54 – Cómo vivir con alguien que se queja por todo

Jota: Buenos días a todos. Otro día más aquí para hablar de salud mental y de nuevo estamos con nuestra querida amiga Patricia. Como todos sabéis, Patricia es Psicóloga Sanitaria, enfocada en población adulta, trabaja desde las Terapias Contextuales y es una pieza fundamental del equipo de Psicología Online Avanzada. Muy buenos días, Patricia. ¿Qué tal? 

Patricia: Buenos días, Jota. ¿Cómo estás? 

¿Que le pasa a una persona que se queja por todo?

Jota: Genial, la verdad. Queriendo hablar un poquito más sobre salud mental y voy a intentar hacerlo sin quejarme. Vamos a ver si lo podemos hacer, porque hoy vamos a hablar de cómo convivir o estar con una persona que se queja por todo. Y antes de entrar en eso, vamos primero a ver si nos puedes descubrir un poco qué le pasa a una persona para estar quejándose por todo. ¿Qué tiene esa persona en la cabeza? 

Patricia: Ya, cuando no somos parte de ese perfil cuesta un poco entenderlo, ¿no? El por qué, qué es lo que ocurre. Bueno, al final una persona que se queja por todo, así dicho a grandes rasgos, es una persona que está hiper focalizada en los aspectos negativos de cualquier situación. Es como si los aspectos negativos o desagradables de una situación tuviesen una luz de neón, que es lo único que resulta atrayente para la atención de esa persona. Y esto va muy vinculado también a una persona para la que parece que todo es insuficiente, que todo siempre podría ser mejor, que siempre hay detalles que pulir, que siempre habría cosas, aspectos que cambiar. O sea, es una hiper focalización hacia todo lo negativo o desagradable de una situación. Y oye, si esto solo fuese su vivencia interna, bueno, se lo tendría que trabajar también, más que nada porque es incómodo. Porque al final esto dificulta o imposibilita el estar satisfecho con los planes de uno del día a día, con la vida en general. Es decir, en parte es molesto o incómodo para esa persona, pero si además esa persona lo está verbalizando en voz alta continuamente, ya puede construirse un problema de carácter más relacional. Por ejemplo, en cuanto a las personas con las que conviven, personas de entornos cercanos, del trabajo, amistades, familia, etcétera, pareja. Al final esto va a afectar a la relación que esta persona tiene con los demás y entonces aquí ya no solo es un problema personal, sino también un problema relacional. 

¿Qué ocurre dentro de la cabeza de una persona que se queja por todo?

Jota: Claro. Comentabas sobre esta persona, ¿cómo lo vive? ¿Está sufriendo? Imagínate que hay una situación que no es mala, que no tiene aspectos negativos, que es bueno, pero puede ser mejor. Va a ir a descubrir esto, esto podría haber sido mejor. Cuéntanos, ¿cómo ocurre o qué proceso está dentro de la cabeza de esta persona exactamente? 

Patricia: Claro, como tú decías, al final esta persona siempre va a ir al detalle que podría cambiar para mejorar la situación. Entonces, al final estamos hablando de procesos atencionales constantemente. Al final, cuando mi atención se dirige de manera inconsciente y automática hacia lo que podría mejorar de la situación, todo lo demás pierde peso, todo lo demás pasa a un segundo plano. Es decir, estamos partiendo de la idea de que esto de quejarme todo el rato implica un desequilibrio entre aquella información de mi entorno que me proporciona placer o satisfacción versus aquella que me produce una insatisfacción. Hay este desequilibrio. Entonces, claro, al final la persona está hiper focalizada todo el rato en esto, lo que le hace desconectar de otras cosas, no disfruta de los elementos gratificantes de la situación y además esto al trasladarlo a los demás, los demás lo pueden percibir como una crítica continua, un ataque continuo hacia lo que ellos o ellas hacen. 

¿Cuál es el orígen del problema?

Jota: ¿Y qué origina que estén focalizados en esa parte de las situaciones? ¿Cuál es el origen de ese problema? 

