¿Es el alcohol un depresor?

El alcohol puede producir efectos estimulantes, pero es un depresor. El alcohol afecta a tu sistema nervioso central (SNC), impactando en la forma en que tu cerebro se comunica con los nervios de tu cuerpo.

Los depresores afectan al neurotransmisor ácido gamma-aminobutírico (GABA), que ralentiza la actividad cerebral. Esto puede provocar efectos secundarios como relajación, somnolencia, dificultad para hablar, disminución de la inhibición y problemas de coordinación.

Además, beber alcohol rápidamente y en grandes cantidades es capaz de provocar síntomas más graves, como pérdida de memoria, coma e incluso la muerte.

¿Cuáles son los efectos secundarios comunes del consumo de alcohol?

Los efectos del alcohol dependen en gran medida de la cantidad y la rapidez con que bebas, junto con diversos factores como tu historial personal, la genética, el tamaño del cuerpo, el sexo, la tolerancia y otros factores clave.

Los efectos secundarios más comunes del consumo de alcohol son:

  • Presión arterial baja.
  • Pérdida de coordinación.
  • Dificultad para hablar.
  • Visión borrosa.
  • Dolor de cabeza.
  • Reducción del tiempo de reacción.
  • Náuseas.
  • Vómitos.
  • Mareos.
  • Deterioro del funcionamiento mental.
  • Respiración lenta.
  • La pérdida de la conciencia.
  • Falta de memoria.

El consumo prolongado de alcohol también está estrechamente relacionado con el cáncer y el suicidio.

Complicaciones

Los estudios han descubierto que los bebedores empedernidos, en comparación con los ligeros o los no bebedores, tienen más probabilidades de experimentar respuestas estimulantes y gratificantes del alcohol que efectos sedantes. Esto puede suponer un mayor riesgo de desarrollar un trastorno por consumo de alcohol (TCA).

El consumo de alcohol es dañino para todos, independientemente de la susceptibilidad al abuso o a la dependencia del alcohol. Por lo tanto, el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) recomienda evitar el consumo excesivo de alcohol, siempre que sea posible, incluyendo las borracheras, o el consumo de alcohol si se está embarazada o se es menor de 21 años.

El alcohol es responsable de más de 95.000 muertes al año. Esta cifra representa 261 muertes al día.

Si bien el consumo de alcohol te hace sentir bien, este cambia las sustancias químicas de tu cerebro y afecta a tus pensamientos y comportamientos.

A medida que aumenta la concentración de alcohol en sangre, también aumentan los riesgos. Abusar del alcohol no sólo puede dañar tu salud física y mental, también daña a las personas que te rodean, especialmente si tienes comportamientos de riesgo mientras estás bajo esta influencia, como conducir, tener relaciones sexuales sin protección o pelear.

Tratamiento

Independientemente de la gravedad de tu consumo de alcohol, la recuperación es posible. Cuando hables con un profesional de la salud mental, podrás determinar el plan de tratamiento que mejor se adapte a ti y a tu situación. Una opción de tratamiento es la terapia.

Hay diferentes tipos disponibles, como la terapia específica para el trauma, la terapia conductual dialéctica, la terapia cognitivo-conductual, así como la terapia individual, familiar o de grupo. Hay varios grupos de apoyo que también suelen ser de mucha ayuda en el proceso de recuperación.

Lo que funciona para ti puede no funcionar para otra persona, así que debes saber que hay programas alternativos disponibles. El alcohol afecta a cada persona de manera diferente.

Incluso si estás bebiendo la misma bebida alcohólica al mismo ritmo que otra persona, tus reacciones serán diferentes. Es importante recordar que el alcohol es un depresor, y puedes sufrir una sobredosis si bebes demasiado. El consumo excesivo de alcohol también puede perjudicar tus finanzas, tus relaciones y tu salud física y mental, por lo que es importante que busques atención profesional si se convierte en un problema.

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