongamos un ejemplo práctico. Simpáticos. Hola, ¿qué tal estás? Y enterarme de cómo te sientes. Pero ahí te quedas. Vale, estoy siendo simpática. Ahora sí soy empática, cuando tú me dices cómo estás, entro a lo que significa ese sentimiento. Ay, ¿por qué te estás sintiendo así? ¿Y qué es lo que te ha hecho sentirte así? ¿Y cómo lo sientes? Y entonces me empiezas a dar una serie de información. Vamos a lo de antes, comunicación. Y yo empiezo a compartir lo que tú estás sintiendo. Empiezas tú a compartir lo que estás sintiendo, de tal forma que yo empiezo a sentirlo contigo. Y cuando finalmente llego a la compasión es cuando además aquello que estás sintiendo a mí me mueve y me puede llevar incluso a hacer algo. Apoyarte, reconfortarte. 

Jota: Claro. Fíjate. 

Paula: Responde a tu pregunta. 

¿Hay situaciones en las que sentir empatía pueda ser malo?

Jota: Totalmente, totalmente. Todo esto que estamos contando, bueno, parece que la empatía es una herramienta súper importante y necesaria para relacionarnos bien con los demás. ¿Hay alguna situación en la que la empatía pueda ser mala o ser negativa o perjudicial en alguna forma? 

Paula: Sólo se me ocurre en el caso de la hiper empatía, que llegamos a absorber tanto lo que sienten otros, que al final me sobrecarga, me invade y se convierte en una losa para mí, de tal forma que esa parte siguiente de la compasión donde a mí me va a mover y te puedo ayudar, a lo mejor ni siquiera se produce, me paraliza. Porque estoy sintiendo demasiado lo que tú sientes. Sólo en ese caso se me ocurriría, o sea, una cuestión de bueno, pues como todo en exceso, al final no siempre es bueno. Pero sobre todo yo quiero que quede al final en este podcast la idea de que la empatía no es que sea un elemento muy importante, es que es fundamental, es trascendental. Y de hecho, tiene su origen biológico. Desde que nacemos, desde que somos bebés, nuestros padres están constantemente intentando identificar qué es lo que estamos sintiendo. Precisamente por eso, porque nuestra comunicación es complicada, porque nuestra comunicación es limitada. Están desde el primer momento de nuestras vidas haciendo un ejercicio de empatía con nosotros, para podernos dar aquello que podamos estar necesitando. Tienen mucho que ver con el cuidado, como por tanto, tiene mucho que ver con la relación con los demás. Somos animales sociales. 

Jota: No sé si tendrán algo que ver, pero me he acordado de la escena que he visto en algunas ocasiones de cuando son bebés, que a lo mejor están todavía en el hospital recién nacidos, ahí todos puestos en… Y que uno se ponga a llorar y que el resto, no sé si por empatía, puedan ponerse a llorar siendo bebés. 

Paula: Claro, claro. Por eso, por eso. 

Jota: No sé si empatía o compasión, porque ya… 

Paula: Pues no, también les acaba moviendo. No, pero eso es más bien gracias al funcionamiento de unas neuronas que tenemos en nuestro cerebro, que son las neuronas espejo. Son las neuronas que reflejan lo que se está sintiendo alrededor. Funcionan de manera muy instintiva. Sí, sí, y es un ejemplo buenísimo para transmitir un poco esta idea básica que yo quería transmitir. Y es que es algo que parece que es más fruto de nuestro desarrollo social o de nuestra maduración, de nuestra transformación evolutiva a lo largo de los años de nuestro crecimiento. El tema de la empatía no. La empatía empieza a tener lugar desde los primeros instantes de nuestra vida. Empezamos a ser conscientes de que somos empáticos a partir de los cuatro años, que al mismo tiempo coincide con el momento en el que empezamos también a almacenar nuestros recuerdos de una manera más firme y podemos recordar en un futuro. Pero sin embargo, ya hay primeros indicios de empatía desde los primeros momentos en los que nacemos. Y efectivamente, ese ejemplo, el de la sala de bebés, es algo que lo demuestra. 

Jota: Y cuando estamos viendo una película, estamos… Lo que sea, el tipo de película que sea. Y por ejemplo, si nos hace llorar o tiene algún efecto en nosotros, eso es también en base a este sentimiento compartido, la empatía de lo que estás viendo en esas escenas. 

Paula: Claro, seguramente sí, junto con el hecho de conectar con experiencias nuestras propias. Muchas veces no lloraríamos viendo una película, a lo mejor tanto por lo que pueda estar sintiendo el personaje, sino por lo que yo sentí muy parecido y por tanto me remueve. 

¿Cuando una persona no llora mirando una escena de una película cuando todos los demás lo hacen, esto quiere decir que es menos empática?

Jota: Y cuando hay una persona que viendo estas escenas que todo el mundo está llorando y esta persona no llora, que se le dice: ‘Ay, es que eres un insensible.’ ¿Qué ocurre? ¿Es menos empática? ¿O que lo que estás diciendo a lo mejor no ha vivido esas situaciones? ¿O que tampoco? Bueno, como. 

Paula: Decíamos antes, no hace falta haber vivido situaciones para poder identificar qué es lo que puede estar sintiendo el otro. Pero, hombre, podría ser una cuestión puntual que esté totalmente desconectado de la película, que se esté colocando una barrera emocional que le permita protegerse, a lo que la película, démonos cuenta que, por desgracia, vivimos en una sociedad donde no se nos hace muy fácil una correcta expresión de nuestras emociones. Hay mucha gente que reprime, que siente vergüenza a la hora de expresar una emoción, pues ya podría ser simplemente el motivo. O sea, no es que tanto no lo esté sintiendo, sino que es que me da vergüenza que me vean los demás, que este momento me emociona. Pueden ser tantas cosas, también podría ser que fuera una persona que carezca de empatía. Y eso es un problema, eso es una enfermedad. 

Jota: Paula, pues creo que hemos contado muy bien todo sobre la empatía. Por lo menos hemos abierto una puertecita al tema. Me ha parecido muy, muy interesante cómo sabía desde el principio que iba a ser. Y espero verte muy pronto en otro capítulo. 

Paula: Pues yo también, Jota. Encantada de estar hoy aquí contigo. 

Jota: Pues nos vemos muy prontito. Chao, chao. 

Paula: Adiós.

Paula Massa Terapia Online

Autor: Paula Massa

Psicóloga experta en terapia online con 20 años de experiencia haciendo terapia.
7 años haciendo terapia online.
Supervisora de casos y apoyo del equipo de POA.