Patricia: Pues como siempre, ya sabes que me encanta, nos remontamos a la infancia. No podría ser de otra manera, porque al final, bueno, lo que ocurre es que esta persona está reproduciendo estilos comunicativos que ha visto en su infancia, en las figuras de sus cuidadores principales que suelen ser los padres. Si yo de pequeña me he criado en un ambiente en el que se está señalando todo el rato lo que está mal, yo aprendo a que tengo que focalizarme en eso, porque eso es lo importante. Porque si mis padres, que son las personas más importantes de mi vida cuando soy una niña pequeña, se están focalizando en eso, pues será que es en lo que yo me tengo que focalizar. Y no solo en procesos atencionales, como decimos, sino que también se desarrolla un estilo de lenguaje muy tendiente a la crítica, a un criticismo continuo. Entonces, yo interiorizo todo esto y acabo al final reproduciendo, imitando esto, que es lo que yo he aprendido de pequeña. Y además, esto también está muy vinculado con ciertos rasgos perfeccionistas, de nunca es suficiente, siempre hay cosas que se pueden mejorar. Entonces, al final es una exigencia continua hacia la persona misma, pero también hacia cualquier aspecto del entorno y hacia cualquier otra persona. Así que ese sería un poco el caldo de cultivo, así un general a grandes rasgos que propicia esto de las quejas continuas. 

¿Cómo puedo gestionarlo la persona que convive o que acompaña a esa persona que se queja por todo?

Jota: Vale. Y ahora yéndonos a la parte de lo que veníamos a hablar hoy, que es de la otra parte, del que está conviviendo con esa persona que tiene esta actitud ante cualquier situación. ¿Cómo puede gestionar esto la persona que está ahí al lado? ¿Cómo lo vive esta persona? 

Patricia: Pues lo vivirá con un componente, puede estar incómodo continuamente, porque al final si yo estoy intentando disfrutar de tomarme un café en la Plaza Mayor, en Madrid, y la otra persona me está señalando que hay mucho ruido, que hay demasiada gente, que el café está demasiado frío, pues al final eso me lo traslada a mí y yo empiezo a focalizarme en ese tipo de cosas en lugar de simplemente estar y observar y disfrutar. Entonces, al final es como un poco contagioso, porque claro, la otra persona, la que convive con la de las críticas, por decirlo así, se contagia de esto y al final acaba focalizando también su atención en aspectos que rompen con ese clima de estar a gusto y de estar tranquilo. Entonces, pues también la otra persona se va a ver influida por esto y va a dejar de disfrutar o su disfrute se va a ver amenazado por todo esto. Aparte de que también poniéndonos en su papel, se genera cierto estado como de cansado, de cansancio, de agotamiento, de sobrecarga al respecto de que todo esté mal o de que siempre haya detalles que estén mal. Entonces, esto también, pues eso, acaba generando un estado de cansancio en cuanto a la relación con esa pareja o con esa persona, incluso hasta que llegara un punto en el que la otra persona prefiera hacer otros planes o quedar con otras personas con las que al final va a poder disfrutar más, porque no está tan visibilizada o tan arriba esta parte de crítica continua. 

Jota: Justamente te iba a preguntar eso, que cómo podía afectar a la relación, el tener esa actitud constante. Podría cambiar en algo si comentabas este café que estaba frío y el sitio estaba muy ruidoso, pero a lo mejor había otras cosas que podías, en ese momento, la otra persona resaltar allá, pero fíjate qué música más bonita está sonando o qué agradable es, no sé, algo, los puntos positivos que podía haber ahí para contrarrestar eso o la otra persona seguiría: ‘Ya, ya pero fíjate en el ruido y qué frío está.’ 

