Jota: Muy buenos días a todos, aquí estamos un día más para hablar sobre salud mental y estamos de nuevo con nuestra queridísima amiga Paula Massa, que es psicóloga experta en terapia online, con casi 20 años de experiencia trabajando en terapia, con más de cinco años haciendo terapia online y que es supervisora de casos y apoyo del equipo de Psicología Online Avanzada. Muy buenos días, Paula. ¿Cómo estás?
Paula: Buenos días, Jota, Encantada de estar contigo, como siempre.
Jota: Qué bien, qué bien, aquí otra semana más, otro martes más aquí hablando sobre salud mental. Y hoy vamos a traer un tema un poquito espinoso, creo yo, porque creo que es un poco complicado, pero ahora nos cuentas, a lo mejor estoy equivocado, pero bueno, se da una circunstancia que a veces nos encontramos con gente en nuestra vida, algún amigo o algún familiar, alguna persona que vemos o donde nosotros desde fuera percibimos que tiene algún problema, que podría mejorar su vida si acudiera a terapia e intentamos convencerle de que vaya al Psicólogo o a alguna terapia, y no siempre esto se hace de la forma correcta y no siempre la otra persona lo recibe de muy buena manera. Así que la idea es que hoy nos desvele si hay alguna forma de decirle de forma correcta a alguien que debe ir a terapia.
Paula: Como en todo, no existe esa fórmula correcta, por supuesto que no, es un tema delicado, es un tema sensible, pero sí que tenemos algunos puntos a tener en cuenta para poderlo hacer de la mejor manera posible.
¿Cómo plantear la cuestión de ir a terapia a una persona cercana a nosotros?
Jota: Claro. Pues si quieres podemos empezar por pensar ese primer acercamiento, cuando alguien piensa o se plantea que alguna persona cercana debe acudir a terapia, se lo debe de decir tal cual, debe planteárselo tranquilamente. ¿Qué debería hacer? ¿Cómo plantear esa cuestión? Así, de primeras.
Paula: Hay que tener en cuenta que para todo hay un momento y hay un lugar, con lo que, por tanto, hay que pensar bastante cuál es ese momento y cuál es ese lugar. Por supuesto, no es el momento más adecuado el decirle a alguien que consideras que debe de ir a terapia estando enfadados o en plena discusión, porque puede sonar a reproche e incluso se podría entender el ir a terapia casi casi como un castigo o como una venganza, cuando sin embargo entiendo que el que lo quiere proponer es más bien por todo lo contrario, porque tu amigo o esa persona a la que quieres te preocupa y quieres que esté bien. Entonces piensas que la mejor ayuda que puede recibir es esa, la de un profesional. Así que buscar el momento, buscar el lugar que sea un momento tranquilo, un momento en el que ambos estéis relajados, que se esté cómodos, que podamos estar quizá sentados, que es una mejor postura para la comunicación. Y como se trata de un tema sensible y delicado, yo recomendaría quizás prepararselo y valorar qué frases o qué expresiones vamos a utilizar, por dónde vamos a empezar para aconsejarle esto.
¿Debemos hacer la recomendación de ir a terapia independientemente de la problemática que exista?
Jota: Y esta recomendación se le debe hacer independientemente de la problemática que haya, quiero decir, no es lo mismo hacer esta recomendación a alguien que veamos triste, de bajón, con una depresión, que yo que sé otros motivos que se hagan pos algún acto raro o que nosotros pensemos que es raro. Es quizá la persona que está pensando que el otro debe ir a terapia, tampoco está acertado en esa idea que tiene.
Paula: Bueno, yo creo que ir a terapia es algo que se recomendaría absolutamente a todo el mundo. Lo que pasa es que no todo el mundo se lo puede permitir. Al fin y al cabo, es un lujo para algunos. Y sin embargo, creo que a todos nos viene muy bien ese sostén, el tener esa oportunidad para poder reflexionar, para poder conectar con nosotras mismas, con nosotros mismos, para poder hacer ese crecimiento personal, para trabajar el autoconocimiento, desarrollar nuestra inteligencia emocional. Entonces creo que nunca nos vamos a equivocar por recomendarle a alguien que vaya a terapia.
Jota: Eso es cierto, entiendo que sí, que es verdad. Pero entiendo que cuando le queremos recomendar a alguien que vaya a terapia es porque detectamos que hay algo.
Paula: Por algo muy concreto.
Jota: Que le pasa, o que hace, o que sucede, que no es por que a todo el mundo le venga bien, que efectivamente, a todos nos viene bien.
