Se trata de una emoción intensa que sentimos cuando hay algo que va mal o que nos ha perjudicado.
Suele caracterizarse por sentimientos de estrés, frustración e irritación. En ocasiones, cualquier persona siente ira. Es una respuesta perfectamente normal a situaciones frustrantes o difíciles.
La ira sólo se convierte en un problema cuando se manifiesta en exceso y empieza a afectar a tu funcionamiento diario y a tu forma de relacionarte con otras personas. Puede variar en intensidad, desde un ligero enfado hasta la rabia.
A veces es excesiva o irracional. En estos casos, puede ser difícil mantener la emoción bajo control y esto hace que te comportes de una manera que no harías en otras circunstancias.
Índice
¿Cómo reacciona mi cuerpo cuando estoy enojado?
Cuando nos enfadamos, nuestro cuerpo experimenta ciertos cambios biológicos y fisiológicos. Algunos ejemplos de cambios biológicos por los que puede pasar tu cuerpo son:
- Incremento de los niveles de energía.
- Elevación de la presión arterial.
- Elevación de hormonas como la adrenalina y la noradrenalina.
- Subida de la temperatura corporal.
- Mayor tensión muscular.
La ira no tiene el mismo aspecto en todas las personas y todos la expresamos de diferentes maneras. Entre las características externas que puedes notar cuando estás enfadado están:
- Voces elevadas.
- Puños cerrados.
- Fruncir el ceño.
- Mandíbula apretada.
- Temblores físicos.
- Latidos rápidos del corazón.
- Sudoración excesiva.
- Marcando el paso excesivamente.
¿Cuáles son los efectos negativos de la ira?
Se trata de una emoción completamente normal y sana.
Sin embargo, puede ser perjudicial para tu salud emocional y física cuando pierdes el control sobre ella. Cuando estás enfadado, tu cuerpo experimenta algunos cambios fisiológicos y biológicos.
El ritmo cardíaco se acelera y la presión arterial se dispara. El organismo además libera hormonas como la adrenalina y la noradrenalina. Someter a tu cuerpo a estos cambios con frecuencia, al enfadarte repetidamente, puede provocar trastornos y complicaciones médicas como:
- Presión arterial alta.
- Depresión.
- Ansiedad.
- Insomnio.
- Abuso de sustancias.
- Úlceras gástricas.
- Enfermedad intestinal.
- Diabetes tipo 2.
¿Cómo identificar la ira?
La ira no tiene el mismo aspecto en todas las personas, ya que todos la expresamos de forma diferente. Para ciertas personas, gritar puede ser una forma de desahogar su ira, mientras que otras pueden expresarla golpeando físicamente un objeto o incluso a otra persona.
Es una emoción humana normal, pero es importante encontrar formas sanas de expresarla para no distanciar a las personas que nos rodean.
Expresar la ira de forma saludable también es importante para la salud mental.
Causas
La ira puede ser causada por influencias externas o internas. Una persona o un acontecimiento pueden hacer que te enfades. Podrías enfadarte porque otra persona se ha colado delante de ti en la cola. Podrías sentirte enfadado cuando estás emocionalmente herido, amenazado, con dolor o en una confrontación.
A veces utilizamos la ira para sustituir otras emociones con las que preferiríamos no lidiar, como el dolor emocional, el miedo, la soledad o la pérdida. En estos casos, la ira se convierte en una emoción secundaria.
También puede ser una reacción al dolor físico, una respuesta a los sentimientos de miedo, para protegerte de un ataque percibido o en respuesta a una situación frustrante.
A menudo, un factor desencadenante provoca la ira, que bien puede ser racional o irracional. Varios de los desencadenantes habituales que provocan la ira son:
- Lidiar con la pérdida de un ser querido.
- Perder un trabajo.
- Pasar por una ruptura.
- Fracasar en un trabajo o una tarea.
- Estar fatigado.
- Sufrir un accidente o padecer una enfermedad que provoque cambios físicos en el cuerpo (por ejemplo, perder la vista o la capacidad de caminar).
Asimismo, la ira puede ser un síntoma o una respuesta a una afección médica. Como la depresión, abuso de sustancias, TDAH o trastorno bipolar.
¿Qué tipos de ira hay?
Existen tres tipos principales de ira.
Ira pasivo-agresiva: En este caso, la persona trata de reprimir la ira para evitar enfrentarse a ella, pero normalmente acaba expresándola de forma poco saludable y perjudicial.
