Jota: Muy buenos días a todos, otro día más aquí para hablar de salud mental y estamos de nuevo con nuestra amiga Paula, Paula Masa, que como todos sabéis, es psicóloga, experta en terapia online con más de 20 años haciendo terapia y más de seis años, yo creo que esto lo vamos a tener que cambiar y empezar a decir siete, supervisora de casos y apoyo del equipo de Psicología Online Avanzada. Muy buenos días Paula, qué tal estás?
Paula: Buenos días, Jota, estupendamente aquí contigo.
Jota: Genial, genial. Aquí estamos otro día para hablar de otro tema y distribuir, o sea llevar a todo el mundo temas sobre sobre salud mental y entender un poquito más nuestra mente, cómo funciona.
Paula: Divulgar la psicología, si.
Jota: Eso es, si. Hoy vamos a hablar del odio, pero centrado en odiar a una persona cercana, a un familiar y entender un poco qué es esto, si son distintos odios los que hay por aquí. Me gustaría empezar preguntándote en general, pues qué es el odio? Porque a lo mejor todos sabemos o hemos sentido o podemos entender lo que es, pero no sé si hay alguna definición a ti que se te ocurra sobre el odio, qué es?
¿Qué es el odio?
Paula: Bueno, pues el odio es una emoción que consiste en una animadversión obsesiva hacia un objeto en cuestión, ya sea una persona, ya sea ante una situación momentánea o ante un grupo de personas, podríamos decir, eso es de alguna manera como los tres tipos de odio que existen.
Jota: Fíjate qué curioso. O sea, que sí, que hay diferentes odios y el sentimiento es distinto o el sentimiento es el mismo, lo único que se puede enfocar a distintas personas?
Paula: Bueno, hay psicólogos que llegan a decir incluso que el odio no es tanto una emoción, sino una actitud. Y yo creo que la diferencia entonces en estos tres tipos de odio va a ser más en eso, en la actitud o en el comportamiento. Por ejemplo, no es lo mismo que odiemos a alguien a quien hemos amado o con quien hemos tenido una relación a lo largo del tiempo. No es lo mismo que se nos despierte una reacción de odio en un momento muy puntual, en una situación muy, muy concreta, ante un hecho en cuestión o ante la presencia de algo o alguien. Y no es lo mismo, a lo mejor nuestra actitud cuando odiamos a un grupo de personas, no? Como pasa a nivel social con temas como el de la homofobia, el racismo, el odio a las mujeres, etc.
Jota: Sí, sí. Vale, entonces por que nos quede un poquito claro, has hecho distinción creo que en tres áreas diferentes del odio, nos las puedes repetir para que tengamos claro que tres áreas son.
Paula: Bueno, sería el odio hacia alguien a quien hemos amado. No lo podemos decir así, es un poco ese refrán, no? Es un refrán que dice algo así que del amor al odio hay un paso. Vale, pues es este tipo de odio del que estaríamos hablando. Luego está el odio ante una situación puntual o una situación momentánea. Hay casos de situaciones a veces totalmente desconcertantes e inesperadas que pueden llegar a generar en alguna o varias personas, porque además el odio es muy contagioso, de repente reacciones de ira, de rabia, de odio. Había un caso del cual se habla mucho y se utiliza mucho como ejemplo, un empresario de éxito en Nueva York que simplemente bueno, su vida le iba genial, le iba perfecta. Tenía una pareja con la que se iba a casar próximamente, tenía una empresa que estaba funcionando y que cada vez iba más hacia adelante y mejor. Tenía una vida muy organizada, muy ordenada y por eso se decía que era una persona de éxito, pero que sin embargo un día pasaba con su coche por la zona de Central Park y de repente un taxista o alguien que circulaba cerca de él le dio un roce, lo cual le hizo bajarse del coche y emprender a tiros contra esa persona. Eso se puede decir que es una reacción de odio, no porque odie concretamente a esa persona, pero sí que puede haber sido provocada por la frustración o por el hecho de suceder algo inesperado para él, no? Dentro de ese perfeccionismo en el que convivía, en el que vivía, podía estarlo viviendo de una manera tan obsesiva que ese roce, ese choque inesperado en su coche que le hizo el que ya no pudiera estar todo tan en punta en blanco, reaccionara de este tipo, no? Se habla de esa como una reacción de odio también. Y es por ejemplo en esos casos donde se dice que el odio no está en el objeto al que odiamos, sino en nosotros mismos. Al final es una emoción sólo y exclusivamente nuestra.
Jota: Muy extremo llegar hasta ese punto.
Paula: Hombre, imagínate. Claro, claro, por eso es un caso tan chocante. Pero bueno, hay otros muchos casos. También se habla de una discusión en un bar provocada por el alto coste de las gambas y entonces se empieza a discutir. Alguien menciona a la madre de otro y ahí empieza a generarse una pelea, como si estuviéramos hablando del salvaje oeste.
