Jota: Muy buenos días a todos. Estamos aquí un día más para hablar sobre salud mental. Y de nuevo estamos con Paula Massa, que es Psicóloga experta en Terapia Online, con casi 20 años de experiencia haciendo terapia y más de seis años haciendo terapia online. Además, es supervisora de casos y apoyo del equipo de Psicología Online Avanzada. Muy buenos días, Paula. Cómo estás?
Paula: Encantada de estar aquí contigo, Jota.
Jota: Que bien, qué bien. Y además, hoy traes un tema que me interesa muchísimo. Ahora, cuando digamos que es, empecemos a hablar sobre sobre ello, pues no sé si lo entenderéis más, pero es una cosa que ocurre mucho en ciertos sectores. Y a mí este tema la verdad es que me apasiona y me apetece mucho que lo hablemos. Cuéntanos de qué vamos a hablar?
Paula: Pues vamos a hablar del síndrome del impostor y te resulta muy interesante y nos resulta muy interesante a todos, porque yo creo que es rara la persona que nunca haya pasado por él alguna vez, es algo por lo que yo creo que pasamos. Pasamos todos y en varias ocasiones a lo largo de nuestra vida.
¿Qué es el Síndrome del Impostor?
Jota: Sí, sí, efectivamente. Si quieres, porque puede que haya alguien que no lo entienda con este término, aunque lo esté sufriendo. Es muy interesante que nos explicaras qué es el síndrome del impostor.
Paula: Bueno, como su propio nombre indica, es un síndrome, con lo cual es un conjunto de síntomas. Pero realmente todos ellos engloban la sensación de no corresponder al lugar al que perteneces, en el sentido de no estar a la altura, es decir, no ser consciente de tu valía, de tus fortalezas y de tus conocimientos, a la hora de, por ejemplo, desempeñar un trabajo. Es principalmente ahí, en el ámbito del trabajo donde se da y muchas veces en situaciones en las que se ha alcanzado una meta, que se puede estar interpretando como un éxito relativo, pero un éxito y creer que no te lo mereces. Ese es el síndrome del impostor.
Jota: Fíjate. Efectivamente. Fíjate, a mi me ha pasado alguna vez a lo largo de mi vida, sobre todo, te diría en mi primera época laboral en la que yo me dediqué en cierta parte a la formación y claro, me tenía que enfrentar a enseñar cosas, además, en una época estuve dando formación a gente experta en ciertos productos, eran expertos en un área y yo tenía que formarles en ese producto. Yo representaba a la empresa que había creado ese producto y les formaba en algo en lo que ellos trabajaban a diario y la verdad es que era complicado mentalmente hacerse la idea de cómo explicarle el funcionamiento de un producto a un grupo de gente que se dedicaba a ello en su día a día.
Paula: Claro que se dedicaba directamente a la práctica, a ello.
Jota: Y bueno, bueno, imagino que es bastante habitual, el que gente simple, a lo mejor esté equivocado, a mi, yo lo asocio mucho a todo lo que es la parte formativa, al que tiene que enseñar algo a los demás, cuando pueden pensar que los otros pueden saber esas cosas que ya pueden tener ese conocimiento o que incluso que ellos no lo conocen todo, en mi caso a mi me pasaba, yo podía conocer el producto, pero pensaba que el público que tenía delante mía podía conocer todas esas cosas que yo les contaba, incluso con mayor profundidad. Y desde luego sabía que no lo conocía 100%, no lo conocía todo, aunque fuera por un detalle. Y es que yo teóricamente sí que me había formado bien, pero en la práctica, que era lo que ellos usaban, yo no lo conocía. Entonces ahí estaba mi síndrome del impostor.
