Jota: Muy buenos días a todos, un día más aquí para hablar de salud mental y de nuevo estamos con nuestra querida amiga Patricia, que como todos sabéis es Psicóloga Sanitaria enfocada en población adulta, que trabaja desde las Terapias Contextuales y es una pieza fundamental del equipo de Psicología Online Avanzada. ¿Muy buenos días, Patricia, qué tal? ¿Cómo estás?
Patricia: Buenos días, Jota, muy bien, muy bien. Por aquí todo bien. ¿Y vosotros qué tal?
La Naturaleza Subjetiva del Pensamiento: ¿Somos lo que Pensamos?
Jota: Nosotros genial, estamos aquí pensando un montón de cosas y deseando trabajar en este podcast para que nos desveles pues todo el pensamiento que tenemos ahí, que si realmente somos lo que pensamos.
Patricia: ¿Qué gran pregunta, no? Claro, para responder a esta pregunta quizás sea importante que vayamos hablando de otras cosas. Y es que al final, ¿qué es el pensamiento? ¿O por qué yo pienso de una manera? ¿Por qué yo tiendo a pensar de una manera y otra persona de otra? ¿Por qué esas diferencias? Porque al final el pensamiento es algo muy subjetivo. No es lo mismo describir objetivamente una realidad, describir, por ejemplo, que este objeto que tengo en la mano es un boli. Los dos podemos definir de una manera objetiva, más o menos objetiva, el color del tubo, el color de la tinta, la forma que tiene, la textura. Eso es un análisis objetivo de la realidad, pero no siempre nuestra vivencia es el fruto de un análisis tan objetivo. Entonces, ¿qué es lo que diferencia la manera de pensar entre las personas? Nuestra historia de vida, las vivencias que hemos tenido desde la infancia que se van acumulando y que van forjando distintas tendencias a percibir la realidad de una manera o de otra, a darle más importancia a unas cosas, a hablarnos a nosotros mismos de una determinada manera, a fijarnos en lo que hacen los demás desde un filtro determinado. Todo eso es fruto de nuestras experiencias. Por lo tanto, parece que hay una parte que es difícil de controlar, no? Que si yo tengo una determinada manera de pensar en base a lo que yo he vivido, hasta qué punto yo tengo control sobre lo que pienso? ¿Y si no tengo control sobre lo que pienso, por qué eso me va a definir? ¿Acaso no me definirán más las conductas, que es lo que sí que está bajo mi control?
Reflexiones sobre la Evolución del Autocontrol: Del Pensamiento a la Acción
Jota: Me acabas de con este punto final te iba a preguntar yo justo. Entonces, ¿probablemente mi conducta vaya en base a lo que pienso?
Patricia: O no, cuántas veces…?
Jota: Podría no hacerlo pero lo habitual y lo normal es que si yo pienso de una manera, mi conducta vaya en relación a cómo pienso y no me comporte en contra de mis pensamientos, aunque pueda forzarlo y no hacer lo que pienso, pero a no ser que sea algo ilegal o que me duela hacerlo, normalmente me comportaré como pienso.
Patricia: Claro, poniendo un ejemplo de una situación bastante estresante, por lo menos a las personas que vivimos en Madrid, un atasco en el centro de Madrid, y podemos ver que a lo mejor el coche de delante está haciendo cosas que no debería de hacer, se despierta en nosotros muchísima rabia y en ese momento es probable que empecemos a tener pensamientos acerca de lo que le haríamos a esa persona. ¿Eso significa que yo soy mala persona por pensar así?
Jota: No.
Patricia: Claro, y ahí estamos teniendo autocontrol de no voy a hacer nada a la otra persona. O poniendo un ejemplo más accesible…
Jota: Te quería preguntar yo aquí, antes de seguir.
Patricia: Sí, sí, sí.
Jota: Ahora mismo no haríamos nada. Hace 500 años, ante una situación así, probablemente sí que hubiéramos hecho algo. Probablemente.
Patricia: Claro.
Jota: Si, cuéntame por qué lo hubiéramos hecho distinto.
Patricia: Porque nuestro cerebro no tenía el mismo nivel de desarrollo que tenemos ahora mismo. A lo largo de la evolución del ser humano, nuestro cerebro ha ido evolucionando de tal manera que se han ido desarrollando otras partes nuevas. De hecho, el neocórtex, que es la última parte de la corteza cerebral que se ha ido desarrollando a lo largo de la historia de la especie, está muy vinculada con procesos de autocontrol, procesos de atención, esa parte intermedia, por decirlo así, para que nuestro cerebro emocional no nos lleve a actuar impulsivamente en situaciones en las que no procede que así sea. Entonces, claro, en la prehistoria, pues no, no actuaríamos de la misma manera porque no teníamos el mismo grado de control, por decirlo así, de nuestras conductas. Además de que no había una norma social, lo que se priorizaba era cosas diferentes, se priorizaba la supervivencia física. Ahora, por ejemplo, no tenemos tanta amenaza física, sino que ahora hay otras amenazas de carácter más social, relacional y demás. Entonces, claro, por eso no actuaríamos de la misma manera.
