46 – Los propósitos de año nuevo

Jota: Muy buenos días a todos. Otro día más aquí para hablar de Salud Mental y estamos de nuevo con nuestra amiga Patricia, que como todos sabéis, es Psicóloga Sanitaria enfocada en población adulta que trabaja desde las Terapias Contextuales y es una pieza fundamental del equipo de Psicología Online Avanzada. Muy buenos días Patricia. ¿Qué tal estás? 

Patricia: Buenos días, Jota. Pues estupendamente. ¿Y tú qué tal? 

Jota: Pues también muy bien. Mira aquí tranquilamente un ratito de charla contigo sobre un tema seguro, súper interesante, aunque nos va a doler a todos seguramente un poquito el saber que seguramente ya hemos fracasado en alguna cosa. Porque hoy vamos a hablar sobre todos esos propósitos que la gente se ha puesto cuando ha empezado el año y que seguramente a estas alturas muchos de esos propósitos ya han fracasado. 

Patricia: Ya es algo bastante común, verdad? 

Jota: Sí, sí, sí, totalmente. 

Patricia: Ojalá no fuese así, pero lamentablemente creo que es algo muy frecuente. 

¿Por qué nos ponemos propósitos cuando empieza el año?

Jota: Sí. Lo primero que te quería preguntar es: ¿por qué la gente se pone propósitos cuando empieza el año? 

Patricia: Bueno, yo creo que tiene que ver con que cerramos un ciclo. Nos planteamos que vamos a abrir otro nuevo, que al final es una fecha más, que es que, o sea, qué más da que sea el año, que sea el mes, que sea un día, que sea una hora. Al final estamos continuamente cerrando etapas. Pero bueno, pues simbólicamente a nivel social parece que nos focalizamos en establecer un ejercicio de un año que nos sirve un poco para evaluar qué tal han ido, las cosas, qué cosas quiero conseguir en el siguiente año, etcétera. Y bueno, pues simbólicamente nos quedamos un poco con eso y parece que cerrar un ciclo implica tener que abrir uno nuevo y que tenemos que planificarlo. Tenemos que ver qué cosas quiero que haya mi año como quiero ser yo en este año. Y bueno, pues ahí como este consenso social no escrito, no? 

Jota: Efectivamente. Si, si, y hay otro punto, otro periodo en el que mucha gente yo creo que también se hace esos propósitos, no tanto a lo mejor como cuando cambia el año, que es cuando empieza el curso escolar. 

Patricia: Septiembre. 

Jota: En septiembre, pero le pasa también a todo el mundo, porque imagino que el curso escolar influye a la gente que tiene hijos o no, pero yo creo que todo el mundo, incluso que no esté relacionado con niños, también se plantea en septiembre ese tipo de cosas. Quizá la vuelta de las vacaciones. 

Patricia: Claro, efectivamente. Yo entiendo que es por ese efecto de volver de vacaciones. Ya se avecina el otoño. Bueno, pues otro ciclo más. Al final la vida va por ciclos y vamos un poco planificando qué hacer en cada uno de ellos. 

¿Por qué de repente se nos ocurre comprometernos con algo?

Jota: Y por qué nos comprometemos con algo, de repente se nos ocurre adquirir unos compromisos, ¿por qué lo hacemos? 

