8 maneras de sobrellevar las vacaciones de tu terapeuta

Los terapeutas son humanos y, de vez en cuando, necesitan descansar e ir de vacaciones. Muchos pacientes construyen una sólida relación con el terapeuta basada en la rutina y la seguridad de las sesiones periódicas; cuando ese horario es interrumpido, es normal que experimenten emociones difíciles o molestas.

Si tu terapeuta se va de vacaciones, de baja por paternidad o está fuera de la oficina por un tiempo prolongado, es una aberración al patrón que has establecido, y podría dejarte sin saber qué hacer a continuación.

Si tu terapeuta está fuera de la ciudad, aquí tienes varias ideas para sobrellevar la situación en su ausencia.

1. Aclarar de antemano las expectativas de las vacaciones

Al comenzar las sesiones con un nuevo terapeuta, es probable que te pregunte sobre tus expectativas de la terapia y lo que quieres obtener de la relación terapéutica. Este período de exploración abre la oportunidad de discutir las expectativas de las vacaciones o de crear un plan para los momentos en los que el terapeuta no esté disponible.

Aclarando de antemano las expectativas que tenéis los dos, puede que te sientas más preparado cuando llegue el momento de que tu terapeuta se vaya de vacaciones. Por ejemplo, cuando el calendario contemple unas vacaciones, podrías planear saltarte una o dos sesiones.

Si crees que necesitas consultar durante las vacaciones de tu terapeuta, pregunta si está disponible para una breve conversación por correo electrónico o por mensaje de texto.

Es posible que establezca pautas sobre el tipo de contacto y la frecuencia con la que está cómodo, y que fije las expectativas sobre si responderá o cuándo lo hará. Tu terapeuta también puede pedirte que colabores en un plan de seguridad en caso de que necesites apoyo emocional o surja una emergencia en su ausencia.

A veces, un terapeuta sustituto estará disponible para recibirte durante el tiempo de tu sesión normal para continuar con tu atención. La creación proactiva de un plan os da tanto a ti como a tu terapeuta una idea de cómo será cuando se tome unas vacaciones, y ayuda a facilitar la conversación con suficiente antelación.

2. Habla de cómo te sientes sobre la ausencia programada de tu terapeuta

Si se trata de unas vacaciones planificadas, el terapeuta suele comunicarte que va a estar fuera de la ciudad con antelación. Esto os da la oportunidad de prepararos juntos para su ausencia. A través del plan que creéis, conoceréis la logística de esta ausencia, pero, en el espíritu de la terapia, también considerad cómo os hace sentir.

Si la idea de que tu terapeuta esté fuera de la consulta durante un tiempo te hace sentir inseguro, asustado, preocupado, triste o abandonado, debes saber que estas reacciones son normales.

Tu terapeuta es una parte importante de tu rutina y una relación estable para ti. Al igual que otras relaciones significativas en tu vida, sentirás la diferencia (incluso si la ausencia fue planeada). Para las personas que luchan con problemas de apego, la pérdida puede parecer más aguda.

Hablar de cómo te sientes en las semanas previas a las vacaciones de tu terapeuta te da la oportunidad de trabajar esos sentimientos. Al hablar de cómo te sientes, tú y tu terapeuta procesaréis lo que significa la separación para ti, los casos de separación de tu historial y cómo te relacionas en general con la independencia.

“Compartir abierta y honestamente tus sentimientos es una buena práctica para construir la confianza en la relación y profundizar en tu comprensión personal.”

3. Escribe los posibles factores de estrés que podrán surgir y cómo los abordarás

En conversación con tu terapeuta o en tu propio tiempo, escribir los posibles factores de estrés que pueden surgir durante las vacaciones de tu terapeuta es otra forma de prepararte. A continuación, presentamos una serie de preguntas para guiar esta lluvia de ideas:

  • ¿Cómo llevo los cambios de rutina en el pasado?
  • ¿Qué planes tengo mientras mi terapeuta está de vacaciones?
  • ¿Los planes me causarán un estrés excesivo? ¿Qué tipo de planes suelen estresarme?
  • ¿Siento cierta resistencia a los planes que tengo para este periodo de tiempo?
  • ¿Qué dice esa resistencia sobre cómo me siento con respecto a mis planes?

Después de identificar los posibles factores de estrés que puedan surgir, piensa en cómo abordar esos factores de estrés. Si bien estos factores de estrés no ocurren, pensar en cómo podrías lidiar con ellos en caso de que aparezcan te da un plan tangible para seguir frente a la presión.

4. Revisa y refresca tus habilidades de afrontamiento

Mientras consideras los posibles factores de estrés y las emociones incómodas que podrían surgir durante las vacaciones de tu terapeuta, intenta hacer una lista de tus mecanismos de afrontamiento. ¿Qué recursos tienes en tu caja de herramientas de salud mental? ¿Qué haces para sentirte mejor cuando te sientes mal?

El hecho de que tu terapeuta esté fuera de la oficina te da la oportunidad de practicar estas habilidades de afrontamiento. También es beneficioso que practiques estas herramientas antes de su ausencia.