El Control de la Conducta: ¿El Pensamiento Define Nuestra Identidad?
Jota: Yo no me había ido tan lejos, pero me sirve toda la explicación. Tiene todo el sentido. Y además te había cortado porque tú querías seguir con tu desarrollo. Cuéntanos.
Patricia: Sí, estaba comentando que en otros ejemplos más sencillos, cuántas veces, yo qué sé, la persona que tenemos delante que nos irrita algo de su comportamiento y nos entran ganas de decirle algo inapropiado, pero no lo hacemos. Y eso sí que sería legal, lo que pasa es que es que no lo hacemos porque realmente podemos tener un control sobre nuestra conducta. ¿Entonces, qué dice más de nosotros? ¿Lo que pensamos o lo que hacemos? Porque el pensamiento no está bajo nuestro control, es fruto de nuestra historia de vida y además es que no lo podemos controlar. De hecho, invito a todos nuestros oyentes a hacer un ejercicio de Oye, no pienses durante 1 min. Cronométrate y trata de poner todo tu esfuerzo en no pensar en un oso blanco, ni en lo grande que es, ni en el color de su pelo, ni en lo suave que sería, ni en lo negra que tendría la naricita, ni en sus ojitos negros. Y cronometrate y anota el número de veces que se te viene a la cabeza el oso blanco. No lo podemos controlar, y aún pudiendo controlarlo tenemos que poner muchísimo esfuerzo en hacerlo. Entonces yo creo que no merece la pena hacer esto, puesto que no somos lo que pensamos. Podemos elegir comportarnos de una manera diferente aún teniendo x pensamientos.
Jota: Claro.
Patricia: Porque si yo soy lo que pienso y me vienen a la cabeza pensamientos muy desagradables que no están bajo mi control, qué desagradable pensar que soy mala persona por tener esos pensamientos que no controlo. Lo que dice de mí es lo que hago, el cómo yo me comporto con los demás, el compromiso que tengo con llevar la vida que quiero llevar, etc.
El Espejo de la Mente: Pensamientos, Acciones y Autoevaluación
Jota: Tienes toda la razón y está muy bien porque me estás llevando a puntos muy extremos. Pero en mi día a día, si yo pienso que para mí es bueno comer sano, hacer deporte, tener luego un tiempo de ocio con amigos, lo normal es que yo busque un momento para salir a hacer ejercicio, que busque luego y coma de forma equilibrada y sana, y que luego pues intente contactar con alguien y pueda tener un contacto con mis amigos y tal, porque pienso así, pero eso no es dañino, no voy, no estoy haciendo ningún acto ilegal. Sí que es verdad que en el resto de áreas de mi pensamiento que entren en conflicto con los demás, con la sociedad o con lo que yo quiero ser, sí que podré controlarlo. Pero me imagino que la mayor parte de nuestro pensamiento no es dañino para los demás o normalmente, y entonces sí que podré compartir ese pensamiento con mi vida, irán asociados, irán en relación.
Patricia: Claro. Al final creo, Jota, que de lo que me estás hablando es como de los valores, de un sistema de valores que cada uno tiene, de lo que para mí es importante en la vida y por lo tanto actuar en base a ese sistema de valores. Pero siguen siendo elecciones. Y esas elecciones, esa conducta, realmente es lo que me define como persona. O sea, yo puedo tener muchísimos pensamientos de me gustaría ser una persona sana, tener una dieta equilibrada, no tener hábitos tóxicos, no consumir sustancias, etc. Pero si luego eso no lo materializo en acciones, da igual como piense, lo que estoy pensando no me define. Yo no soy sana, entre comillas, simplificandolo mucho, pero yo no soy una persona sana por pensar en ese estilo de vida, si no lo llevo a la práctica. Lo importante y lo que nos definen son las acciones. Además, otro matiz importante es que tendemos y jo, que a mí también se me escapa. A veces tendemos a juzgar nuestros pensamientos como buenos o malos, cuando en realidad solo son pensamientos. ¿Para qué juzgar si son buenos o malos teniendo más aún en cuenta que no están sujetos a mi control? Esto es como a veces utilizo el ejemplo de un espejo. Si delante de un espejo yo coloco una flor y lo que veo es el reflejo de la flor, vale, pues bien, una flor es bonita. Si coloco delante un cachorro de gatito, que Jo, qué agradable, qué achuchable. ¿Pero si coloco delante un cuchillo ensangrentado, por ejemplo, el espejo es malo por reflejar eso? No, el espejo es neutro. El espejo simplemente refleja lo que se le ponga delante y no está bajo su control. Con los pensamientos pasa lo mismo. No hay pensamientos buenos o malos, simplemente son pensamientos. Es un poco el reflejo de nuestra historia de vida, no determina nada. Ahora bien, voy a en función de, bueno, voy a elegir cómo actuar. Habrá veces que haya pensamientos que me lleven a acciones que sean saludables para mí, otras veces no será el caso. Pero quizás no convenga ni siquiera entrar en el debate de si este pensamiento es bueno o malo, sino simplemente verlo como ahora mismo estoy pensando en esto. Bueno, es un pensamiento, no es la realidad.