Paula: Es bastante frecuente que se dé cuando nos enfrentamos por primera vez a las experiencias laborales, no? A nuestras primeras experiencias laborales, por ejemplo, en esos casos es muy frecuente que se dé el síndrome del impostor. De hecho, lo podemos encontrar en la literatura desde distintos términos. Se puede llamar el síndrome del impostor, el síndrome del fraude o el síndrome del intruso, incluso. Y es eso, la sensación de sentir que no te encuentras en el terreno que te corresponde, que no estás a la altura. Concretamente eso, que no estás a la altura. Bueno, pues es fácil de entender que esto pase, por ejemplo en nuestros primeros trabajos, pero luego pasa en otros muchos momentos de la vida y en determinados ámbitos. Por ejemplo, yo tengo muchos casos que llegan a consulta de personas que pertenecen al ámbito profesional del mundo digital, gente que trabaja de manera digital, emprendedores digitales especialmente, que si como dices, a lo mejor se dedican mucho a impartir conocimientos, a dar formación, pero no te creas que solamente pasa en esos casos y estas personas a veces pasa algo paradójico, que cuanto más éxito tienen, más llegan a sentir su síndrome del impostor. Por ejemplo, trabajos de estos que se deben al número de seguidores. Cuantos más seguidores tiene, más sienten que quizás están eso, fuera de donde les corresponde, que no están a la altura. Se sienten más inseguros y quizás más limitados a la hora de poder desempeñar su trabajo. Fíjate que curioso.
Jota: Claro, yo entiendo aquí que pueden haber ciertas cosas, cuando tú sabes que siempre va a haber gente que sepa más que tú o que haga mejor las cosas que tu en ciertas áreas. Entonces siempre puede haber una espinita de bueno, es que no me lo sé todo, es que yo no soy experto, el mayor experto de todo esto, y probablemente de ahí venga un poco la confusión de la gente, que tampoco es necesario en tu día a día que lo sepas todo o que seas el que más sabe para que tú puedas estar formando o haciendo ciertos trabajos en esa dirección.
Paula: Es que saberlo todo es imposible, no? Al final estaríamos pidiendo la perfección. Y este es un lema que utilizamos constantemente en terapia: la perfección no existe. La persona que sufre el síndrome del impostor, además le pasa algo. Y es que no es consciente de sus propias fortalezas, de las herramientas de las que dispone y de sus propias capacidades. Entonces, lo que le ocurre es que cosas que él considera muy normales, sin embargo, a otros les puede resultar de gran ayuda y él no es capaz de verlo, no es capaz de darse cuenta que eso, que en lo que tú te sientes tan cómodo que quizás estás utilizando en tu día a día y que te resulta muy fácil utilizar esa herramienta que tú tienes, sin embargo, para otros es de una gran validez.
Jota: Y novedoso.
Paula: Probablemente, claro.
Jota: Probablemente esa gente no lo conozca y sea algo que se enfrenta a ello por primera vez. Efectivamente, yo creo que la gente en este caso, lo que estabas comentando sobre este tipo de perfil de emprendedor, se fijan mucho en la gente que tiene por encima, que saben más que el, no? Que están pensando, es que normalmente claro, probablemente se estén intentando formar y desarrollar más en esas materias y sigan a gente que sabe más que ellos y se dan cuenta de que esa gente tiene mayor conocimiento que yo. Y no se dan cuenta de que a quién tienen que contentar es a los que le siguen a él, que probablemente sea gente que sabe menos que él. No es su público el que sabe más, su público es el que sabe menos, para tanto sea formativo para servicios o para el tema que sea.
Paula: Y esto es obvio, porque a no ser que seas un impostor, que verdaderamente lo seas, tienes conocimientos y tienes capacidades que para otros siempre, siempre van a ser válidas. Y eso es algo muy importante, principalmente a tener en cuenta para poder vencer este síndrome del impostor, que sin embargo, si lo dejamos crecer, puede convertirse en un límite muy importante y llevarnos a conductas auto boicoteadoras incluso para nosotros mismos en el desempeño de nuestro trabajo.
