33 – Algunos mitos de ir a terapia

Jota: Muy buenos días a todos, aquí estamos un día más para hablar de salud mental con Patricia, que como todos sabéis, es Psicóloga Sanitaria enfocada en población adulta que trabaja desde las Terapias Contextuales y es una pieza fundamental del equipo de Psicología Online Avanzada. Muy buenos días Patricia, ¿cómo estás? 

Patricia: Hola, buenos días, Jota, muy bien, con muchas ganas de hablar un poquito contigo. ¿Y tú cómo estás? 

Jota: Pues genial, igual estaba deseando que tuviéramos otra oportunidad para hablar de estos temas. Además, siempre digo lo mismo, que son temas apasionantes, pero hoy me hace especial ilusión porque son esos mitos que tenemos muchas personas sobre qué es ir a terapia y cositas así alrededor del psicólogo y cosas así, que nos va a venir muy bien que nos desveles la verdad de lo que es. 

Patricia: Si, y además creo que es un podcast muy necesario, porque es cierto que hay veces que la Psicología se distorsiona un poco por algunas creencias populares cotidianas y creo que es muy necesario para contextualizar un poco cómo trabajamos los psicólogos y en qué consiste una terapia. 

Jota: Sí, sí, total, a mi a ver, quizás porque estoy al final todo el día hablando con psicólogos y muy metido en todo este mundo, pero me llama mucho la atención cosas que veo en la gente, no? En algunas personas que de repente pues me encuentro que le pueden dar el mismo valor prácticamente a la Psicología que a un tarotista o cosas así, que de verdad es gente normal que lo pone como si de verdad la Psicología fuera algo paranormal. 

Patricia: Bueno. 

Jota: Que todavía esto pase me a mí me resulta escalofriante. 

Patricia: He de confesar que a día de hoy me sigue pasando que alguna vez conocer a alguien y que me pregunten que a qué me dedico y cuando digo que soy psicóloga, mirarme así un poco raro y decirme: ‘Ah, yo es que no creo en esas cosas’. Y yo quedarme un poco como bueno, no creo que sea cuestión de creer o no, pero bueno. En fin. 

Jota: El otro día no sé si lo voy a decir bien porque desconozco esto, pero me encontré con una persona que se dedica al Feng Shui. No sé si lo he dicho bien, pero estuve por curiosidad mirando un poco qué era esto y empecé a escuchar cosas y la verdad es que yo no sé lo que habrá detrás, pero hubo algunos detalles de lo que yo estaba ahí escarbando, que cuanto menos me resultaron escalofriantes escuchar ese tipo de cosas y la cantidad de seguidores y de gente que hay de este tipo de cosas, ya te digo que las desconozco y desde la ignorancia, pero simplemente fue un pequeño acercamiento. Pero que cosas como si tienes el horno limpio de casa te puede afectar en tu suerte, en la vida, en si vas a encontrar o no pareja o si te va a ir bien en el trabajo o cosas así. A mí me resultó desde luego escalofriante. 

Patricia: Ya, ya, ya. Bueno, con todo mi respeto hacia las personas que tengan estas creencias, no? Pero bueno, creo que hay veces que es más fácil responsabilizar a algo externo de mi situación que hacerme cargo de las cosas que yo tengo que cambiar para poder acercarme a mi objetivo, no? Entonces, bueno, hasta qué punto esas creencias pueden estar basadas en esta idea de prefiero tener limpio el horno antes que trabajar el cómo me relaciono con los demás, por ejemplo. Pero bueno. 

¿Es malo para una persona tener creencias que no hayan sido contrastadas?

Jota: También quería preguntarte, ya que estamos hablando de esto, porque claro, yo a veces me cuestiono este tipo de creencias que todos a nuestro alrededor podemos tener, en las que unos pueden creer o no, en más o menos arraigadas en la sociedad y que pueden tener también su parte positiva en cierto o hasta cierto punto, no? No tienen porque ser negativas, aunque no estén ni contrastadas, ni que bueno que haya gente que pueda creer o no, pero yo muchas veces pienso: cómo puede la gente creer esto? Pero desde el punto psicológico y dime si me equivoco, es posible que mientras nos haga bien tener ese apoyo, esa ayuda, puede que no sea un problema, sino que pueda a las personas irle bien tener esas creencias. 