Jota: Fíjate, esto entonces sería el odio por una reacción de algo que ha ocurrido. Nos comentabas antes sobre el odio a una persona con la que había un cariño, en la que había un amor o imagino que de distintos tipos de amores que puede haber. Y había una tercera opción.
Paula: Hacia los grupos. Si esto es como un odio más social, no? Y es eso un odio hacia un grupo de personas que tienen una característica en concreto. Este odio es muy curioso porque a veces alberga e incluso una represión de lo que hay dentro de ti mismo. Esa persona que odia a ese grupo puede estar de alguna manera proyectando una resonancia de un sentimiento que despierta en sí mismo. Por ejemplo, en el caso de la homofobia, hay muchos homosexuales reprimidos que al final son los que manifiestan este sentimiento de odio hacia los propios homosexuales. ¿Por qué? Porque pueden estar viviendo su homosexualidad con esa libertad, con esa frescura que a ellos mismos les afecta, les influye, no? El no poderlo estar haciendo ellos reprimidos por sí mismos, claro. Por ejemplo, por ejemplo.
¿Como se puede pasar de sentir cariño hacia una persona, a odiarla?
Jota: Curioso. Vale, bueno pues partiendo de todo esto que nos has contado, sí que me gustaría que hablásemos hoy sobre el odio, como decíamos antes, a un familiar o a una persona querida como uno de los tres casos que nos has comentado. ¿Cómo sucede esto, cómo pasas de tener, se entiende un cariño hacia una persona a odiarla?
Paula: Bueno, es que del amor al odio hay un paso. Vuelvo a repetir. No, fíjate, hay un estudio muy, muy curioso aquí voy a hablar de pura psico fisiología y vamos a hablar del cerebro humano, en el cual se observa que personas que a las cuales se les presenta una imagen de alguien que les despierta una cierta animadversión, un odio, un rechazo e incluso a lo mejor un sentimiento de ira hacia esa persona. Se observa que en su cerebro se están activando áreas que tienen que ver con la corteza prefrontal y con zonas sub corticales, como por ejemplo la zona del putamen y el cíngulo. Estas áreas que bueno, nos pueden sonar a chino, en realidad son las mismas que se activan cuando amamos a alguien. Fíjate que curioso Jota. Lo cual ha llevado a la conclusión de que el amor y el odio no son términos en absoluto contradictorios, podríamos decir que son las dos caras de una misma moneda y que lo contrario del amor no es precisamente el odio, sino más bien la ignorancia, no? Entonces claro que podemos acabar odiando a alguien a quien hemos amado. ¿Por qué? Porque nos puede haber fallado, porque nos puede haber decepcionado, porque ha podido a lo mejor truncar nuestros planes, nuestros proyectos y eso despertar esa reacción de odio. Desgraciadamente hay muchos casos también que se escuchan, no? De situaciones en las cuales, habiendo tenido una relación previa, habiéndonos amado previamente, acabamos teniendo reacciones verdaderamente de odio y muy duras. No me voy a poner a dar ejemplos, pero seguro que alguno se nos está pasando ya por la cabeza.
Jota: Sí, bueno, entiendo que vas más dirigida a una pareja,
Paula: Por ejemplo.
Jota: Pero me gustaría que hablásemos sobre el odio más de un familiar, de un hermano. ¿Cómo puede? Me imagino que has puesto algunos ejemplos que, o por lo menos yo he reaccionado ya pensando en situaciones en las que un hermano con el que en principio tienes una buena relación, con el que te llevas bien, puedas dejar de tener esa buena relación. Me imagino que puede haber una pérdida de confianza, una traición, algo que no te esperas, no? De una persona que desde el principio debe ser alguien que te apoye, que te ayude o con la que tengas una confianza y pueda girar totalmente esa situación al sentir esa traición. Como bien has comentado, que del amor al odio hay un paso. Imagino que ese simple hecho que despierte esa traición que ocurre puede girar totalmente y de la noche a la mañana que pases de ser una persona a la que quieres, a que pases a odiarla?
Paula: Bueno, sí, claro. Entiendo que ha tenido que haber un punto de inflexión. Ha tenido que pasar algo. Pero sí podría suceder. Podría suceder que de la noche a la mañana ese sentimiento se transforme precisamente, quizás hasta paradójicamente, cuanto más te quiero, más puedo llegar a odiarte, no? Y de una forma más brusca y más drástica, depende de que sea eso que ha pasado entre nosotros, que tanto me ha podido llegar a decepcionar, que tanto me ha podido llegar a hacerme sentirme frustrado. Si el sentimiento de frustración está muy involucrado en el tema del odio. Por eso se dice tanto que el odio en realidad está dentro de nosotros mismos y no tanto del objeto al que odiamos. Porque al final, si hay una frustración es porque yo esperaba algo. No porque tú me hayas prometido algo, yo estaba esperando algo de ti y en esa espera yo soy la única responsable.