Jota: Fíjate. Y es que, hay una cosa y es que solamente hay una persona que sea la que más sabe sobre un tema del mundo, no? Los demás, todos, estarán por debajo de él. Y no puede ser que solo el máximo representante, el que más sabe de todo eso, sea el único con derecho a hablar sobre estos temas. Ni poner el límite en los diez primeros, por qué? Y entonces todos podemos aportar nuestro granito, efectivamente, a la persona correcta. No vamos a enseñar a uno que sabe mucho más que nosotros, pero siempre habrá una parte, un sector de gente a la que sí que podamos ayudar y a los que poder dirigirnos sin problemas.
Paula: No sé si ha lugar a debate en estos momentos, pero yo no sé si estoy muy de acuerdo con eso de que sólo haya una persona que sepa más sobre un determinado tema. Sí, tiene razón. Pero estableciendo un criterio muy concreto.
Jota: Efectivamente. Era por poner un límite.
Paula: Sí, sí. Por poner un límite, lo entiendo.
Jota: Claro que siempre habrá alguien que sepa más. Siempre habrá, efectivamente, como mucho, en todo caso, habrá un punto en el que llegas al máximo conocimiento.
Paula: Claro. Pero eso es tan hipotético, al final lo que lo que debemos de tener en cuenta es lo contrario, que al final todos somos complementarios.
Jota: Efectivamente.
Paula: Y que tú puedes saber mucho de algo sobre una determinada temática y yo puedo saber mucho de otro aspecto de esa misma temática. Y lo que tú me cuentes a mí. Yo puedo aprender de ti y tú podrás aprender de mí.
¿Cómo de habitual es el Síndrome del Impostor?
Jota: Efectivamente. Comentabas al principio, cuando arrancamos el episodio, que esto le pasaba a todo el mundo, que alguna vez había sufrido esto todo el mundo. No sé si es así de general. ¿Cómo de habitual es? ¿Es así, a todo el mundo le pasa, o puede haber gente que directamente se sienta cómoda y sepa o incluso asuma sus limitaciones, pero sabe que a quién se dirige, o sea cómo de verdad es este síndrome del impostor?
Paula: Vale, no me atrevería a hacer esa generalización tan arriesgada de todos, todos, todos hemos pasado alguna vez por esto. Puede haber determinadas personalidades que tengan características que hagan que no se pase por el síndrome del impostor. Pero como es algo que forma parte en principio mucho de la adaptación, hemos de tener en cuenta que entonces, en ese proceso adaptativo, en ese proceso de adaptarte a un nuevo trabajo, es bastante fácil que sufras al menos un poquito ese síndrome del impostor, de cuestionarte, de preguntarte si realmente estás donde te corresponde, si estás a la altura del lugar al que has llegado. Al principio decía lo del tema del éxito, a eso me refería. Generalmente nos pasa porque a lo mejor no nos pasa en el desempeño de un trabajo que consideramos fácil y que apenas apreciamos o valoremos mucho. Pero sí cuando ya tiene que ver un poquito con esos objetivos o esas metas que todos en algún momento nos habremos marcado. Sobre todo me estoy refiriendo al terreno de lo profesional, pero me atrevería a decir que también puede pasar en otros aspectos. Quién sabe, ya sería cuestión de ponerse a analizar un poquito más en meticulosidad. Yo creo que ahora en este podcast principalmente vamos a hablar de esto, del ámbito de lo profesional. Y sobre todo, me llama mucho la atención lo que está pasando en el terreno del profesional digital, que es donde se observa mucho.
Jota: Comentabas antes también que cuando tienes muchos seguidores podía causar mayor síndrome del impostor. Y yo entiendo aquí que, claro, cuando tienes una audiencia pequeña puedes pensar: bueno, creo que puede que a este número de gente, que son poquitos, pueda estar ayudándoles, pero si son muchos, siempre pensarás: hay gente, tanta gente aquí, que habrá muchos a los que a lo mejor no les esté aportando, o puede que sepa más, incluso puedes encontrarte comentarios negativos porque puede en miles de personas que haya alguna puntualmente que te pueda cuestionar ciertos puntos. Porque efectivamente, como decíamos antes, puede que haya alguien en concreto que sepa un poquito más que tú en una parte concreta del tema.
