Jota: Muy buenos días a todos. Un día más aquí para hablar de salud mental. Y como otros muchos días, tenemos hoy con nosotros a Paula Massa, que como vosotros ya sabéis, es Psicóloga Experta en terapia online con 20 años de experiencia haciendo terapia, más de siete años haciendo terapia online y además es supervisora de casos y apoyo del equipo de Psicología Online Avanzada. Muy buenos días, Paula. ¿Cómo estás?
Paula: Buenos días, Jota, muy bien. Estupendamente.
Jota: Genial, genial. Yo estoy aquí con un poquito de presión. No sé qué preguntarte, tengo que tomar una decisión. Y como habréis visto en el título, es porque hoy vamos a ver cómo influye la presión social en la toma de decisiones. Porque esto influye.
Paula: Mucho. Influye muchísimo.
Jota: Fíjate.
Paula: No podemos imaginar cuánto.
¿Qué ocurre con nosotros cuando estamos expuestos y vivimos en sociedad?
Jota: Pues si quieres, haznos así una primera aproximación de qué ocurre realmente con nosotros, cuando estamos expuestos y vivimos en sociedad.
Paula: Empezando por saber que el ser humano es un animal social, es un animal gregario y por esto tenemos mucho como referente siempre, siempre a los demás. Entonces, ya eso nos ayuda a entender, es uno de los elementos más importantes por los que podemos entender que la presión social, que lo que suceda en los que nos rodean, nos va a influir en cuanto a las decisiones que tomemos nosotros en nuestra vida en cuanto a nuestra manera de vivir nuestra vida, por supuesto.
¿Cuando somos niños existe también la presión social?
Jota: Fíjate. Esto ocurre siempre, o sea, cuando somos niños, que todavía a lo mejor no tenemos establecido o condicionados por otras cosas, ¿también sucede que existe alguna presión social que veas, no sé, en tus amigos del colegio o en tu casa, que haga que tomes esas decisiones también en base a esa presión?
Paula: A su manera, a su nivel, entiendo que sí. Creo que sí, que también. No lo llamaríamos presión, quizás tanto, sino influencia social. Desde que nacemos formamos parte de un grupo, formamos parte de una sociedad e insisto, siempre vamos a tener como referente a los otros. Y vamos a tener, vamos, debemos de tener en cuenta que cuando somos niños nuestras figuras de referencia más importantes, nuestras figuras de autoridad son nuestros padres, que ya están bastante sumergidos en esa sociedad, con lo que por tanto las pautas y los guiones que nos establezcan van a estar también muy determinados, podemos decir, por esa presión o influencia social. No hace falta que pongamos el término tan drástico de presión.
¿La gente toma decisiones basándose en los demás ántes que en sus propias preferencias?
Jota: Claro. Entonces, ¿nos quieres decir que la gente toma decisiones más basadas en los demás que en las propias preferencias de uno mismo?
Paula: No tiene por qué, no debería de ser así, pero en muchas ocasiones influye. Influye a veces que incluso no somos conscientes de que no estamos tomando la decisión que queremos, sino la que quiere nuestra sociedad, la que quiere nuestro grupo de referencia. Hay otras veces que sí somos conscientes, pero por un sesgo de conformidad que tiene nuestro cerebro, que si quieres luego te lo explico, además a través de un experimento muy interesante que se hizo el sesgo de conformidad, también estamos siendo conscientes de que a lo mejor estamos cediendo o estamos concediendo a lo que opinan los demás. Y sin embargo, no es lo que nosotros consideramos, lo que nosotros percibimos o queremos. No sé si estamos hablando en términos demasiado abstractos, igual podríamos ir poniendo ejemplos.
Los experimentos de Ash: el sesgo de conformidad
Jota: Sí, pues si quieres poner algún ejemplo.
Paula: Hablo directamente de este experimento que me gusta mucho, es el experimento de Salomon Ash. Bueno, en Estados Unidos se sería más bien Ash, su pronunciación. Este psicólogo social vino a hacer un experimento muy interesante basado en esto de lo que te hablo, el sesgo de conformidad, en el cual al sujeto experimental le pedías que identificase la distancia. Algo muy sencillo, era un ejercicio de percepción, simplemente tenía que contestar a una pregunta. Había una serie de líneas y tenía que decir si estas líneas eran iguales o se diferenciaban en distancia, en grosor, etcétera. Antes había una serie de sujetos que para el sujeto experimental también creía ser experimentales, pero que sin embargo, bueno, pues como si dijéramos, eran ganchos del experimento. Y estos sujetos anteriormente dijeron que todas las líneas eran iguales. El sujeto experimental veía que no era así. En muchísimos de los casos a la pregunta contestó exactamente lo mismo que el grupo anterior, que éstas eran iguales. Algunos eran conscientes de que no lo estaban viendo, no lo estaban percibiendo de esta manera, pero por una cuestión de conformidad, de no entrar en disputas, de no darle demasiada importancia al experimento, dijo que sí. Y sin embargo, otros es que cambió incluso su propia percepción, llegaron a verlas iguales. Ese es un clarísimo ejemplo de cómo la influencia social determina muchas de nuestras percepciones y por tanto nuestras consecuentes decisiones.