Paula: Sí, sería por algo muy concreto, de lo que nos debemos de asegurar muy mucho que le hemos proporcionado la escucha que esa persona ha necesitado a la hora de comentarnos su problema, que eso no tiene por qué significar que nos lo haya contado. Muchas veces precisamente queremos recomendar a alguien que vaya a terapia, pues porque no nos quiere contar algo. O quizás porque siempre nos está contando lo mismo y parece que no sale del bucle. Entonces, que por lo menos haya habido ese espacio de escucha proporcionado por nosotros, por la persona que recomienda la terapia, que haya proporcionado ese espacio de escucha, se haya utilizado o no, una vez sabe cuál es la problemática y llega un poco como a concretar un motivo de consulta, hacer su recomendación, en ese espacio, en ese lugar adecuado y como te decía, quizás preparándolo un poquito antes, con ciertas frases, esperando a lo mejor, empezando quizás por un: ‘porque te quiero mucho y me preocupo por ti. He notado que de un tiempo a esta parte estás muy enredado en este tema y parece que no avanzas, o no se te ve muy satisfecho o satisfecha con tu vida. Quizás te vendría bien la búsqueda de este apoyo, este acompañamiento.’ También es importante haber tenido en cuenta o tener en cuenta, vaya, tu experiencia previa. Probablemente la persona que recomienda terapia es porque ha pasado ella antes por terapia. Entonces ahí también le puede hablar un poco de su situación personal. ‘Yo pasé por terapia y me ayudó muchísimo y rompí quizás el prejuicio de pensar que una terapia era esto, cuando sin embargo me encontré con algo diferente que me ayudó a crecer, que me ayudó a aprender.’ Explicarle lo que para ti ha sido ese proceso, si te ha sido de ayuda y te ha sido productivo también ir a datos muy verídicos, datos muy evidentes que hoy por hoy a terapia ya no se acude por una enfermedad o por un trastorno, o porque se esté sufriendo una patología, no, eso ya es un prejuicio que por suerte cada vez se va superando. Pero todavía quedan como ciertos tabúes. Entonces, el explicar que hoy en día se acude a terapia porque simplemente estamos pasando por una circunstancia complicada en nuestra vida de la cual no sabemos muy bien cómo salir, no sabemos muy bien cómo resolver y no hay nada más inteligente que buscar ese apoyo y ese acompañamiento. Explicar que la objetividad de la terapia es precisamente lo que nos hace falta, porque tanto el que cuenta el problema a sus amigos, pues por el hecho de la protección, tener ese vínculo personal, ese vínculo emocional con a quién se lo cuentas, te puede limitar, te puede coartar un poco a la hora del desahogo, por ejemplo, hay ciertas cosas que no cuento, pues porque no quiero hacer sufrir a mi madre, a mi padre, a mi amigo, no? Cuando se lo cuento. Sin embargo, si se lo cuento a alguien neutro, alguien totalmente objetivo, con quien no tengo una vinculación personal, me va a ayudar mucho más. Y luego al revés, la persona que recibe eso que se le está contando obviamente te va a poder ayudar también mucho más desde la objetividad, porque va a ver un poco más la situación en perspectiva, la va a ver con mayor claridad, mientras que si hay una cierta vinculación personal, ya hay ahí un cierto condicionamiento, no? Hay como un tomar partido, no? Hay un sesgo a la hora de poder ayudar al otro.
¿Qué hacer si la respuesta a acudir a terapia es negativa?
Jota: Claro. Luego me imagino que el tema es delicado, porque si la persona que nosotros pensamos que tiene un problema que debería ir a terapia y no lo está haciendo, puede ser algo puntual, pero quizá es algo que no se plantea esa persona, no? No se lo está planteando, no lo valora como una opción. Quizás no está dispuesta, o a lo mejor no se lo había planteado y al abrirle esa posibilidad da el paso. ¿Qué debemos hacer dependiendo de la reacción que tenga la persona? ¿Qué hacemos si la respuesta es negativa y se niega en rotundo a ir a terapia?
Paula: Ir siempre con esa expectativa, puede pasar y no nos debe de frustrar. Es importante que eso lo tengamos muy en cuenta. Estamos haciendo una recomendación, estamos haciendo una sugerencia, pero no estamos exigiendo, no estamos obligando a que la persona vaya a terapia. Es muy importante que sepamos que no se puede ayudar al que no quiere ser ayudado. Y si esa persona en ese momento, aun a pesar de tu sugerencia y haberle abierto la idea, considera que no, que no está en un punto, que no tiene un motivo como para ir a terapia o que no se encuentra lo suficientemente receptivo y constructivo como para ir a una terapia. Entonces debemos de entenderlo, debemos de aceptarlo, no debemos de presionar y mucho menos frustrarnos. Hemos hecho una recomendación. Hemos hecho una sugerencia. Ahí queda. Ya eso, ya no depende de nosotros.
¿Si la respuesta a ir a terapia no es negativa, hay algo que podamos hacer para acompañarle?