Paula: Claro, claro. Por eso se da mucho en este ámbito de lo digital, porque muchas veces no conoces a tu audiencia, no tienes el control sobre a quién estás llegando y a quién te estás dirigiendo. Y cuantos más seguidores tienes, pues todavía muchísimo más complicado de controlar eso. Esa falta de control, ya sabemos, y lo hemos hablado en varios podcast, que el ser humano es controlador por naturaleza. Esa falta de control te puede llevar a esta sensación de miedo. Al final, el síndrome del impostor también tiene esta característica, la del miedo, y es un miedo al fracaso. Y es un miedo, además, que en principio también tiene su función adaptativa, que, como otros miedos, procede incluso de nuestros ancestros en el tiempo del hombre de las cavernas, por ejemplo, pues quizás precisamente lo más adaptativo era no salirse mucho de tu zona de confort, era no hablar de cosas que no fueran ya conocidas, que ya no estuvieran dominadas. El salirte un poquito de la norma podía ser todo un riesgo, incluso un riesgo para tu propia supervivencia. Entonces, digamos que este miedo procede un poco de aquel entonces. Fíjate cuántos años lo venimos arrastrando, no? O sea que tiene un origen bastante biológico, lo podemos entender así y de ahí también, por tanto entendemos su funcionalidad.
Jota: Sí, voy a cambiar un poquito, porque se me estaba ocurriendo, hay una parte aquí que yo también he vivido y que creo que mucha gente ha podido vivir, que es cuando aprendes un idioma, cuando hablas otro idioma, y en ese proceso de aprendizaje hay un punto en el que puede que ya conozcas lo suficiente, pero no bastante. Puede que te estés perdiendo palabras en una conversación. Puede que tú no sepas expresarte 100%. Y durante ese proceso, a lo mejor en una conversación informal con una persona que no pasa nada porque te equivoques y tal, no es tan problemático, no te sientes como un impostor. Pero sí puede llegar un momento en el que haya ciertos momentos en los que sí tengas una conversación con alguien que ya no es de tu entorno, en el que te sientas un poco incómodo, quizá intentando hablar con otro idioma, puede que le pase a gente. Sobre todo si se enfrentan en el mundo laboral a hablar en otra lengua y ahí puedan sentirse como no me estoy enterando 100% de lo que me dice mi jefe, o no estoy entendiendo 100% lo que me dice un cliente, o yo no me estoy expresando 100% todo lo que yo quiero decir.
Paula: Claro, tiene que ver mucho con el dominio de la materia, no? Y es verdad que, paradójicamente, también cuanto más sabemos de un tema, más sabemos lo que no sabemos, más sabemos lo que desconocemos. Entonces, claro, ahí es bastante fácil entender que surjan las inseguridades y que surjan los miedos. Ahí me vuelvo a repetir otra vez con lo de lograr determinadas metas, alcanzar determinados objetivos que nos habíamos planteado, porque hemos llegado a ellos porque ya tenemos unos conocimientos, pero precisamente porque ya tenemos esos conocimientos, somos conscientes de los que nos faltan, y quizás estamos poniendo más el foco en esos, que no tanto en mis capacidades y mis herramientas por las que yo he llegado hasta aquí y por las que a mí se me ha valorado. Porque no sé si ahora viene a cuento, pero el tema de los halagos es algo muy importante que hay que saber aceptar, sobre todo para poder vencer y superar el síndrome del impostor.
Jota: Sí, efectivamente. Muchas veces nos fijamos más en los comentarios negativos y en lo que mira ha dicho que no sé esto, me ha dicho que estoy haciendo. Y no te das cuenta de que al lado hay otros 10, 15 comentarios que a lo mejor te están diciendo todo lo contrario, no? Que bien, cuánto me has ayudado, todo ese tipo de cosas. Me imagino que esto también da para un episodio psicológico, el como percibimos siempre más, con más fuerza un comentario negativo que diez positivos.