Jota: Claro. Sí, yo había visto este caso y es impresionante cómo te dejas influir en algo tan básico. Luego entiendo, estaba pensando ahora, según hablabas de todo esto, en alguna de las cosas que hacemos a lo largo de nuestra vida, muchas veces, porque todo el mundo lo hace así. No te planteas otras opciones. También depende del entorno, pero me imagino en un entorno, por así decir, normal en el que creces y tienes que estudiar, sacarte una carrera universitaria, luego casarte, tener hijos, comprarte una casa. A lo mejor no en este orden, pero tener un trabajo. Todo eso muy establecido sin plantearte otras opciones. Y en todos esos puntos o caminos hay opciones que hay gente que efectivamente los toma y cada vez más. Pero en principio la sociedad estaba como muy ‘esto es lo que hay que hacer’ y si te salías eras un poco un bicho raro y todo el mundo te planteaba ‘Ah pero no te vas a casar nunca. Pero Ay, que es que claro, no tiene casa. Ay, es que claro, es que claro, no tiene estudios.’ Y a lo mejor hay otras alternativas tan buenas o mejores que esas.
Paula: Por supuesto, siempre, siempre hay alternativas a las decisiones que nos pueden proponer los demás o que nos propone la sociedad en general. Precisamente el dejarse llevar y el haber tomado esta serie de decisiones sin casi, casi ni siquiera habertelo planteado es uno de los motivos Jota por los que la gente más acude a consulta, porque se siente infeliz y no sabe por qué.
Jota: Claro.
Paula: Cuando, sin embargo, lo tiene todo. Cuando, sin embargo, ha cumplido con todos los cánones establecidos por la sociedad y la cultura en la que se encuentra. Pero es que a lo mejor no era lo que yo quería para mí. Y hay quien se lo plantea y quien es consciente que no está tomando la decisión que quiere. Y aquí también te hablo de otro sesgo que comete nuestro cerebro. No sabría cómo llamarlo. Creo que tiene bastante que ver con el sesgo de conformidad también del que te estaba hablando y es el de que cuando hacemos las cosas distintas a como la hace el resto de la manada, fíjate que te hablo en términos muy animales, nuestro cerebro nos manda una señal como si nos estuviéramos equivocando por defecto. Por defecto. Entonces es muy difícil muchas veces luchar contra esa alarma que se despierta. Lo primero que podemos pensar cuando estamos tomando una decisión alternativa en la que nos establece la sociedad es que nos estamos equivocando y a lo mejor ante esa sensación de equivocación puede ser uno de los motivos por los que entonces retrocedemos y nos volvemos por el camino establecido.
Ejemplos de presión social
Jota: Claro, sí. Y habrá gente que se plantee, que esté escuchando y diga, pero que otras alternativas hay. Puedes estudiar, pero puedes prepararte de otra forma. Incluso la experiencia de vida puede ser una forma de aprendizaje. El vivir no tiene por qué ser en tu propia casa que hayas comprado. Puedes optar por alquilar o incluso seguro que hay otras mil opciones. Y buscar trabajo puedes buscarlo, pero a lo mejor también puedes crearlo y emprender. Hay muchas alternativas que gente ni valora. El otro día me resultaba curioso, no recuerdo quién era, que hablaba con gente que estaba estudiando una carrera de empresariales y les preguntaba a los alumnos cuántos iban a emprender y era la minoría, la mayor parte de la gente iba a buscar trabajo, cuando en teorías estaban formándose para crear empresas y no era su objetivo. Es curioso, porque incluso esa gente está buscando ser empleados, que es lo que la sociedad nos invita a que hagamos. ¿Hay algún otro ejemplo así claro en el que la presión social..? A mí se me ocurren algunos que ahora si quieres comentamos, pero no sé si a ti se te ocurre también alguno que pueda ser interesante.
Paula: Pues plantealo, plantealo. Por ejemplo, a mí, así a botepronto, es un tema que trato muchísimo en consulta, es el tema de la maternidad en las mujeres.
Jota: Efectivamente.
Paula: A partir de cierta edad, ¿no? Hay ahí, bueno, llámalo reloj biológico, hay algunas que no, simplemente es una presión social. Hay una serie de comentarios alrededor de sus vidas que les hacen hacerse el planteamiento cuando a lo mejor ni siquiera nunca se lo habían hecho.