Patricia: Sí, totalmente de acuerdo contigo Jota, de hecho, como psicóloga te puedo decir que en terapia nos podemos encontrar con personas que tengan creencias totalmente diversas en cuanto a religión, espiritualidad, pero no solo eso, sino ideología política, determinadas opiniones con respecto a no lo sé, a determinados eventos festivos, etc, no? Y mi labor no es entrar a cambiar eso, porque no hay una creencia que sea siempre buena o sea siempre mala en absoluto, sino que yo lo único que me importa es en el efecto que esa creencia tiene para esa persona, si le está permitiendo desenvolverse en su vida de una forma ajustada, de una forma coherente, acorde a sus valores, etc, estupendo, aunque yo no opine igual que la otra persona, pero es que mi opinión en ese momento no importa, no? O si por el contrario, una creencia que no tiene porqué ser mala pero se lleva de forma muy literal y rígida en todos los aspectos de mi vida, pues a lo mejor sí que me está limitando bastante, no? Entonces ahí más lo que valoramos es el grado de ajuste a la vida con respecto a esa creencia, pero siempre por supuesto, desde el respeto y desde partir de que ninguna creencia a sí misma tiene por qué ser buena o mala, sino que depende de las consecuencias que le reporte a la persona. Claro. 

¿En una sola sesión de terapia, se puede llegar a resolver los problemas de una persona?

Jota: Claro. Muy bien. Te iba a preguntar para empezar con, o continuar con estos mitos, cuando va una persona a sesión, a veces puede creer que en esa sesión, esa primera sesión va a resolver sus problemas. ¿Esto es así? 

Patricia: No, para nada, para nada. Y es una creencia bastante extendida. No, para nada. Siendo un poco breve, esto es como ir al médico, vale, aunque no me gusta compararme con los médicos porque son enfoques totalmente diferentes. Pero cuando vamos al médico porque nos duele la tripa, el médico nos hace pruebas, nos manda al especialista, nos hace una gastroscopia, una endoscopia, todas las pruebas que sean necesarias, que le permitan identificar el origen de ese dolor para dar un tratamiento acorde a eso. Todo lo demás van a ser parches, va a ser te doy paracetamol para que no te duela la tripa, pero eso no te va a solucionar el problema, simplemente te va a quitar el dolor. Necesito ver cuál es el origen del dolor para que el tratamiento vaya enfocado a esa causa. En psicología es exactamente lo mismo. No podemos dar técnicas por darlas, o bueno el tema de los consejos, ya hablaremos de ello, los psicólogos no damos consejos, ya lo anticipo, pero no podemos decir a una persona lo que tiene que hacer o dar pautas o aplicar técnicas a lo loco sin saber el origen del problema. Primero, porque son medidas cortoplacistas que no van a generar cambios profundos. Y segundo, porque pueden ser incluso contraproducentes porque pueden, a la larga, incluso empeorar el problema. Entonces, en una sesión es imposible solucionar un problema. Totalmente imposible. Necesitamos varias sesiones para conocer el problema exhaustivamente y en base a eso, diseñar una intervención que sea focalizada a esos problemas. 

Jota: Mmmm. Muy claro. Bueno, yo creo que sí, que hay mucha gente que sigue pensando que puede resolverlo y espero que escuchándonos sepa eso, que hay que durante un proceso recoger mucha información, como haría un médico, para luego empezar a poder ayudar a la persona. 

Patricia: Efectivamente. 

¿Debemos esperar que el psicólogo nos diga lo que tenemos que hacer?

Jota: Hablando de otro mito, ¿debo esperar que el psicólogo decida por mí y me diga exactamente lo que tengo que hacer? 