Paula: Si, cómo ponemos más el foco en lo negativo. Porque es algo que requiere de una solución, en un principio, no? Por ese afán controlador que tenemos. Y sin embargo lo positivo, bueno, pues está donde tiene que estar, ahí no le prestamos apenas atención, somos muy injustos.
¿Cómo se trabaja el Sindrome del Impostor en terapia?
Jota: Contabas que tienes casos que te llegan a terapia con este problema del síndrome del impostor. Cuéntanos cómo se trabaja esto en terapia.
Paula: Vale, hay unas características de personalidad en El síndrome del impostor bastante destacables que hacen que seamos más propensos a sufrir este síndrome. Estas características, por ejemplo, una de ellas es la tendencia a la autocrítica, ser muy exigentes con nosotros mismos y muy autocríticos, es por ejemplo uno de los elementos que más va a potenciar un síndrome del impostor. Trabajaríamos el tema de las críticas. Trabajaríamos la autocrítica, por supuesto que sí, pero con una toma de perspectiva. Por ejemplo, en esto nos podría ayudar el mindfulness o la meditación, tomar un poquito de perspectiva, salirnos afuera y poder ver con un poquito de objetividad esta situación en la que tanto nos estamos criticando. Pero al mismo tiempo, dejar entrar también a las críticas de otros, a las críticas de nuestra audiencia. Antes lo mencionabas, no? Que podemos tener, bueno, pues eso, críticas negativas por parte de las personas a las que nos estamos dirigiendo. Y también es importante saber discernir entre lo que es una crítica constructiva o no. Esto en el mundo digital pasa mucho, que hay críticas que no sirven absolutamente de nada. En la medida de lo posible es trabajar la tendencia a no personalizar y quedarme con aquello que me puede llevar a una construcción. Por ejemplo, si yo me dedico a hacer vídeos de YouTube porque soy youtuber, por ejemplo, y en uno de los comentarios me dicen que tengo una imagen de mierda, pues no es la mejor manera de decírmelo. Por supuesto que no, y está hecho el comentario de una forma muy agresiva, pero a lo mejor tengo que mirar un poco qué técnica estoy utilizando a la hora de mostrar esa imagen, no? Qué medios o que instrumentos quizás podría usar para dar una mejor imagen. Por ejemplo, no sé.
Jota: Puedes escuchar los comentarios y ver si hay algo que puedas aportar para mejorar ese detalle, pero no darle mayor importancia a un comentario en 300.
Paula: Claro, claro. Y sobre todo eso, el no personalizar es una parte muy importante. Luego hay que tener muy en cuenta la entrada de pensamientos irracionales y pensamientos negativos que tienen mucho que ver con esto, con el auto machaque, con la presión, con la exigencia hacia nosotros mismos. Entonces lo que haríamos en terapia sería trabajar lo que llamamos reestructuración cognitiva, es trabajar con esos pensamientos o bien deteniéndolos o cambiándolos y sobre todo confrontandolos con la realidad, que es esa mirada objetiva que te decía antes.
¿Hay mucha gente que acude a terapia por el Síndrome del Impostor?
Jota: Y, ¿hay una cantidad grande de gente que acude a terapia por este motivo?
Paula: Yo creo que sí. Concretamente hay personas que acuden con el motivo de consulta de estar sufriendo el síndrome del impostor. Obviamente ellos a lo mejor no saben que tiene esta etiqueta. Te manifiestan los síntomas, te cuentan los síntomas que están sufriendo, que están sintiendo y tú llegas a la conclusión de que están viviendo un síndrome del impostor. Como te decía antes, es bastante frecuente que lo suframos todos o prácticamente todos, porque forma parte también de la adaptación, por ejemplo, a un nuevo puesto de trabajo. Pero es importante también tomar medidas y cuanto antes mejor, porque pueden servir como prevención a no sufrirlo de una manera más crónica y de forma más generalizada. Por ejemplo, por ponernos un tiempo, y eso que en psicología no nos gusta mucho hablar de tiempos, porque cada uno tenemos nuestros tiempos, cada uno tenemos unos tiempos diferentes, quizá si lleva sufriendo el síndrome del impostor más de seis o siete meses ahí, indudablemente yo no dejaría de recomendarte que acudas a terapia.