Jota: Sí, yo creo que sobre todo antes mucho más. Ahora cada vez yo creo que no, que no parece tanto, pero antes era obvio, ¿no? Una mujer que había cumplido 30 años y no era madre ya llamaba mucho la atención.
Paula: El famoso ‘Se te va a pasar el arroz’, ¿no?
Jota: Sí, sí, sí.
Paula: Y que no había ningún puto a la hora de decirlo.
Jota: Y fíjate qué circunstancias puede haber detrás, que a lo mejor puede ser que simplemente no quieras tenerlo, pero incluso puede haber una circunstancia que es que no puedas, o lo que sea con lo que puedes estar metiéndote en un jardín ahí, comentando algo así. El ejemplo que a mí se me estaba ocurriendo era lo que hemos vivido no hace ya tanto, aunque parece que ha pasado una eternidad, durante la pandemia. Toda la presión social que había en torno a esto. El que nosotros mismos nos convertíamos en policía. ‘Fíjate esa persona que ha salido a la calle, uno que ha entrado en un sitio sin una mascarilla o ha hecho algo horrible, ha sacado a pasear al perro ya tres veces.’ Era como una presión enorme que teníamos todos por cumplir unas normas que ni estaban claras, que nos las cambiaban cada dos días y aún así, según iban actualizándose, todos teníamos y ejercíamos a la vez esa presión.
Paula: Sí, no llegábamos ni siquiera a plantearnos un razonamiento de estas normas. No entendíamos cuáles eran los criterios por los que se establecían, pero aún así las cumplíamos. Hombre, aquí se explica a raíz del desconocimiento. Estábamos ante una situación totalmente desconocida para todos. Si no cumplíamos las normas, podía ser un caos. Y no sabíamos las consecuencias a las que íbamos a llegar. A día de hoy, cuando ya parece que ha pasado todo, sí podríamos hacer un análisis y podríamos reflexionar sobre el sentido o no que tenían algunas normas. Pero entonces, al no saber, yo creo que es lo importante en una sociedad. Si se imponen, si se imparten, mejor dicho, unas normas, debemos de cumplirlas y cuánto más si encima existe ese factor, el del desconocimiento. Desconocemos por completo lo que está pasando.
Jota: Claro.
Presión social vs. Influencia social: dejarnos influir por los demás no es malo
Paula: Esto también es importante a tener en cuenta, que estamos hablando de presión social. Yo he querido mencionar la influencia social como algo mucho más leve, pero es que también tenemos que tener en cuenta las opiniones de los demás, de los que nos rodean. Vivimos en sociedad y muchas veces la experiencia de los demás, precisamente ante lo que tú decías, a la hora de plantearnos alternativas ante lo que está establecido, ante lo que aparentemente está estructurado, yo creo que las alternativas precisamente nos las puede proporcionar la experiencia de otras personas. Un chico de 18 años que se plantea estudiar o no, ese o no, esas otras alternativas, le tienen que venir de algún lado, no tanto de su propia experiencia, porque no la tiene.
Jota: Claro.
Paula: Entonces, pedir opinión a los demás, que los demás nos recomienden, que nos aconsejen, que nos cuenten, también es bueno. Y dejarnos instruir por lo que los demás saben. Pues eso es lo que entiendo que también pasó en el confinamiento. Creíamos estar instruidos por personas que al menos sabían un poquito más dentro de todo el desconocimiento general que había ante esta situación.
Jota: Sí, bueno, me imagino que luego además en el día a día esta presión social viene de otros, dependiendo de dónde estés, con el grupo en el que tú te encuentras en que sigas las cosas, sean buenas o malas, que hace ese grupo. Me imagino, ya sea laboralmente, pues dependiendo de en el grupo donde estés, pues que sigas la tendencia que ahí se sigue. Pero incluso a lo mejor mucho más siendo adolescente en los grupos que creas, en la pandilla con la que sales para que te acepten. Entiendo que asumes muchas cosas que a lo mejor no son las que tú piensas, pero en tu grupo se hacen así y para ser parte de ese grupo tienes que ser así. Entiendo que eso sucede.
Paula: Evidentemente, en la etapa de la adolescencia, especialmente, es la etapa en la que se está, como si dijéramos, conformando nuestra personalidad y también se conforma nuestra personalidad social. Entonces, el grupo de referencia siempre, siempre va a ser muy importante para el adolescente, sin duda.
Jota: Y luego, ya de mayor, ¿esto sigue siendo tan importante? O entiendo que es mucho más influenciable una persona más joven, ¿pero qué sucede cuando una persona ya es adulta y tiene ya una experiencia?