Pensamientos Intrusivos: ¿Somos Responsables de lo que Cruzan Nuestra Mente?
Jota: Claro, me acabas de llevar a un viaje en el que no estaba contemplandolo. Que efectivamente, puede que estemos pensando cosas que nunca vayamos a hacer o que nunca, pero las pensamos y pueden ser malas. Puedes estar pensando en cometer un crimen tremendo que nunca lleves a cabo. ¿Quieres decir que el que yo esté pensando en hacer un crimen y dándole vueltas a todo eso, durante todo eso, no tiene por qué ser malo, siempre que no lo lleve a cabo?
Patricia: Claro, bueno, será desagradable para ti el tener ese estar dándole vueltas. Aquí ya estamos hablando de un componente obsesivo, que sí que es algo que se puede trabajar en terapia, porque sí que es muy desagradable. Pero tú no eres mala persona por pensar en eso. O sea, es como, por ejemplo, en las relaciones de pareja. Yo puedo tener pensamientos de deseo acerca de otros, incluso fantasear con tener una experiencia sexual con otras personas, pero no hacerlo. Y el simplemente pensarlo que se me venga a la cabeza, no significa que yo sea una persona infiel, ni que vaya a cometer una infidelidad, ni que esté traicionando a mi pareja. Sencillamente es un pensamiento que no está bajo mi control. Lo que define mi compromiso y mi fidelidad con mi relación de pareja son mis actos, es que no lo estoy haciendo, no?
Jota: Interesante, qué interesante hablar de esto y cómo exponer esto, como era el título, si somos lo que pensamos y ser capaces de pensar cosas que no somos. Poniéndonos a nosotros como protagonistas incluso de algo que no somos, por qué una persona que no es, que no va a hacer este tipo de cosas puede llegar a pensar lo que estábamos comentando, una infidelidad o un crimen o cosas que luego realmente no hace. ¿Por qué se tienen esos pensamientos?
Patricia: Bueno, porque los pensamientos no hay ningún filtro, por decirlo así. O sea, podríamos decir muy entre comillas, pero que los pensamientos son impulsivos en el sentido de que surgen y ya está. Y surgen en base a lo que yo estoy viendo en mi entorno, eso se mezcla con mi experiencia emocional y entonces aparece esa vocecilla en nuestra cabeza diciéndonos cosas o imágenes mentales. Simplemente son el resultado de las experiencias que tenemos tanto presentes como a lo largo de nuestra historia de vida. Surgen sin más, siempre en respuesta.
Jota: Sí, si esos pensamientos que surgen, yo podré también decidir si le doy más importancia y continuó con ese pensamiento más tiempo en la cabeza o no le doy ninguna importancia y no vuelve a mí jamás. Eso sí que puede ser parte de decisión mía, de decir esto que se me ha ocurrido, qué interesante, voy a explorar más y voy a seguir pensando en ello.
Patricia: Efectivamente.
El Poder de la Observación: Desvinculando la Identidad de los Pensamientos
Jota: Sí que podría ser parte de mí, no? Aunque yo nunca lleve a cabo una acción relacionada con el pensamiento que estoy teniendo y simplemente esté dentro de mí, al final eso sí que tiene que ser una parte mía. Soy yo el que lo está pensando y el que ha llegado a mí. Oye, le quiero dar vueltas a este tema.