Jota: Mmmm, esto es curioso porque conozco a gente que yo creo que lo siente siempre y eternamente en este síndrome del impostor, y siempre tienen esa sensación, no?
Paula: Como todo en terapia se mide un poco en función a lo limitante que te resulte, a lo adaptativo o desadaptativo que sea. Entonces, claro, si estas personas que dices que conoces, que han sufrido el síndrome del impostor o que lo están sufriendo constantemente, llegan a sentir un gran sufrimiento, desde luego son casos importantes por los que acudir a terapias.
Jota: No, simplemente es lo típico, de sentir esa sensación, pero no les limita, ni dejan de hacer ni aportar en su entorno.
Paula: Vale.
Jota: Te iba a preguntar antes de terminar que nos dieses algún consejo, que antes de cerrar te dirigieras a esa gente que puede estar sufriendo el síndrome del impostor y nos dieras algún consejo para sentirnos mejor durante este proceso.
Paula: Bueno, empezaría un poco por resumir esas características de la persona que principalmente sufre el síndrome del impostor, y es que es una persona con una altísima capacidad de autocrítica, que sin embargo tiene muy poquita tolerancia a los halagos, que es bueno, sí, bastante exigente consigo mismo y que, por tanto, como consecuencia de todo esto, puede llegar a sufrir inseguridades y al final, hasta ver mermada su autoestima. Entonces, el trabajo en terapia es un trabajo muy completo, porque en él vamos a trabajar los pensamientos irracionales que te llevan a creer que no eres capaz, que no estás donde te mereces. A trabajar el sentimiento de culpa, que aquí ya yo hago referencia al podcast que grabamos anteriormente sobre el sentimiento de culpa, porque aquí aparece la culpa un poco como consecuencia del hecho de pensar que no estás donde te mereces, por ejemplo. Trabajaríamos también mucho en terapia, es importante trabajar personalmente, incluso aunque no estés en terapia, la parte de tus fortalezas, el saber realmente de lo que eres capaz y no cuestionarte a ti mismo que esas fortalezas que tú tienes, sin embargo, a otros les pueden resultar de grandísima utilidad, aunque a ti no te resulte complicado el utilizarlas.
Jota: Me parece fundamental ese aspecto último que acabas de resaltar, de saber que todos al final, de una manera o de otra, tenemos mucho que aportar y que tenemos unas fortalezas y eso es lo importante.
Paula: Y al final, al final, pues algo que recomiendo mucho, siempre y desde distintos casos o motivos de consulta, trabajar el mindfulness y la meditación para la toma de perspectiva, en este caso. Para que seas capaz de salirte afuera y poder valorar tu situación con una mayor objetividad. Hacer un análisis bastante consciente y coherente del por qué estás ahí, cómo has llegado hasta ahí y si de verdad te lo mereces o no?
Jota: Muchísimas gracias, Paula por el capítulo de hoy. Me ha encantado saber un poquito más sobre todo esto, ya te decía que era un tema que a mí me interesa bastante. Aparte de darte las gracias quiero recordar a todo el mundo que si tienen alguna sugerencia o algo que comentarnos lo pueden hacer en podcast@psicologíaavanzada.es y ahí nos pueden llegar sus comentarios y sugerencias si quieren que hablemos de algo en concreto. Y nada, lo dicho, simplemente daros las gracias por otra semana, estar aquí y nos vemos en una semana.
Paula: Muchas gracias a ti, Jota.
Jota: Hasta luego.
Paula: Adiós.