Patricia: Bueno, creo que aquí podría ser muy útil, entrando ya en la parte de cómo gestionar este tipo de convivencia o de vínculo con estas personas, creo que una de las cosas más importantes es que nosotros podamos actuar como modelos del otro. Es decir, que sirvamos como ejemplo, por decirlo así, o como guía, y que la otra persona pueda ver ese espejo de conocer otros puntos de vista, de abrir más la mente, por decirlo así, o en la línea de lo que decías, claro, voy a resaltar con la otra persona también aquellos aspectos en los que sí que podemos disfrutar, como que la temperatura es muy agradable, como que no hay ni una nube en el cielo, como que es domingo por la tarde y hay gente tranquilamente paseando, está sonando una música también de fondo de una persona que está tocando. Claro, el tratar un poco de resaltar también esa otra parte, es decir, el reorientar la atención hacia otros aspectos que pueden coexistir con lo desagradable de la situación. Así lo que estaremos haciendo es, de manera un poco como sutil, pero tratando de hacer que la otra persona entrene también esto de dirigir su atención hacia otros aspectos de la situación. Entonces, creo efectivamente que puede ser una buena propuesta o un buen enfoque. 

¿Qué podría hacer esa persona para minimizar el impacto de las quejas?

Jota: ¿Qué otras cosas podríamos hacer? ¿Qué podría hacer esta persona para intentar minimizar o ayudar? No sé si es posible cambiar ese enfoque, pero sí, al menos, ¿qué estrategias puede llevar a cabo para no tener que estar sufriendo todo el tiempo esa situación de escuchar los puntos negativos de todo lo que ocurre? 

Patricia: Pues es fundamental aquí, Jota, también, como siempre, siempre que hablamos de una problemática relacional, tenemos que hablar de comunicación, de espacios de negociación, de debate. Entonces, creo que es fundamental la comunicación, el poder expresar cómo nos está haciendo sentir esa actitud generalizada de la persona, porque a lo mejor la otra persona no es consciente de los costes que eso está teniendo en la relación y en la otra persona. Y aquí es muy útil utilizar una herramienta de comunicación que llamamos ‘mensajes yo’. Son ‘mensajes yo’ porque nacen desde mi experiencia interna. Es decir, no me focalizo tanto en señalar lo malo de la otra persona, sino en el efecto que eso está teniendo en mí. Y suelen seguir un poco esta lógica, este esquema de tenemos que señalar conductas concretas. Es decir, no valdría decir: ‘oye, es que te estás quejando todo el rato por todo’. Porque eso al final es algo muy amplio que no da pie a la otra persona que pueda cambiar, sino que señalamos conductas o comentarios concretos. También hay una parte de empatizar con la otra persona. Vamos a hablar en ese mensaje del efecto que los comentarios de esa persona están teniendo sobre nosotros. Vamos a dar alternativa y vamos a generar un espacio de comunicación. ¿Cómo sería esto llevado a la práctica? Pues podría ser algo así como: ‘Oye, cuando tú has dicho este comentario en concreto, entiendo que lo has dicho porque podríamos estar diferente o porque lo dices porque te preocupas por mí, porque las cosas puedan ser lo mejor posible. Sin embargo, lo que ocurre es que a mí ese mensaje me llega en un tono de crítica que me hace sentir bastante incómoda en este tipo, o en esta situación concreta. Entonces, quizás me ayudaría más que la próxima vez le puedas dar este otro enfoque diferente o que podamos entre los dos ver cómo cambiar esta situación. ¿Qué te parece esto que te estoy comentando?’ Lo he expresado de una manera muy genérica porque no teníamos un ejemplo concreto, pero al final sería un poco esa la estructura de empatizar con la otra persona, de señalar algo concreto y de generar una posibilidad de cambio, de abrir un poco la ventana de oportunidades, de vamos a ver si nos podemos expresar de otra manera, vamos a ver si nos podemos focalizar más allá de esto que comentas y vamos a hacerlo entre los dos. 

¿Hay alguna otra manera de ayudar a las personas que se quejan por todo?