Paula: Bueno, lo esperable es que la persona adulta también vaya conectando con su propia individualidad y vaya conectando con sus propios criterios, lo cual le permita cuestionar incluso lo que están diciendo los otros. Y a partir de ahí, el decidir de una manera libre o no si me conformo, porque muchas veces insisto, conformamos, nos conformamos ante lo que no nos es tan importante y también con el objetivo de evitar una lucha o evitar una disputa.
Jota: Claro.
Paula: Si esta decisión la estamos tomando de manera consciente, también puede ser una decisión correcta. No ha de ser criticable siempre.
¿Influye la autoestima de la persona en cuánto se deja influenciar por los demás?
Jota: Claro. ¿Aquí tiene parte de influencia la autoestima de cada uno?
Paula: Sin duda. Sí. Yo creo que sí. Confiar en uno mismo, creer en uno mismo, es algo que le va a permitir. Creo que es antes y después. Creo que es causa y consecuencia. Si tú crees y confías en ti, también te vas a saber escuchar mejor y también te vas a poder encontrar mejor ante esa encrucijada de caminos, ante ese momento de toma de decisión. Y al revés. Y el hecho de haber tomado decisiones, el hecho de haberte permitido, a veces, incluso el haberte salido de la norma, también puede incrementar la confianza y la seguridad en ti mismo. Porque por ejemplo, has podido observar que funciona, que esa primera señal que te mandaba al cerebro de poderte estar equivocando no era cierta y la supiste cuestionar y te la supiste saltar.
Jota: Claro.
Paula: Y luego viste que el resultado fue bueno, cuando el resultado lo es.
Jota: Luego, además, has dicho una cosa antes que es muy importante, que comentabas la opción de que una persona más joven sepa que hay otras alternativas a los estudios, pero que si alguien no se lo dice, no lo sabe. Entiendo que al final la educación, el conocimiento, la experiencia hace que puedas tomar mejores decisiones porque tienes más datos. Sin información es más difícil tomar las decisiones.
Paula: Claro, claro, claro. Hombre, supongo que esa es la ventaja que también tenemos las personas adultas. Hemos tenido una serie de experiencias, hemos tenido una serie de evidencias y en base a ellas contamos con una mayor información, con un mayor número de datos para también elaborar nuestros propios criterios y en base a ellos tomar nuestras decisiones. Tomar decisiones es algo muy complicado, Jota, porque siempre van a implicar una renuncia y renunciar nos cuesta. A veces lo queremos todo.
¿Qué es lo correcto, dejarnos llevar por la influencia de los demás o buscar nuestro propio camino?
Jota: ¿Qué debe hacer una persona? ¿Hay algo que se haga lo correcto? Es decir, ¿es mejor seguir la presión social y dejarte llevar por esa corriente de hacer lo que hacen los demás y vivir tranquilo en esa burbuja? ¿O es mejor romper esa burbuja y buscar tu camino propio? O depende de cada persona, no lo sé.
Paula: Seguir la corriente, el dejarse influir por los demás o incluso tomar tus decisiones en base a la presión social, porque sí, porque ya está determinado, es un grandísimo error. Desde mi punto de vista, la vida es cambio y tenemos que cambiar. Y si siempre estuviéramos haciendo lo que hacemos, lo que hacen los demás, lo que hace el resto, lo que determina nuestra zona de confort, nunca saldríamos de ella. Entonces, ¿por qué sí, sería un error? ¿Por qué lo hemos valorado? ¿Por qué hemos sido conscientes? ¿Por qué nuestros criterios se adecúan bastante a lo que nos establece la norma? Fenomenal. Pero porque al final será una decisión exclusivamente tuya. Pero si es porque sí, porque esto ya está establecido. Yo ni siquiera me planteo qué ocurrirá, pues lo que está pasando ahora. Años más tarde acudo a terapia porque no soy feliz.
Jota: Fíjate.
Paula: Porque en mi vida tengo muchas cosas, pero sin embargo no es lo que yo quiero. Ahora siempre hay tiempo de rectificar, por supuesto. Y siempre existe la opción de dar ese giro y volver a intentar aquellas cosas que siempre hayamos querido, por supuesto. Importantísimo haber pasado, pasar por ese proceso de terapia en el que luchamos contra esos propios sesgos de nuestro cerebro, ante esas creencias de confusión y aprendemos a escucharnos a nosotros mismos, a conectar con nosotros mismos. Un interesantísimo ejercicio, una buenísima herramienta para ello es la meditación mindfulness. Así que desde aquí se lo recomiendo a todo el mundo.
Jota: Oye, genial. No sé si hay algo más que quieras aportar a este tema, pero me ha parecido súper interesante cómo ha ido saliendo todo. Y si no es así, darte las gracias de nuevo por haber estado por aquí y nos vemos en un nuevo capítulo.
Paula: Te lo agradezco yo a ti, Jota, gracias a vosotros.
Jota: Un saludo.
Paula: Un saludo.