¿Se puede dejar de odiar a una persona?
Jota: Claro, también ha podido haber una promesa y que se genere esta reacción. Entiendo que en esta situación en la que de repente pasas a odiar a una persona como la que hablábamos, no muy cercana a ti, un familiar, un hermano, hay vuelta atrás? ¿El odio puede reconvertirse?
Paula: Se puede revertir, claro que sí, por supuesto. Y se puede trabajar. Y además, es que no es bueno vivir con odio. Es importante que si estamos sintiendo odio e incluso bueno, nos planteemos acudir a terapia, aunque no deja de ser una emoción perfectamente natural y que tiene su función adaptativa, que podría ser así como el amor nos lleva al apego, el odio nos lleva al desapego y a veces ese desapego es necesario. Si yo estoy en un proceso de separación, por ejemplo, quizás no me vendría mal una temporada de odio hacia mi pareja sin tenerlo que llevar a cabo y convertirlo en una actitud o en un comportamiento no me vendría mal, porque implicaría un rechazo o implicaría un distanciamiento. Y en ese procesamiento del duelo para mi cerebro estaría muy bien. Entonces sí, dime, dime.
Jota: Aquí me viene un detalle que has dicho al principio, en el que comentabas que el amor y el odio y el odio no son el opuesto, sino que el contradictorio o lo opuesto mal al amor es ignorar a…
Paula: Ignorar a la persona, si.
Jota: Que eso es lo que crea a lo mejor esa distancia y no tanto el odio. Imagino que efectivamente, no? Lo mejor en un caso como el que cuentas es ignorar a esa otra persona, separarte y crear esa distancia, no? Por lo menos inicialmente.
Paula: Claro, como entendemos el odio como algo bastante obsesivo, tiene mucho que ver con el pensamiento rumiante, con el darle vueltas. Si yo tengo ese estímulo cerca, alimento más este tipo de pensamientos, alimento más ese bucle, no? Entonces que yo me aleje, que yo me distancie, va a permitir incluso que yo pueda frenar, que pueda dejar de obsesionarme. Y a lo mejor ya no sentir tanto odio. Pero de primeras el odio me pide eso, me pide desapego, me pide rechazo, no? Aparte de que en ocasiones también nos pide comportamientos agresivos y es ahí donde entra en juego un elemento importantísimo que es el del autocontrol. Hay estudios que demuestran, ya a lo mejor aquí me estoy yendo a otro tema, pero hay estudios que demuestran que el odio no se ha de reprimir. De hecho se ha de aceptar. Nos lo debemos de permitir sentir, es una emoción más, es una emoción humana, digamos. Pero sin embargo, poner muy en funcionamiento el autocontrol es lo que nos va a llevar a que no nos traiga consecuencias negativas, a que no despierte esas actitudes de ira y de agresión hacia el objeto que odiamos. Entonces, no es tanto que tratemos de calmar o reprimir el odio, el odio habrá que sentirlo, necesitamos sentirlo. Pero si no fuera por el autocontrol, viviríamos en una jungla.
¿Qué orígen tiene el odio como emoción?
Jota: Claro, ¿Y qué origen tiene el odio como emoción?
Paula: No entiendo tu pregunta. ¿Qué origen? ¿A qué te refieres?
Jota: Si cuando hemos hablado en otras ocasiones sobre las emociones hemos visto un poco el origen que tiene de nuestros antepasados? ¿De dónde venía? Del miedo, pues a lo mejor el intentar huir de un peligro y ese tipo de cosas. Y no sé si en el odio puede pasar algo similar que tenga un origen ancestral, que nos ayude a sobrevivir como especie.
Paula: Pues fíjate, te cuento Jota. Es que resulta que sobre el odio se sabe muy poco, se ha investigado muy poco. Hay pocas investigaciones sobre el odio y mi conclusión es que a veces, como es algo tan negativo, como es algo que no nos gusta tanto mirar, ni siquiera se ha mirado para ello, para investigar sobre ello, como pasa con otros muchos temas psicológicos que al ser feos, al ser desagradables, tampoco invitan mucho a la investigación sobre ello. Es un error. Deberíamos de investigar porque precisamente quizás gracias al estudio y la investigación podríamos un poco aprender a gestionarlo. Entonces, en cuanto a esto que me preguntas del origen, pues la verdad es que no tengo una idea cierta, pero la verdad es que yo me voy mucho por el lado de la amenaza, no? Osea, al final se nos despierta odio como una protección ante algo que estamos interpretando como amenazante. Por eso también tiene mucho que ver con la ansiedad, no? La ansiedad es esa respuesta adaptativa que nos protege de las amenazas. El odio puede ser esa emoción que me lleva a protegerme, a distanciarme, a alejarme de algo que considero que me ha hecho daño. Entonces sí tendrá esa función adaptativa, servirá como ese mecanismo de defensa y tendrá mucho que ver con nuestros ancestros, o sea, con que lo sintieran también nuestros antepasados. Pero claro, lo que pasaba entonces es que la parte del autocontrol no estaba tan desarrollada, no estaba tan trabajada y por eso quizás se vivía más en un entorno de agresividad, en un entorno de ataque, en un entorno de constante defensa, precisamente por esa parte tan importante, por la del autocontrol.