Patricia: Bueno, al final existe una expectativa de quiero mejorar algo en mi vida. En este caso focalizandonos de nuevo en el propósito de Año nuevo. Quiero mejorar algo de cara al nuevo año que entra, entonces me comprometo con las acciones, en teoría, me comprometo con las acciones necesarias para empezar a ser esa persona que yo quiero ser o empezar a adquirir un hábito más saludable o lo que sea. Porque fíjate, por poner ejemplos de propósitos de año nuevo, el típico dejar de fumar, ir al gimnasio. Ahora también está muy de moda el empiezo terapia o el empiezo una alimentación más, empiezo, hago dieta o una alimentación más sana. Fíjate que lo que tienen en común es que suponen un cambio, un cambio que me va a exigir un esfuerzo, es decir, tiene un coste el que yo quiera generarse ese cambio y además implica que requiere un mantenimiento, no es un lo hago un día y ya está, sino que una dieta saludable que se mantiene en el tiempo. Ejercicio Me apunto al gimnasio y tengo que ir un tiempo. Es decir, requiere esta parte de esfuerzo y de mantenimiento. Entonces, claro, me preguntabas por qué nos comprometemos, no? Al final parece que todo compromiso implica que haya un mantenimiento, con esa acción que yo estoy empezando a realizar. ¿Por qué repetimos una acción, en general? Bien, porque a corto plazo me genera una gratificación. Pues yo que sé, por ejemplo, pues pruebo una comida nueva que me gusta y es gratificante a corto plazo. Yo lo pruebo, me gusta mucho y entonces decido que una vez a la semana voy a comerme unos tallarines chinos. Tengo un beneficio a corto plazo. Tengo una sensación muy gratificante a corto plazo y entonces es mucho más fácil que haya compromiso, verdad? Porque obtengo ese resultado a corto plazo. Sin embargo, existen otro tipo de compromisos, por decirlo así, que son los que se corresponden más con estos propósitos de Año Nuevo. Serían aquellos en los que no tengo una gratificación a corto plazo, pero sí a medio largo plazo. Es decir, suponen una inversión de tiempo y de esfuerzo. Y esto es lo que llamaríamos en Psicología conducta gobernada por reglas. Es decir, no obtengo un beneficio inmediato, sino que yo se que ese beneficio me va a llegar más a largo plazo. Entonces, esa expectativa de beneficio a largo plazo es lo que hace que yo me comprometa día a día con ese propósito, con ese objetivo. Por ejemplo, si yo quiero empezar a hacer deporte por tener una vida más saludable, yo el primer día que vaya al gimnasio no tengo ningún tipo de consecuencia. De hecho, lo que tengo al día siguiente son agujetas, ¿no? Claro, fíjate, es difícil comprometernos con este tipo de propósitos porque no tenemos un beneficio a corto plazo, porque es más una mirada de cara al futuro. Y al final, que puede ocurrir aquí que yo me comprometa con ese propósito, bien por moda, por un mandato social, porque en redes sociales nos bombardean con la healthy food y con los súper alimentos y con no sé qué. Y al final yo pues me siento como un poco en compromiso. Oye, me están diciendo que esto está muy bien, pues tendré que hacerlo porque si me quiero cuidar tengo que hacer lo que me dicen que tengo que hacer. Pero también existe otro tipo de inversión a largo plazo, por decirlo así, que se da cuando cuando lo que yo elijo está alineado o es coherente con mis propios valores. Por ejemplo, quiero dejar de fumar porque para mí es importante tener una vida saludable y al final el tabaco es un hábito nocivo. Entonces es algo que a corto plazo me va a causar un sufrimiento por la adicción que por ese proceso de dependencia, la adicción que tenemos, pero a largo plazo se alinea con el estilo de vida que yo quiero mantener. O sea que podríamos decir, a modo de conclusión, que los propósitos que nos solemos fijar para comienzo de año suelen ser un sacrificio, porque a corto plazo me aportan más cosas, quizás negativas que positivas, pero a largo plazo sí que puedo sentir que estoy siendo coherente con mis valores o con el estilo de vida que yo quiero llevar. 

¿Por qué fracasamos a pesar de que hemos pensado en hacer el esfuerzo para empezar eso que nos hemos propuesto?

Jota: Eso tiene todo el sentido y entiendo que cuando uno quiere hacer eso y se lo pone como propósito, lo tiene que verbalizar, o pensar, o decir, porque solo de por sí no sale. Es una cosa que necesita decir: ya ahora sí, este año lo hago, por fin voy al gimnasio, o me cuido más en este sentido, o dejo de fumar, o lo que sea. Si de verdad es verbalizado y has dicho, has pensado en hacer ese esfuerzo para empezar eso que te has propuesto, ¿por qué fracasamos? 

Patricia: ¿Por qué fracasamos? Pues mira, solemos fracasar cuando en realidad es algo que no está conectado con nuestros valores, sino que lo hacemos un poco por esa moda de la que hablábamos antes, por ese mandato social. Por ejemplo, comer súper alimentos es bueno para la salud. Ya, pero a lo mejor a mí esto de comer semillas, por muy beneficioso que sea, no me gusta o no me resulta agradable, o hacerme batidos de algas. Oye, que a quien le gusten estupendo, pero no a todos tiene por qué gustarnos, no? Entonces, al final, cuando lo estoy haciendo por moda, porque es algo que se lleva, porque es lo que los demás me están diciendo que está bien o lo que sea, pues al final los costes son mucho mayores que los beneficios, no? Entonces, al final lo que se genera es una frustración. Oye, me lo están vendiendo. Es como el efecto propaganda, me están diciendo que es maravilloso desayunar con semillas de chía, pero luego realmente yo no estoy viendo ningún beneficio a corto plazo. Es algo que no me gusta, es algo que estoy haciendo por moda. Entonces, al final se produce ahí una frustración ante esta expectativa tan elevada de es maravilloso, saludable, estupendo, pero luego lo que obtengo no me gusta y además no está alineado con algo que es importante para mí, pues al final voy a acabar abandonando ese propósito o ese hábito, no? Pero también puede ocurrir que ese propósito, que esté alineado con nuestros valores, como decíamos, pues quiero tener un estilo de vida más saludable y para ello voy a dejar de fumar, por ejemplo. Pero lo que ocurre es que falta un compromiso. No estamos realmente comprometidos con el sacrificio que supone abandonar ese hábito nocivo. 