Patricia: Pero ese no eres, es decir, tú eres el espacio en el que eso sucede. Tú eres el espacio en el que aparecen esos pensamientos. Tú eres ese espejo. Volviendo al ejemplo de antes, pero tú no eres el contenido que se refleja en ese espejo. O sea, tú no eres tus pensamientos. Sí que hay aquí un pequeño componente de decisión en cuanto a si quiero seguir explorando esta idea o no, pero tú eres el que observas que tienes esa idea. Tú eres el que decides en cierta parte qué hacer con ellos, si lo llevo a la práctica, si no lo llevo a la práctica, si me pongo a debatir contra esa idea o a favor o lo que sea, ese eres tú, el espacio en el que sucede eso y el que decide qué hacer con todo ello. Aunque es cierto que hay veces que le damos demasiadas vueltas a las cosas sin querer hacerlo realmente. Cuando algo nos preocupa, cuando estamos experimentando ansiedad, por ejemplo, o por ejemplo, cuando estamos enfadados con, no tiene por qué ser algo patológico, cuando estamos enfadados con una persona y nos pasamos un buen rato dándole vueltas a: ‘es que como me ha podido hacer esto, porque fíjate, porque no sé qué. Y claro, es que esto ya me lo hizo otra vez.’ El pensamiento simplemente surge en base a ello. Y hay veces que nos enredamos más y hay veces que nos enredamos menos, hay veces que tenemos más control y que me puede venir un pensamiento de asesinar al conductor de delante pero no me enredo en ello y entonces digo va y sigo escuchando música. Pero hay veces que cuando sí que detrás hay una preocupación importante para nosotros pues sí que le damos más vueltas e incluso a veces nos metemos en bucles que sí que son perjudiciales cuando le damos demasiada importancia a los pensamientos, que es lo que ocurre por ejemplo en problemáticas tipo TOC, trastorno obsesivo compulsivo, donde me viene un pensamiento sobre asesinar a mi jefe y yo me quedo enredada con ese pensamiento de ‘pero por qué estoy pensando esto? Igual soy mala persona y si lo pienso a lo mejor es que lo puedo llegar a hacer’, y me meto como en ese bucle donde ahí sí que hay una fusión, bueno un miedo, una fusión pensamiento-acción donde yo pienso que por pensar algo lo voy a hacer. Y justamente lo que estamos comentando en este podcast es algo que se trabaja en este tipo de problemáticas, el oye, podemos pensar cualquier cosa, todos tenemos pensamientos extraños, todo depende del grado de importancia que yo le doy a ese pensamiento, lo que me quedo enganchada en él y la función que esto cumple.
Jota: Claro, entiendo que cuando estos pensamientos que como comentas todos podemos tener en algún momento se convierten en un problema y empiezas a obsesionarte por ellos, es muy importante controlar, no sé si controlar o acudir a una especialista que te ayude a gestionar este tipo de cosas.
Patricia: Efectivamente, es muy importante porque es que el pensamiento siempre va a estar ahí y si me atormenta tener determinados pensamientos se convierte en un bucle que suele ser muy desagradable, suele generar muchísimo malestar, bastante ansiedad y demás. Entonces es acudir a terapia pues para trabajar esto, que es que el pensamiento es pensamiento, que ni lo podemos controlar, ni es malo ni es bueno, sino que podemos actuar diferente aún teniendo ese pensamiento.
La Evolución del Pensamiento: Adaptándonos a lo Largo de la Vida
Jota: Hay una cosa que quería comentar antes de que terminásemos y es que los pensamientos evolucionan a lo largo de nuestra vida, van cambiando tal y como has comentado, no somos lo que pensamos como comentábamos o preguntábamos al principio. Esta evolución en los pensamientos también hacen que durante nuestra vida vayamos variando cómo nos comportamos de alguna forma. Me imagino que esto es lo normal que ocurre en todos nosotros.
Patricia: Claro, porque por ejemplo las preocupaciones van variando a lo largo de la vida de las personas. No es para nada lo mismo probablemente lo que nos preocupe cuando tenemos 15 años que cuando tenemos 40. Son preocupaciones totalmente diferentes. Entonces nuestro pensamiento va a la línea de lo que nos importa en cada momento de nuestra vida, de lo que nos importa, de a qué le damos importancia, de nuestras circunstancias. Entonces cambia nuestra manera de pensar, nuestro enfoque, y por lo tanto también cambia nuestro comportamiento. Pero no es que seamos lo que pensamos, sino que adaptamos nuestro comportamiento a lo que queremos hacer y a lo que es importante para nosotros en nuestra vida.
Jota: Muchas gracias, Patricia. A mí me ha transformado este pensamiento que nos ha salido aquí. Totalmente. Y sí que me has aclarado, es muy, muy, muy evidente que lo importante aquí es cómo nos comportamos a pesar de cómo pensemos.
Patricia: Efectivamente. Pues muchas gracias a vosotros, Jota.
Jota: Pues nos vemos pronto en otro capítulo, Patricia.
Patricia: Un abrazo.
Jota: Chao, chao.