Ira asertiva: Esta puede ser una opción saludable para expresar la ira. Consiste en manejar el enfado de forma controlada utilizando las palabras para explicar con calma y tratar de suavizar la situación. De este modo, el enfado está expresado de forma no amenazadora.
Ira abiertamente agresiva: Este tipo de enfado puede ir acompañado de agresiones físicas o verbales, como gritar o golpear cosas. El objetivo de este tipo de ira suele ser herir emocional o físicamente a la persona a la que está dirigida.
Por otra parte, también puede expresarse de dos maneras: verbalmente o no verbalmente.
Verbalmente: Cuando una persona expresa su ira verbalmente, es probable que la veas levantar la voz. Puede llegar a insultar y decir cosas hirientes si el enfado va dirigido a otra persona.
De forma no verbal: Notarás ligeros cambios físicos en una persona que expresa el enfado de forma no verbal. Puede fruncir el ceño y apretar la mandíbula y el puño. También es posible que arremeta contra otra persona u objeto, a veces causando daños físicos a la persona u objeto y, en determinados casos, incluso haciéndose daño a sí misma.
Las dos formas de expresar la ira no son mutuamente excluyentes y es posible que una persona exprese la ira de ambas maneras.
Tratamiento
Para la mayoría de las personas, la ira es una emoción normal que todos sentimos, y podemos encontrar formas de expresarla de forma saludable. Sin embargo, hay otras que necesitan tratamiento. La forma más común de tratar la ira excesiva es con terapia.
Terapia
Para la mayoría de las personas, es fácil identificar los desencadenantes y las emociones que hay detrás de los enfados. Pero hay quienes experimentan la ira de forma repentina e intensa sin ser capaces de frenarla ni de identificar los desencadenantes que la provocan.
Si experimentas estallidos de ira frecuentes e intensos que te causan daños físicos y emocionales a ti o a las personas que te rodean, es posible que necesites ayuda profesional para controlar tu ira.
¿Cómo afrontar la ira?
Es muy importante encontrar formas de afrontar la ira. Cuando permitimos que tome el control de nuestras vidas, afecta a todo lo que hacemos. Es capaz de dañar las relaciones con nuestros seres queridos y causar problemas en nuestro lugar de trabajo.
Si te resulta difícil mantener tu ira bajo control en determinadas situaciones, aquí tienes un par de mecanismos de afrontamiento que podrían ayudarte.
- Identifica la causa: El primer paso para hacer frente a la ira es identificar la causa principal de la misma. Quizás sea otra emoción, como el miedo o la soledad. Puede ser un altercado que hayas tenido o un pensamiento desagradable que te ha venido a la mente.
- Medita: La meditación es muy beneficiosa para ayudar a controlar las emociones humanas. Puedes empezar con técnicas sencillas de meditación como ejercicios de respiración profunda. Cuando te enfrentes a una situación que te haga enfadar, tómate un segundo antes de reaccionar. Para calmarte no dudes en hacer varias respiraciones profundas o intenta contar hasta que sientas que te tranquilizas.
- Haz ejercicio: Hacer ejercicio no sólo es bueno para tu salud física, sino también para tu salud mental. También es una forma de canalizar las emociones, como la ira, de una manera útil y productiva. Salir a correr o a nadar cuando estás enfadado puede ayudarte a calmar la emoción.
- Déjalo salir: No reprimas tu ira. Expresar tu ira cuando la sientas es la forma más saludable de superarla. Embotellar la emoción es muy probable que provoque un estallido repentino e intenso cuando menos lo esperes.
- Evita los desencadenantes: Si te enfadas rápidamente, es útil intentar identificar y evitar tus desencadenantes. Si te sientes desencadenado a menudo cuando mantienes una conversación con una persona concreta o sobre un tema determinado, evita a esa persona o ese tema hasta que aprendas a controlar mejor tu ira.
Que significa esto para ti
Aprender a controlar tu ira es una habilidad que puedes desarrollar.
También es posible que te lleve un tiempo aprenderla, así que no te castigues cuando veas que caes en viejos hábitos cuando estás enfadado. Repasa los mecanismos de afrontamiento que te han funcionado y vuelve a probarlos.
Es importante recordar que, cuando se expresa adecuadamente, la ira es una emoción saludable.
También puede ser beneficiosa en situaciones de peligro, ya que la emoción desencadena nuestra respuesta de lucha o huida. En ocasiones, esto puede ser útil para salir de una situación de peligro.
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