Jota: Claro. ¿Es esto efectivo? O sea, que entiendo que habrá que hacerlo con sumo cuidado, que enfrentarte en una discusión debe ser poco efectivo. Y que es mejor, bueno, el proceso que acabas de comentar, que es claro, ¿no? Detectar una situación concreta y decirle esto que ha pasado me ha hecho sentir esto de esta manera. Probablemente lo querías hacer por esto. Si lo hubieras hecho de esta otra manera, hubieras conseguido más a lo mejor, el efecto hubiera sido mejor y a mí no me estarías haciendo daño, por ejemplo. Lo mismo he vuelto a ser genérico como tú sin poner ningún ejemplo. Pero hay alguna manera más, aparte de hacerle expresar esto, en intentar que vea las cosas buenas o agradables o positivas que hay en las situaciones? ¿O es enfrentarle a ejemplos concretos e intentar que reconduzca como los expresa? 

Patricia: Al final la persona se está quejando y su queja tiene sentido. O sea, esa persona nos está transmitiendo que hay algo de la situación que le incomoda y no podemos invalidar eso. No podemos dejar que o pretender que la otra persona deje de sentirse incómoda porque haya un mosquito en la habitación, por ejemplo, o porque el café esté frío. Es que forma parte de su experiencia y eso no debemos ni podemos negarlo o rechazarlo. Pero sí que podemos ayudar a que abra ese foco de atención señalándolo a través de situaciones concretas, como estábamos diciendo en este proceso de comunicación, de negociación, o también incluso en situaciones específicas a través de preguntas abiertas. Pues cuando estamos en la Plaza Mayor tomando ese café: ‘Oye, ¿qué cosas te están haciendo sentir bien ahora mismo?’ Por ejemplo. ‘¿De qué cosas estás disfrutando en este instante? Más allá de que el café está frío, ¿te gusta el sabor que tiene?’ Es decir, siempre tratando de fomentar el que la otra persona entrene esto de llevar la atención también hacia elementos agradables de la situación. Es decir, vamos a hablar primero de lo que nos está gustando, de lo que estamos a gusto, de lo cómodos que estamos, y luego ya vamos a hablar de las cosas que podrían mejorar, pero que no todo el peso de la conversación caiga en lo desagradable. Incluso también hay otra herramienta que se podría plantear, que se podría utilizar, que llamamos ‘tiempo basura’ en psicología. Lo que consiste es vamos a pactar con la otra persona un periodo de tiempo cortito de cinco minutos, por ejemplo, en el que venga, expresa todas las quejas que quieras, pero solo en estos cinco minutos. El resto del día no puedes expresar. Estamos hablando de quejas, de aspectos como más sutiles, de quejas, por supuesto, importantes para la persona. Pero al final esto le va a permitir a la persona pues entrenarse en que el resto del día no puedo verbalizar, porque cuanto más verbalizo yo algo, más grande se hace y más presente se hace. Entonces, me estoy entrenando al final en dirigir mi atención hacia otras cosas, en reprimir esa conducta tan automática de expresar la queja y voy a dejar todo esto para cinco minutitos al día en el que suelto todo lo que he ido acumulando y ya está. Es decir, al final es una herramienta que también puede ser útil. 

¿Qué consejos podemos darle a la persona que convive con quien se queja por todo, si a pesar de sus intentos de ayudar a la otra persona, no lo consigue?

Jota: Sí, sí. Enfocándonos un poco en la parte de la persona que es la que está sufriendo las quejas del otro, que igual, incluso la persona que está quejando se está desahogando de esas pequeñas cosas y está descargando y es el otro el que está recibiéndolas y al final no descarga. ¿Qué consejo le podríamos dar a esa persona, al conviviente en este caso, para vivir si al final no es capaz de modificar, es mejor huir de esta persona, es intentar ayudarla, es intentar que no te afecten esas quejas y que no te las tomes como tal? ¿Hay alguna forma de poder sobrellevarlo de la mejor manera? ¿O no hay remedio? ¿Hay que intentar que la otra persona vaya a terapia? 