¿No estás seguro de qué habilidades de afrontamiento tienes? Es posible que no conozcas el nombre de estas habilidades, pero todos tenemos formas de calmarnos. Una vez que tengas una lista de lo que te ayuda cuando te sientes estresado o molesto, colócala en un lugar fácilmente accesible. Pégala en la pared, cuélgala en la nevera… en cualquier lugar que mires regularmente para recordarte que tienes la capacidad de ocuparte de tus sentimientos cuando se ponen difíciles.

5. Utiliza un diario para procesar los acontecimientos y las emociones

Uno de los grandes beneficios de las sesiones de terapia es que tu terapeuta te ayuda a ralentizar tus pensamientos y a procesar tus sentimientos. Llevar un diario terapéutico de forma activa tiene un efecto similar cuando no puedes procesar en la sesión o en tiempo real con tu terapeuta.

A continuación, te ofrecemos una serie de sugerencias para que empieces a escribir tu diario:

  • ¿Cómo me siento en este momento?
  • ¿Por qué estoy agradecido esta semana?
  • ¿De qué me siento orgulloso esta semana?
  • ¿Qué recuerdo me hace feliz?
  • ¿Cuáles son mis objetivos para la próxima semana? ¿Mes? ¿Año?
  • ¿Qué quiero contar a mi terapeuta cuando vuelva?

Escribir un diario es una forma estupenda de centrar tus pensamientos en torno a un tema determinado, o de dejar que fluyan libremente. Al igual que la terapia, escribir un diario es una forma de reflexionar sobre tus pensamientos. Al escribir tus pensamientos e ideas, puedes volver a ellos en el futuro. Incluso podrías llegar a hablar de ellas con tu terapeuta a la vuelta de las vacaciones.

6. Práctica un buen autocuidado

Tomar tiempo libre de la terapia es difícil, por eso es importante que te cuides bien en ausencia de tu terapeuta.

¿Qué significa para ti el autocuidado? El autocuidado es la práctica de hacer cosas que te aportan comodidad, salud, relajación o alegría. ¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre? ¿Qué te hace sentir fuerte, física y emocionalmente? Sea cual sea tu respuesta, reserva un tiempo durante tus vacaciones para hacer precisamente eso.

Si te sientes nervioso o molesto por el hecho de que tu terapeuta se tome un tiempo libre, ten compasión propia. Por ejemplo, si notas una mayor prevalencia de conversaciones negativas sobre ti, recuerda que este es un momento difícil para ti y que necesitas ser amable para superarlo.

7. Vuelve a lo básico: Hacer ejercicio, comer y dormir

Parte de la práctica de un buen autocuidado es permanecer físicamente sano. Esto significa practicar la tríada del bienestar físico: Hacer ejercicio en un grado que te resulte seguro y cómodo, comer comidas saludables que satisfagan tu apetito y dar prioridad a las noches de buen descanso.

“Al cuidar tu cuerpo, estás practicando el autocuidado físico. Estar sano físicamente te prepara para sentirte sano emocionalmente.”

Esta es una de las razones por las que la conexión mente-cuerpo se convierte a menudo en un foco de atención en la terapia. Determina cómo es una vida saludable para ti, y hazlo una prioridad.

8. Programa una actividad divertida o relajante durante tu sesión de terapia habitual

Cuando llegue la hora de tu sesión habitual de terapia, programa otra cosa para hacer, una actividad divertida o relajante que te dé algo que esperar. Si sueles tener ganas de reunirte con tu terapeuta (lo que suele ocurrir a la misma hora cada semana), sustituye la sesión por otra cosa que te entusiasme.

¿Te cuesta pensar en qué hacer? Aquí tienes unas cuantas para probar:

  • Dar un paseo por un parque cercano.
  • Ir a tomar un yogur helado o un granizado.
  • Hablar por teléfono con un amigo o familiar cercano.
  • Ver una película que llevas tiempo queriendo ver.
  • Ver los TikToks de animales que te hacen reír a carcajadas.

Planea un capricho como recibir un masaje, asistir a una clase de arte o cocinar tu comida favorita. Si dedicas el tiempo que normalmente pasas con tu terapeuta a hacer algo que te gusta, puede que no sientas su ausencia tan duramente. Por otra parte, el hecho de estar ocupado puede ayudarte a superar la ansiedad de separación existente o potencial.

Antes de que te des cuenta, tu terapeuta volverá de vacaciones y las sesiones normales continuarán. Con suerte, volverá recargado de sus vacaciones. En efecto, es preciso que el terapeuta se ocupe de él para poder seguir ayudando a otros.

Al final del día, consuélate con la idea de que los terapeutas también sufren ansiedad por separación.

Esta conexión funciona en dos direcciones, después de todo, muchos terapeutas echan de menos a los pacientes cuando se toman un tiempo libre, pero saben que el tiempo de inactividad es un elemento importante para practicar lo que enseñan a sus clientes.

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