¿Por qué a pesar de que sabemos que es difícil, seguimos insitiendo en hacerlo y fracasando?

Jota: Claro, claro. Está claro que el tema de conseguir ese hábito, hacerlo parte de nuestra vida, supone un esfuerzo. Pero nosotros sabemos que eso supone un esfuerzo cuando decimos voy a empezar a hacer esto. Tú ya lo sabes, que no es fácil. A pesar de eso lo dice, lo verbaliza, es en ese momento cuando empieza el año. Dice sí, sí, este año lo voy a hacer este año. ¿Qué ocurre para que te desinfles, sabiendo que ese esfuerzo lo vas a tener que realizar, que no es fácil, que tal, igual es un propósito, que te has puesto ya cinco años seguidos y sigues ahí, por qué a pesar de eso, sigues insistiendo en hacerlo y sigues fracasando en hacerlo? 

Patricia: Uhm. Bueno, quizás pueden ocurrir muchas cosas. Puede ser que estemos pretendiendo escalar el Everest de golpe, es decir, que nos hayamos puesto un propósito que a la hora de llevarlo a la práctica sea demasiado exigente, o sea poco realista. Que eso que no suponga un cambio gradual, sino muy brusco, de blanco o negro. Y hay veces que esto no nos es útil. Puede ocurrir que a la hora de llevarlo a la práctica, por ejemplo, quiero tener un estilo de vida saludable, pero si yo no lo materializo en acciones concretas, pues me va a ser mucho más difícil. Porque es que como alcanzo un estilo de vida saludable, la idea es preciosa, pero tengo que concretarla en acciones pues eso muy específicas. Entonces bueno, pueden estar ocurriendo todas estas cosas. Por ejemplo. 

¿Cómo podríamos conseguir el éxito en lo que nos hemos propuesto?

Jota: ¿Cómo podríamos conseguir ser exitosos, que no fuese un fracaso? ¿Cómo deberíamos hacerlo para que ese propósito que me he puesto de vida más saludable, de ir al gimnasio, dejar de fumar o lo que sea el propósito que sea, cualquiera que sea, para conseguir que sí, que sea éxito y no fracaso?