Patricia: Es lo que te iba a responder. No, bueno, sí, por supuesto, si esto se expresa de una forma amable y con el objetivo de que la otra persona pueda mejorar su calidad de vida, por supuesto que se pueda hacer este planteamiento de señalar los costes, de oye, ¿qué consecuencias crees que está teniendo para ti el enfocarte en muchas situaciones con esta actitud de juzgar continuamente? ¿Qué costes tiene? ¿Crees que te permite disfrutar de cualquier plan o crees que te enreda en un bucle negativo? Generando estos espacios de reflexión en los que hablemos acerca de los costes, pues podemos tratar de plantar un poco esa semillita de oye, si esto no te está haciendo bien, vamos a intentar cambiarlo y si no podemos cambiarlo, pues a lo mejor nos viene bien una ayuda profesional. Y más allá de eso, Jota, pues yo diría el no entrar en esos bucles de queja, porque si entramos, al final es como un agujero negro en el que todo está mal y al final lo que estamos haciendo es contribuir a que esa persona se mantenga instaurada en esa queja. Si empezamos nosotros también con un ‘Jo, es verdad, el café está frío y además me lo han puesto en un vaso y yo le he pedido en taza y no sé qué, no sé cuánto.’ Estamos retroalimentando todo eso y facilitando el que haya un contexto en el que cualquier queja sea bienvenida. Entonces, lo que podríamos hacer es extinguir eso, es decir, no entrar en ese bucle, llevar la atención hacia otra cosa, no generar más debate en torno a ese tema y llevarlo con un poco de paciencia. 

¿Por qué es tan complicado cambiar esa actitud?

Jota: Ya veo. Entiendo que es complicado cambiar esa actitud. 

Patricia: Sí, sobre todo cuando no se es consciente de estos costes, porque si yo soy consciente, pues empezar a prevenirlo, a poner un remedio, una solución. Pero cuando yo no soy consciente de esto, pues no puedo cambiarlo. 

Jota: Claro. Ahí entraríamos en el debate de cómo convencer a una persona de ir a terapia cuando no sabe que lo necesita y que alguna vez lo hemos comentado y tampoco es el momento de entrar en ello, pero que sería interesante, porque en este caso, probablemente la terapia le ayude a vivir mejor, a tener una vida con un punto de vista más positivo y su vida sea más agradable. Pero como tú dices, si no es consciente de que tiene este problema, no sabe que necesita ir a terapia y no va por defecto a acudir. 

Patricia: Claro, claro. Sobre todo sin entrar mucho en esto, como comentabas, Jota. Pero al final creo que puede ser útil siempre, siempre que queramos comunicar o plantear a la otra persona el que recurra a ayuda, hacerlo desde una perspectiva de: ‘te lo digo porque te veo mal’ o ‘porque creo que estás sufriendo y que creo que podría venirte bien.’ Es decir, nunca desde un ataque, desde un: ‘es que me estás molestando todo el rato’, ‘es que eres insoportable’. Porque la otra persona va a recibir esa solicitud de ayuda como un ataque y es lo contrario lo que queremos plantear. Entonces siempre desde un: ‘Oye, me doy cuenta o tengo la sensación de que esto te está haciendo daño. Qué podemos hacer, qué soluciones podemos buscar entre los dos para que puedas vivir mejor, porque me preocupa verte mal.’ Ese sería un poco el enfoque. 

Jota: Genial, Patricia. Me ha encantado todo lo que hemos descubierto hoy. Creo que todos los que tengan en su entorno a alguien que se queja por todo, incluso los que se quejan o nos quejamos a veces de cosas, podemos intentar dar un punto más positivo a las cosas y no estar buscando siempre el fallo en algunos puntos. 

Patricia: Estupendo, Jota. 

Jota: Pues muchísimas gracias y nos vemos pronto. 

Patricia: Gracias a vosotros. Un abrazo. 

Jota: Chao, chao.

Patricia Martinez Psicóloga Online

Autor: Patricia Martínez

Psicóloga Psicóloga General Sanitaria con experiencia de trabajo en población infanto-juvenil y adulta.
Supervisora de casos y apoyo del equipo de POA.
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