Patricia: Hummm. Tampoco, tampoco. Y esto es un poco lo de los consejos, no? No, los psicólogos no decimos lo que tiene que hacer la otra persona, no? Porque al final eso es responsabilizarnos nosotros de una decisión que no nos corresponde, quien va a sufrir las consecuencias es la persona, no yo, no? Lo que hacemos en terapia es bueno, pues ampliar el foco, un poco anticipar qué consecuencias puede tener determinadas decisiones, el tener en mente la historia de vida de la persona, que la persona sea consciente de dónde viene y cómo eso puede afectar al momento presente y a las decisiones que tome. Lo hacemos a través del debate. Rara vez damos consejos o decimos lo que la otra persona tiene que hacer, a no ser que tenga un sentido preventivo dada una situación de alto riesgo para la persona o que tenga un sentido muy terapéutico, no? Pues eso, situaciones en las que haya un peligro de vida o que pueda afectar a la salud de la persona. Ahí sí que podemos ser más directivos. Pero son situaciones tan puntuales y tan concretas que son derechos aislados, no? En general, las personas son las que deben responsabilizarse de sus decisiones, estén o no en terapia. 

¿Los problemas de una persona se solucionan por el simple hecho de acudir a terapia?

Jota: Pues muy claro también aquí el tema. Luego hay gente que cree que por el simple hecho de ir a terapia, su problema se va a solucionar. ¿Esto es así? 

Patricia: Tampoco. No tenemos varitas mágicas. Si tuviésemos varitas mágicas, nos quedaríamos sin trabajo al final. Es decir, no solo es: ‘voy a terapia una hora a la semana, x mesecitos y ya soluciono todo.’ Sino que la terapia implica un trabajo. Y te pongo otro pequeño ejemplo: yo imagino la terapia como cuando nos lesionamos una pierna y no podemos andar. La terapia es esa muleta en la que nos apoyamos inicialmente. Gracias a esa muleta yo puedo andar, pero necesito moverme para poder recuperarme, por mucha muleta que tengas si yo no la utilizo y me tiro todo el día en la cama, no voy a mejorar de esa lesión. Necesito moverme por mi misma, aunque sea contando con un apoyo inicial y que luego ese apoyo se vaya retirando gradualmente. Es decir, a la terapia no se puede venir con una actitud pasiva de dime lo que tengo que hacer y ya está, para nada. Necesitamos que haya un ejercicio de reflexión durante las sesiones, que la persona vaya generando determinados cambios. Trabajamos también con ejercicios o sí, ejercicios o trabajo entre las sesiones. Es decir, necesitamos que la persona que acude a terapia tenga una actitud muy activa si realmente quiere cambiar su situación. Por supuesto. 

¿Los psicólogos sois gurús de la vida?

Jota: Mmmmm muy claro también. Otro mito que suele haber es si son los psicólogos gurús de la vida. 

Patricia: Pues no, tampoco, los psicólogos somos seres humanos y también pasamos por situaciones depresivas, tenemos ansiedad, padecemos estrés, tenemos problemas con nuestras parejas. Es decir, los psicólogos no tenemos una receta mágica de cómo vivir de manera feliz en absoluto. El malestar forma parte de la vida, seas psicólogo, médico o profesor, no? Entonces no somos gurús de la vida, no tenemos un mapa de instrucciones y tenemos nuestros propios problemas, así que tenemos derecho a ser humanos también. 

Jota: Menos mal, no? También. 

Patricia: Desde luego hay veces que se nos coloca una responsabilidad por parte de personas cercanas, estos comentarios de: ‘jo, pues menos mal que eres psicóloga’ o ‘como psicóloga deberías saber cómo gestionar esto’. Pues no, no siempre sé gestionar mi vida de la manera más correcta y no pasa nada. 

¿Los psicólogos analizáis a las personas que conocéis?

Jota: Otro mito que hay es que cuando estáis no en terapia sino en vuestra vida personal, cuando os presentáis a alguien y le decís que sois psicólogos, es que la gente piensa que les estáis analizando. ¿Estáis analizando todo el día a la gente cuando os encontráis por la calle y les ponéis etiquetas? 