Jota: Claro y en caso de que veamos cierta reticencia, pero no un no rotundo. ¿Hay alguna cosa que podamos, es bueno que hagamos un acompañamiento, ayudemos en la búsqueda y que demos ciertos pasos acompañando, o ya hay que dejar que tome la decisión y todo lo que necesite lo realice la persona?
Paula: Depende mucho, depende mucho de la persona. Pero si, este era un punto también importante a tener en cuenta. Cuando queremos recomendar a alguien que vaya a terapia, también es bueno tener algún recurso como sugerencia, yo conozco a un psicólogo, a una psicóloga que creo que congeniaría muy bien contigo y creo que te puede ayudar. También hay que informarle, por eso es importante el haber pasado por terapia antes a la hora de hacer esta recomendación, la importancia que tiene la construcción del vínculo terapéutico, que esto por muy buen profesional que seamos, no con todo el mundo conectas igual, no a todo el mundo le llegas de la misma manera. Que la persona que acude a terapia también se permita seleccionar. Oye que si has ido, has dado con alguien, tú pues eres una persona muy alegre, muy chistosa, que utiliza mucho el sentido del humor y resulta que te encuentras al otro lado de la mesa una persona muy seria, que sí que aparenta, muy buena profesional, pero que es demasiado estricta o demasiado rígida y no va contigo, no pasa nada, cambiamos. Date la oportunidad y explora quizás un poquito más en la manera de trabajar de esa persona, pero si ves que no va contigo, no hay ningún problema. Eso no significa que la terapia sea eso. Simplemente es que ha habido una cierta dificultad en la construcción de ese vínculo y con esa persona tú no congeniarías, no pasa nada, cambiamos. El poder plantearlo con esa flexibilidad también es una opción para poder estar más abierto a la posibilidad de acudir a terapia, no?
¿Cómo podríamos limar las posibles reacciones negativas a la propuesta de ir a terapia?
Jota: Claro, claro. Hay algo que se deba, porque estábamos antes de que piense un poco en cómo plantear que vaya a terapia, es contar tu experiencia previa si la has tenido y todo ese tipo de cosas para apoyar un poco el discurso. Pero, no puede la otra persona sentirse dañada, no? Si piensa que no necesita terapia, si a lo mejor tiene ciertos pensamientos, algún tabú con respecto a esto de acudir a terapia, en lo que comentabas antes de que hay gente que todavía lo asocia a una enfermedad y dice yo a mi, yo estoy bien, yo no estoy loco, yo no tengo que ir a terapia, que la reacción sea negativa, incluso que haya un enfrentamiento. ¿Cómo se podría limar esas posibles reacciones?
Paula: Empezando por el respeto. Respetar los miedos y las inseguridades de la persona, pero con mucha asertividad diciendo entiendo tu miedo, entiendo tu inseguridad, es normal que te dé miedo lo desconocido. Pero sin embargo, precisamente por eso, porque hablas desde el desconocimiento, porque en este sentido quizás, quizás no, seguramente, te estás equivocando, tienes una serie de prejuicios, tienes unos tabúes sobre la terapia que no son correctos. Y es muy importante si te enfrentas a ella que te des cuenta que todo eso no es verdad, que desmontes esa serie de ideas, no? Al final eso que te puede estar diciendo de yo no estoy enfermo, yo no estoy, es un mensaje que llega desde el desconocimiento, no? Entonces es importante desmontar eso. O sea entiendo tu miedo, entiendo tu inseguridad porque te enfrentas a algo que no conoces, pero precisamente por eso, porque no lo conoces. Y volvemos un poco a esos datos estadísticos, el 99,5% de los pacientes que acuden a mi consulta son personas muy sanas y diría además muy inteligentes, porque son personas que han detectado que hay algo en su vida que les está fallando o que simplemente no les está gustando y buscan ese apoyo y ese acompañamiento para ponerle solución. No hay nada más inteligente que eso.
Jota: Claro, claro. Y los argumentos que te pueden dar, porque se me ocurre que puede haber ciertos planteamientos que te haga esa persona cuando tú se lo recomiendas, que te diga tú estás peor o quién realmente necesita ir a terapia es no sé quien y no va, o ese tipo de cosas, de reacciones que puede tener y, que no tiene sentido, que puede que los dos necesiten ir a terapias y a lo mejor puede pasar.
Paula: Hay muchos psicólogos en el mundo nos podrían tratar absolutamente a todos, incluso los propios psicólogos necesitamos ser tratados, somos los primeros que necesitamos pasar por terapia. Claro que sí. Y no quita.
Jota: O alguna respuesta en plan ‘yo estoy feliz con mi locura, o a mi me hace esto muy feliz.’ No sé.