Patricia: Bueno, pues hay algunas cosas que nos pueden ayudar, pero esto son ayudas. Es decir, no, nada es gratis. No todo cambio supone un esfuerzo, supone una inversión de tiempo y de esfuerzo. Entonces tenemos que ser conscientes de esta parte de sacrificio, de que hay cosas que nos pueden ayudar a ser más exitosos de cara a cumplir estos propósitos, pero teniendo en mente que siempre va a suponer un esfuerzo detrás. Teniendo esto en mente, cosas que nos pueden ayudar, como decíamos antes, concretar esos valores en acciones concretas. Como decíamos, un estilo saludable que implica, implica deshacerme de hábitos nocivos, como por ejemplo el tabaco, el consumo de alcohol frecuentemente, yo que sé, el comer comidas con alta cantidad de grasa. Y cómo voy a trasladar esto a hábitos saludables? Vale, pues voy a dejar de fumar y lo voy a hacer gradualmente. Voy a empezar fumando la primera semana X cantidad. La segunda voy a reducir a no sé cuánto, voy a apuntarme a un nutricionista para que me haga una dieta saludable acorde a lo que mi cuerpo necesita, es decir, convertir en acciones muy, muy, muy concretas y muy específicas que me permitan ir comprobando si estoy haciendo algo, si realmente mi día a día me estoy movilizando hacia esos cambios que implican el tener un estilo de vida saludable. También es fundamental, Jota, el organizarse y el planificar de una forma realista. Es decir, si mi objetivo, mi propósito, es empezar a hacer deporte, estupendo, pero ¿cómo voy a empezar a hacerlo? ¿Qué deporte voy a hacer en concreto? ¿Cuánto tiempo voy a dedicar a la semana? ¿Qué días de la semana voy a ir y no plantearme un todo o nada, como decimos, no? Es decir, evitar esto de los extremos. No me puedo proponer si llevo cinco años sin hacer ejercicio, el empezar el día 1 de enero yendo cinco días al gimnasio, no es realista. No lo voy a cumplir. Quizás me tenga que poner metas más graduales. Vale, pues voy a empezar con dos días a la semana, una hora y media cada día, o una hora, y voy a ir a un entrenador personal para que me plantee una rutina acorde a mi nivel de deporte en ese momento, mi nivel de salud. Es decir, ser conscientes del punto en el que parto y proponerme un crecimiento gradual, acorde a mi nivel físico, mi nivel de salud o lo que sea. Es decir, evitar todo esto de ni me como la tarta ni me la como entera. Jo, me como un trocito, no? Hay días en los que a lo mejor pues surge algo y no puedo ir al gimnasio ese día, pues en ese momento reubico ese espacio. No, oye, soy consciente de venga, hoy no voy a ir al gimnasio porque me ha surgido x cuestión, cuando voy a ir, entonces? Venga, pues en lugar de ir hoy, voy mañana. Es decir, también es importante Jota no dejarme llevar por mis estados de ánimo, por mis emociones, porque la pereza siempre va a estar ahí, la pereza, la desmotivación, todo esto. No esperar a tener ganas de o tener motivación para hacer algo, sino partir de la idea de que me supone un sacrificio, me supone un esfuerzo, pero es un compromiso con mis valores y conmigo misma. Entonces, si yo elijo no ir al gimnasio un día, que sea una decisión consciente y totalmente deliberada y poder reubicar, como decimos en otro momento del día, de manera independiente del día o de la semana, de manera independiente a si yo estoy motivada, desmotivada, triste o desganada, no? Porque esas emociones van a surgir a lo largo de toda mi vida y no puedo permitir que guíen mi conducta y que me alejen de la persona que yo quiero ser. Entonces, bueno, creo que esto es un poco algunos consejitos, así que podemos dar. Pero volviendo a resaltar de nuevo Jota que no hay nada fácil y que cuanto yo más me mueva, más fácil va a ser el que se mantenga ese hábito. Pero todo hábito requiere de un esfuerzo inicial del que no puedo escapar. 

Una vez que ya nos hemos esforzado por convertir nuestro propósito en un hábito, llega el momento en el que deja de ser un esfuerzo?

Jota: Pues eso te quería preguntar. ¿Hay un momento en el que después de haber hecho ese esfuerzo, de haber planificado, de haber concretado, de haber ido poco a poco, en el que deje de ser un esfuerzo y esto ya se haya convertido en un hábito agradable para ti, que estás deseando realizar o no va a suceder esto nunca? 

Patricia: Bueno, normalmente, cuando una conducta se convierte en un hábito, es decir, se sistematiza o se repite en el tiempo, se convierte en un hábito que es de mucho más fácil cumplimiento. Porque al final yo estoy siguiendo una rutina en base a un horario y al final es mi propio cuerpo, no? Mi mente los que me piden el oye que a esta ahora te toca deporte, que hoy es martes y toca a las seis. spinning. Lo acaba pidiendo de alguna manera el cuerpo porque al final somos animales de hábitos, nos adaptamos a una rutina y al final acaba siendo algo automático y en cierto modo incluso agradable. Esto quiere decir que vamos a pasar de que algo no nos gusta a que nos encante. Bueno, pues como decimos, pasar de blanco o negro tampoco suele ser fácil y no podemos hacerlo con esa expectativa, no? Si quiero tener un estilo de vida saludable, quiero empezar a hacer deporte, pues dentro de esto voy a buscar un deporte que conecte conmigo, que de alguna manera me guste o me llame la atención. Si me impongo el salir a correr cuando realmente no me gusta nada, pues es muy poco probable que me acabe gustando el correr, porque es que antes no me gustaba hacerlo. Vamos a elegir actividades que sean coherentes con lo que en cierto modo nos puede llegar a resultar atractivo en un momento dado, una vez se ha forjado el hábito. 

¿Qué pasa si una vez adquirido el hábito lo interrumpimos por alguna razón, cuesta retomarlo?