Patricia: Esto sería como preguntarle a un matemático si va haciendo ecuaciones con los números de los coches, o a un médico si escucha alguien toser en el metro, ya empieza a pensar si puede ser covid o lo que sea, no? No, no vamos analizando y de hecho los psicólogos es que para analizar necesitamos tener información, no? Y esa información es proceso de varias sesiones. En terapia se necesita un contexto terapéutico como tal que no puede darse en una situación informal. Sí que es cierto que a lo mejor podemos tener bueno, tenemos el ojo clínico un poco entrenado, no? Quizás prestamos atención a lo mejor a algunos detalles que personas que no son psicólogas, pues a lo mejor no pongan tanto en valor, o tenemos más facilidad para encajar determinada información, cómo se puede explicar algún gesto, alguna conducta, pero no es con una intención de estar analizando, no? Es simplemente que nos fijamos más a lo mejor en esas cosas, como un arquitecto se fija más en la estructura de un edificio, pero sin hacerlo, con una intención de estar poniendo a prueba o de estar analizando al otro. 

¿Qué diferencia hay entre el consejo que te da un buen amigo y lo que te dice el psicólogo?

Jota: ¿Qué diferencia hay entre el consejo que te da un buen amigo y lo que te dice el psicólogo? 

Patricia: A veces no sé si lo has escuchado alguna vez, que muchos comentarios o gente que dice pues es que mi mejor psicólogo es el camarero del bar, o es mi peluquero o mi barbero. Bueno, pues no! Sin querer menospreciar los consejos y el apoyo fundamental, por supuesto, de un buen amigo, o de un familiar o de tu pareja. Pero es que los psicólogos no damos consejos, como decíamos antes, no decimos lo que la persona tiene que hacer. Además, en nuestra profesión es una ciencia, proviene de un marco científico que está basado en investigación, en modelos experimentados, en modelos probados, por decirlo así. Es decir, está todo estudiado, no decimos algo por decir, sino que detrás hay todo un sustento teórico que se ha puesto a prueba. Entonces cuando lo que te puede decir un amigo de lo que te puede decir un psicólogo va a ser completamente diferente, de naturalezas diferentes. Lo nuestro va a estar basado en un modelo científico y que está diseñado para ello. En cambio un amigo lo va a hacer desde un punto de vista más subjetivo de lo que cree que puede ser mejor para ti. Es decir, son procesos totalmente diferentes que pueden ser complementarios, pero que no son equiparables al final, son muchos años de estudio y de especialización como para que cualquier persona pueda denominarse a sí misma psicóloga, no? 

¿Cuál es la diferencia entre el psicólogo y el psiquiatra?

Jota: Efectivamente, ahí está muy bien tener el apoyo de tu entorno y que te aconsejen en las cosas que te pueden pasar en la vida. Pero efectivamente, no tiene nada que ver el comentario o el desahogo que puedas tener en un momento dado con una persona a la ayuda que te puede prestar el psicólogo. Luego hay mucha gente que confunde el psicólogo con el psiquiatra. Cuéntanos un poco qué diferencias hay para que rompamos un poco ese mito. 