¿Hay muchos casos que acuden a terpia para trabajar el odio?
Jota: Claro. Muy interesante. Entiendo que habrá muchos casos de gente que con este sentimiento que entiendo que es muy incómodo, sobre todo si está originado por una persona cercana a ti, sería conveniente y habrá muchos casos, que acudan a terapia a raíz de este problema.
Paula: Sí, claro. Si además se acude a terapia para trabajar el perdón, porque claro, como el odio despierta una actitud de ataque, una actitud de agresividad, al final es una actitud como de venganza, no? Y sabemos que no hemos perdonado a alguien cuando siguen apareciendo estos comportamientos de venganza. Entonces, una manera muy psicoterapéutica de trabajar el perdón es precisamente haciendo lo contrario, transformando esa venganza en comportamientos o conductas positivas. Al principio, aunque nos cueste de manera un poco forzada. Es una manera muy conductual de trabajar el perdón. Y a partir de conductas positivas recibimos conductas positivas y a lo mejor quizás así, de alguna manera se palia ese sentimiento de frustración o de decepción que me he llevado con la persona a la que odio. Así podremos un poco conseguir trabajar el perdón, pero sí que es necesario trabajarlo, es muy importante porque vivir con odio, vivir con rencor, es algo muy invasivo. Estamos hablando de una obsesión dentro de lo que cabe. Entonces esto significa que inunda y al final me puede llevar a que incluso me olvide de otros aspectos de mi vida, donde además estoy teniendo sentimientos agradables y emociones positivas.
Jota: Claro, claro, claro. Me parece muy interesante, y además aquí has sacado otros odios de situaciones, de colectivos. Incluso se me ocurre ahora que están tan de moda las redes sociales, los haters y …
Paula: Los odiadores.
Jota: Que están ahí, que aunque es otro tema que puede ser interesante, que exploremos.
Paula: Tiene mucho que ver con el odio y a nivel social es verdad que es un odio que está muy presente, pero es un ejemplo clarísimo de que el odio está dentro de las personas y no tanto en el objeto. Estos odiadores odian todo. De hecho hay un experimento, esto ya lo cuento un poco como empuje para si en un futuro hacemos un podcast sobre este tema, que sirva un poquito como avance. Hay un experimento en el cual se estaba haciendo el típico estudio de mercado, no sé si se estaba analizando un microondas. El caso es que ponen a dos grupos, un grupo de personas bastante racionales, equilibradas, que reflexionan y razonan aquello que están valorando y un grupo de odiadores, de haters, de los que están en las redes sociales atacando siempre. Entonces se observaba clarísimamente que los haters eran, pero muchísimo más críticos con el producto en cuestión, mientras que las personas que se consideraban racionales, equilibradas, etc, eran capaces de ver aspectos positivos, aspectos negativos también, pero de una manera muy, ya te digo, equilibrada. En el caso de estos haters lo odiaban directamente. Obviamente detectaban muchas más características negativas que lo cual quiere decir que bueno, sí, podría ser un poco lo que dicen algunos psicólogos. El odio no es tanto una emoción, sino más bien una actitud. En el caso de estas personas, así es la actitud de estar en contra de todos.
Jota: Curioso, curioso y muy apasionante saber un poquito más. Aprovecho para comentar que si hay alguien que quiere que hablemos de este tema o de cualquier otro, nos puede escribir a podcasts@psicologíaavanzada.es y mandarnos ahí un comentario y trataremos ese tema si así lo queréis. Paula pues no me queda nada más a mi por mi lado, por lo menos el agradecerte haber venido otro día aquí a hablar un poquito sobre todos estos temas de la mente y tal. Espero que no me odies por estos temas que tratamos.
Paula: Nunca Jota, espero que no me decepciones para ello.
Jota: Y nada, deseando que quedemos otro día a seguir hablando sobre estos temas tan interesantes.
Paula: Sí, estaremos. Encantada de estar contigo.
Jota: Pues un saludo y hablamos otro día.
Paula: Un saludo. Adiós.