Jota: Sí, claro. Pues oye, me encanta que nos hayas hecho ver un poquito de luz para conseguir el éxito en esto que cuesta tantísimo. Yo sé que no es fácil, lo sufro cada vez que me pongo un propósito, pero sí que creo que es importante lo que comentas, el conseguir convertir eso que quieres alcanzar en un hábito y en ese momento en el que pasado un tiempo. Yo he escuchado muchas veces esto, incluso ha habido algún programa de televisión de los 21 días. Probablemente no sean 21. Habrá cosas que sean más agradable, que se alcancen más rápidamente y habrá otras cosas que te cueste más de 21 días para conseguir el hábito. Pero sí que es verdad que al final, si hay algo que consigues interiorizar y convertirlo en un hábito, es muchísimo más sencillo. Pero mira, te lo voy a preguntar: ¿qué ocurre cuando ese hábito se interrumpe por alguna razón? Imagina nosotros, llega el verano, te vas de vacaciones, desconectas en el trabajo, desconectas también de ese hábito que tienes, a lo mejor de esa rutina de ir a al gimnasio. Aunque bueno, hay gente que, conozco a gente que se va de vacaciones y ahí tiene que haber un gimnasio al lado para seguir con esa rutina. Pero imagina que no lo haces y a la vuelta el trabajo vuelves porque no queda más remedio, pero ¿también vuelves a engancharte con ese hábito o cuesta retomar una vez que haces una pequeña desconexión también para volver a un hábito que ya tenías adquirido?

Patricia: Bueno, puede ocurrir que nos cueste trabajo, que al final, por esta parte de esfuerzo y por esta desconexión, por ese parón momentáneo que hemos tenido, pues cueste volver a engancharse a la rutina. Nos cuesta volver al trabajo, cuesta volver a cambiarnos un poco ese chip. Las primeras semanas estamos un poco descolocados, un poco perdidos o un poco desconectados. Entonces creo que es normal que nos cueste una dificultad, el volver a reengancharnos a los hábitos. ¿Qué podemos hacer? Bueno, al igual que agendamos obligaciones y responsabilidades, agendar también hábitos saludables o hábitos que sean coherentes con nuestros valores, ocio, etcétera. Si para mí es obligatorio ir al trabajo, pues también tengo que comprometerme con mi autocuidado, no? Y si para mí es valioso y tiene sentido el llevar, estamos todo el rato con lo del estilo de vida saludable, pero puede ser cualquier otro propósito, no? Pero si para mí es algo que es importante hacer, oye, le voy a dar la misma importancia que le doy a mi trabajo. Me voy a comprometer de la misma manera conmigo misma, porque si no me cuido yo a mí misma, quién lo va a hacer? Entonces, bueno, volviendo a hablar de esta parte de que supone un esfuerzo y supone una inversión de energía, pero al final, bueno, vamos a recordar los motivos por los que nos embarcamos en ese hábito en su momento. Vamos a recordarlos porque era importante, porque es importante para mí retomar el ir al gimnasio tres días a la semana. Oye, porque para mí es importante cuidarme, sentirme bien a nivel físico, tener un nivel de salud óptimo. Vamos a recordar todos estos motivos que nos llevaron a comprometernos en el pasado. 

Jota: Que no creo que siempre suceda. Me imagino que hay mucha gente que en esas interrupciones lo que está haciendo es echar mucho de menos ese hábito. Y pasa todo lo contrario que estás deseando la normalidad. A lo mejor no ir al trabajo, pero sí volver a esa rutina o hábito que habías adquirido, una vez que lo coges suele pasar. Patricia, muchísimas gracias de nuevo por haber estado aquí hoy con nosotros. Súper interesante el tema de los hábitos, los propósitos. A ver si conseguimos que esas cosas se adquieran cuando lo deseamos. Una cosa que suelto yo aquí, que no hemos nombrado, pero que me parece también importante, aunque muchas veces lo hacemos y eso no nos quita, es el compartir que vas a hacer con otras personas, el decirlo en voz alta y decirles voy a hacer este año esto. Avisar a la gente de tu entorno, o lo que sea para, primero para que te señalen si no lo haces y también para que la gente que puede ser afectada si vas al gimnasio o lo que sea, que sepa que lo estás haciendo por algo que es algo bueno. 

Patricia: Sí, también puede ser efectivamente de gran ayuda, y puede ser un pequeño gesto que fomente ese compromiso. Totalmente de acuerdo. 

Jota: Genial. Pues nos vemos el próximo día hablando sobre salud mental. Y nada, que nos vemos pronto. 

Patricia: Perfecto. Un abrazo. 

Jota: Un abrazo

Patricia Martinez Psicóloga Online

Autor: Patricia Martínez

Psicóloga Psicóloga General Sanitaria con experiencia de trabajo en población infanto-juvenil y adulta.
Supervisora de casos y apoyo del equipo de POA.
Puedes ver su perfil en este enlace.