Patricia: Pues los psiquiatras son médicos, ellos han tenido que usar la carrera de medicina, y luego, pues, la posterior especialidad en Psiquiatría. Los Psicólogos hemos estudiado Psicología, que es una carrera diferente de la Medicina y que por lo tanto el enfoque es muy diferente. Los Psiquiatras como médicos que son, pues digamos que utilizan un objeto de análisis diferente, estudian la química del cerebro, el cerebro a nivel más estructural, más de funcionamiento químico. En cambio, los Psicólogos, aunque podemos tener alguna noción de ello, sí que durante nuestra formación tenemos alguna asignatura más de la parte biológica o química del cerebro. Pero nuestro enfoque es diferente. Nosotros, nuestro objeto de estudio es la conducta es, bueno, pues lo que podemos observar de la persona. Entonces ya no sólo el objeto de estudio es un poquito diferente, sino que además la intervención en sí misma es diferente, es decir, tanto Psicólogo como Psiquiatra necesitamos conocer el problema, por eso los Psiquiatras también tienen sesiones con los pacientes, no? Sobre todo inicialmente, para conocer el problema en sí, la evolución del problema, el origen de dónde viene esto, no? Un Psiquiatra también necesita conocer todo esto, no? Lo que pasa es que el Psiquiatra, su forma de intervenir suele ser a través de las pautas de fármacos, de psicofármacos. El decidir si dada esa situación, es necesario que la persona empiece a tomar algún tipo de medicación o si no, y además hacen un seguimiento del tratamiento, porque hay veces que los fármacos pueden tener efectos secundarios, que tenemos que ver si son aptos para esa persona, etcétera. Entonces un Psiquiatra trabaja más desde esa parte más médica, más química del cerebro a través de fármacos. Sin embargo, los Psicólogos, por el contrario, no podemos recetar fármacos, sino que trabajamos desde otro enfoque, desde otro tipo de metodología, generando a través de pautas, generando cambios en la vida de esa persona, cosas que están más al alcance de esa persona, cosas que esa persona puede ir haciendo para lograr alcanzar los objetivos que se plantea en su vida. Entonces el objeto de estudio es un poquito diferente y la intervención es diferente, aunque hay veces que es necesario el trabajo en común, el trabajo paralelo entre Psicólogos y Psiquiatras, cuando las problemáticas se escapan un poco de nuestras manos como Psicólogos y necesitamos el apoyo de un fármaco, pues podemos contar con la ayuda de nuestros compañeros Psiquiatras. 

¿Si vas al psicólogo es porque estás loco?

Jota: Mmm. Que bien. Hay otro mito que pasa mucho y creo que ahora hay gente que piensa que si vas al psicólogo es que estás loco. 

Patricia: Ya, ya, ya. Sobre todo por suerte, este mito ya cada vez se tiene menos y menos mal. Pero sí que es cierto que nos ha acompañado durante mucho tiempo y que a día de hoy sí que hay algunas personas que cuando les dices que vas a terapia te miran un poco raro y piensan que le pasará. Bueno, es que al final qué es estar loco, no? Sin querer entrar en debates más, más profundos, más filosóficos. Pero es que al final el concepto de locura es algo que está totalmente anticuado, que es difícil de definir y de delimitar. Al Psicólogo puede ir cualquier persona que perciba que tiene alguna dificultad en su vida, que no tiene por qué estar vinculada a algo demasiado extraño o vinculado a ese concepto de locura, de tener alucinaciones, no tiene porque ser absolutamente nada de eso, sino simplemente algún malestar que le esté limitando en alguna de las áreas de su vida y que quiera trabajar de alguna manera, o que se proponga un objetivo de desarrollo personal también, sin que haya ninguna problemática claramente identificada. Yo puedo querer aprender, pues no lo sé, a mejorar mi relación con otras personas, a ser más coherente con mi forma de ver la vida, con mis propios valores y eso es desarrollo personal. Eso no tiene por qué partir desde ninguna dificultad, no? Entonces hay múltiples situaciones que pueden llevar a una persona a querer ir a terapia y que se alejan por completo de la concepción que podemos tener de locura, que ya digo que es bastante discutible. 

Jota: Mmm. Muy bien. No sé si hay algún otro mito que quieras desvelarnos ahora mismo o si lo dejamos por aquí porque nos has desvelado ya unos cuantos. 

Patricia: Ummm bueno, seguro que hay muchos más, pero se nos pueden ocurrir para otros encuentros. 

Jota: Genial, genial. Pues oye Patricia, muchísimas gracias. Me han encantado estos mitos que nos has desvelado. Espero que les haya gustado a todos los que nos escuchan y nos vemos en otro capítulo. 

Patricia: Perfecto Jota, que vaya muy bien. Un abrazo a todos. 

Jota: Un abrazo, Chau chau.

Patricia Martinez Psicóloga Online

Autor: Patricia Martínez

Psicóloga Psicóloga General Sanitaria con experiencia de trabajo en población infanto-juvenil y adulta.
Supervisora de casos y apoyo del equipo de POA.
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