Paula: Vale, si estás feliz, lo respeto, claro que sí. Y insisto, o sea, no nos frustremos. Nosotros podemos ver bien claro que a esa persona la ayudaría un profesional y que le sería un buen apoyo. Pero si esa persona no tiene su demanda propia, nunca, nunca la terapia le va a ser efectiva, con lo que por tanto, desistamos de la idea. Hmmmm, no tenemos tampoco porque ya ponernos ahí una cruz y no volver a tocar el tema, de vez en cuando lo podemos seguir sugiriendo, lo podemos seguir proponiendo, pero siempre con la misma naturalidad, con la misma calma y en el mismo ambiente de seguridad y sin presión.
¿Que hacemos si la persona abandona la terapia al poco tiempo de haber empezado?
Jota: Y si detrás de todo este discurso, de haberlo planteado tal, a pesar de la reticencia que pueda haber, si da el paso y por fin acude a terapia y está yendo, ¿qué hacemos si abandona al poco de empezar?
Paula: Bueno, quizás no era el momento para efectivamente acudir a terapia. Quizás se sintió presionado o presionada, empujado por la sugerencia del otro. Lo recibió más como una exigencia o como una obligación. Quizás no tenía esa propia demanda que es tan necesaria, te decía, es que si no existe ese motivo propio por el que acudir a consulta, la terapia nunca va a ser efectiva. O quizás no ha dado con la persona adecuada, como te decía antes. No hemos establecido el vínculo conveniente, yo ahí recomendaría darse otra oportunidad, buscar otro profesional y probar con unos cuantos a ver qué pasa. Y además, el hecho de haber estado intentado o haber pasado por unas cuantas sesiones antes con un profesional también nos ayuda un poquito a nuestra elección. Es decir, se trata de analizar y decir por qué con esta persona quizás no he congeniado, igual me recordaba a alguien, igual había una característica en su manera de comportarse o en su actitud que no me gustara, que chocara conmigo. Voy a buscar entonces algo que no sea así. Darse la oportunidad, yo creo que también es muy importante, pero sobre todo preguntarse muy mucho si existe esa demanda propia, si existe su propio motivo de consulta, porque por mucho que te lo digan los demás, si tú no lo ves, no hay nada que hacer.
Jota: Claro. Bueno, por lo que nos has contado, los pasos básicos sería: no hacerlo en un momento de conflicto, planteárselo muy bien el discurso o el argumento que vas a dar y hacerlo desde el cariño, desde el respeto, y estar abierto a que la respuesta pueda ser negativa y que por ello tampoco debemos frustrarnos y simplemente dejarlo ahí. Creo que sería un poco el resumen de lo que podemos hacer, no? Los pasos que debemos dar en este sentido. Y bueno, al menos lo hemos intentado y si creíamos que era lo que la otra persona necesitaba, lo habremos hecho correctamente si no lo hemos conseguido pues, no sé si hay algo más que podamos hacer después de estos intentos.
Paula: Entendamos las excusas pues eso, como una manifestación del miedo en muchas ocasiones. Ay, es que no tengo tiempo, ay es que no me viene bien económicamente. Devolvérselo ahí un poquito más desde la interpretación del miedo. Entiendo que te dé miedo. Entiendo que no sabes lo que es. Entiendo que lo desconoces. Puedes tener ciertos prejuicios, puedes tener ciertos tabúes. Pero te invito a que pruebes a ver, simplemente probar, a ver qué pasa. Insistir un poquillo en eso, pero insistir eh, no exigir ni obligar. Y nunca, nunca frustrarse y mucho menos enfadarse. Muchas veces nos llega un amigo, nos cuenta un problema, le podemos recomendar que vaya a terapia y como no ha ido decimos ya no te quiero escuchar más, ya no me vuelvas a hablar de tu problema porque como no vas a terapia! No hombre, el rol del amigo sigue siendo el mismo y es el de estar ahí, dando tu apoyo, tu acompañamiento, tu escucha hasta donde puedas, por supuesto, eso ya es otro tema a tratar en otro podcast, Jota, cuando decir que no si no se encuentra uno preparado a escuchar los problemas de los demás.
Jota: Pues sí. Pues oye, Paula, muchísimas gracias por otro día más aquí hablando sobre salud mental y este tema delicado de cuando tenemos a alguien a quien le queremos recomendar que acuda a terapia y bueno, no sabemos un poco cómo enfocarlo. Nos has dado algunas claves y algunas pistas de cómo intentar hacerlo correctamente, así que espero que si estamos en ese caso hayamos tomado nota y nada. Muchísimas gracias. Y dentro de poquito estamos aquí otra vez hablando sobre salud mental.
Paula: Muchas gracias a ti, Jota.
Jota: Un saludo. Chao, chao.
Paula: Adiós